El trastorno por déficit de atención en la infancia, adolescencia y la vida adulta

Autore: Dra. Felisa Elvira Delgado Moya
Pubblicato:
Editor: Leonor Santos Moreno

El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es uno de los trastornos infantiles con mayor protagonismo en nuestros tiempos. De etiología desconocida y que forma parte de la clasificación internacional de enfermedades desde el 2000 dentro del DSM_IV.

 

Se trata de un trastorno de conducta que tiene su continuidad en la vida adulta (DSM_V), cuyos primeros síntomas se sitúan antes de los 12 años y cuyos signos de incidencia pueden mostrarse bajo conductas disruptivas; que rompen el orden instaurado por el adulto de manera sistemática, o estar incluso ausente cuando se recibe recompensas positivas asociadas a comportamientos adaptativos. La prevalencia de TDAH en la etapa infantil está entre 5-7% y la población adulta alrededor del 4%

 

¿En qué consiste?

Se trata de un trastorno del neurodesarrollo, cuya manifestación se debe a una falta de autorregulación que dificultad el funcionamiento del cerebro y cuyas consecuencias llevan al malestar del individuo. Marcado por la intensidad de síntomas y repercusiones a nivel académico, social o familiar. Sus síntomas nucleares son la inatención o falta de atención, hiperactividad e impulsividad.

 

En el adulto, se produce una incapacidad para activar y controlar simultáneamente la atención focalizada, el iniciar y detener acciones, mantener la alerta y capacidad de esfuerzo de manera constante, así como el recuerdo de la memoria a corto plazo. La hiperactividad decrece, la impulsividad persiste al igual que la inatención.

 

Los síntomas nucleares del TDAH son la inatención o
falta de atención, hiperactividad e impulsividad

 

¿Cuáles son las principales causas y factores de riesgo asociados?

Entre los factores de riesgo, se diferencian:

  • Factores genéticos: en la defensa de la existencia de un patrón de herencia poligénica, es decir, la presencia de distintos genes que predisponen a la presentar TDAH entre un 70-80%.

Por otro lado, se habla de la presencia de alteraciones en los neurotransmisores cerebrales. La noradrenalina y la dopamina, en la corteza prefrontal y ganglios basales que están implicados en el control de algunas funciones como la inhibición de respuestas automáticas, la recompensa o la impulsividad.

  • Factores ambientales o adquiridos: que podrían interferir en el proceso de maduración cerebral tales como la exposición intrauterina al alcohol y nicotina, sensibilidad a algunos alimentos, exposición a metales pesados, problemas durante el parto (sufrimiento fetal, prematuridad…), alteraciones neurológicas (encefalitis, traumatismo craneal y déficits sensoriales), entre otros.

 

¿Cómo es el diagnóstico de TDAH?

Es básicamente clínico, basado en el historial de la sintomatología recogido en la entrevista clínica inicial donde se define la situación de estado. Asimismo, existen diferentes clasificaciones en salud mental de TDAH, de la Sociedad Americana de Psiquiatría (DSM_V) y la Organización Mundial de la Salud (CIE_11).

 

Para el diagnóstico no se necesitan exploraciones complementarias (analíticas, electroencefalogramas, pruebas de imagen cerebral…), sin petición médica y sólo si existe comorbilidad con otras enfermedades que puedan empeorar su estado y pronóstico. Entre las enfermedades que más comúnmente acompaña al TDAH, se encuentran:

  • Trastornos de ansiedad: 25% lo presenta de tipo inatento.
  • Trastorno afectivo (depresión): en las etapas tempranas se presenta a través de la irritabilidad, el cansancio y quejas de síntomas somáticos.

 

¿Qué opciones de tratamiento existen actualmente?

El tratamiento para el TDAH varía según las necesidades individuales de cada persona. En el caso del TDAH, los medicamentos estimulantes y la terapia conductual pueden ser efectivos.

 

Una intervención adecuada para un alumno con TDAH ha de tener en cuenta dos aspectos básicos: la sintomatología y su efecto que lleve al sujeto al deterioro del equilibrio personal, en sus relaciones sociales y en el rendimiento académico. Por lo tanto, se ha de establecer un tratamiento desde una perspectiva holística, teniendo en cuenta (Orjales, 2005):

  • Amortiguar la intensidad de los síntomas del TDAH, optimizando las pautas y entornos educativos.
  • Evitar el deterioro emocional y conductual.
  • Evitar la aparición de patología secundarias como el trastorno negativista desafiante o el trastorno disociativo.
  • Información al niño, adolescente, a los familiares y a los docentes.
  • Soporte psicopedagógico al contexto educativo.

Tratamiento psicológico; desarrollo del yo funcional que optimice la autoestima y competencias adaptadas a las capacidades y motorización cognitivas para conseguir la autorregulación.

*Tradotto con Google Translator. Preghiamo ci scusi per ogni imperfezione

Dra. Felisa Elvira Delgado Moya
Psicologia

*Tradotto con Google Translator. Preghiamo ci scusi per ogni imperfezione

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