¿Qué es exactamente una hernia discal lumbar?

Las vértebras de la columna vertebral están unidas entre sí por lo que se podría denominar como una “almohadilla”, conocida como disco intervertebral. Este disco está compuesto por un anillo fibroso y por un núcleo pulposo que mantiene la columna sujeta. Es cuando se produce una rotura del disco intervertebral que lo podemos llamar una hernia discal.

La causa exacta de la hernia discal ocurre cuando se rompe o se dilata el anillo fibroso que recubre el propio disco intervertebral. El núcleo pulposo o el anillo se desplaza, ocasionando síntomas de inflamación y compresión al entrar en contacto dirección con las raíces nerviosas.

¿Cuáles son los tipos de hernia discal lumbar más habituales?

La hernia discal extruida es la forma clásica de hernia discal, en la que el material del disco se desplaza hacia afuera del anillo fibroso y forma una protuberancia definida. En este caso, el anillo fibroso está roto o desgarrado, lo que permite que el núcleo pulposo se extienda hacia fuera y comprima los nervios cercanos.

Por otro lado, en el prolapso discal, el material del disco se desplaza hacia afuera pero el anillo fibroso todavía está intacto. En esta situación, el núcleo pulposo se extiende más allá de los límites del disco intervertebral. Es más común que la hernia discal y, aunque no suele producir síntomas, también puede causar dolor y otros síntomas si comprime o inflama los nervios cercanos.

Una extrusión puede estar contenida o no. La hernia discal no contenida es la que aparece cuando se rompe el ligamento vertebral común posterior provocando que los fragmentos del núcleo pulposo entren en contacto con el canal, lo que ocasiona una mayor compresión de la raíz.

¿Qué síntomas presenta una hernia discal lumbar?

La ciática suele ser uno de los síntomas más habituales asociados a la hernia discal. Un paciente que presente dolores parecidos a los calambres y a menudo con sensaciones de ardor alrededor de la sección inferior de la espalda y que se irradia por la pierna, presenta síntomas de ciática.

Si un paciente presentara, sin embargo, síntomas neurológicos, como la pérdida de control de los esfínteres o la pérdida de la función motora (que puede estar causada por una compresión radicular severa), significa entonces que son síntomas graves.

Diagnostico de la hernia discal

Hay una serie de pruebas que permiten certificar a través de diagnóstico si padecemos una hernia discal. Estas son:

• RMN en hernia discal: una de las mejores pruebas para detectar una hernia discal es una resonancia magnética. Para que el diagnóstico sea muy preciso, las imágenes que proporciona la resonancia pueden relacionarse directamente con los síntomas.
• Radiografía: Aunque a través de una radiografía convencional no se puede detectar lesiones como las hernias de disco, lo que sí pueden hacer es ayudarnos a descartar otro tipo de patologías que puedan aparecer, como la presencia de un tumor o posibles problemas de alineación de la columna.
• Tomografía computarizada: Otra herramienta que nos puede ayudar a detectar una hernia es un escáner de tomografía computarizada, que, a través de imágenes, podemos ver cómo tenemos la columna vertebral y las estructuras que la rodean.
• Mielografía: Consiste en la inyección de una sustancia de contraste antes de la tomografía, para evaluar la médula espinal y las raíces de los nervios, con lo que se puede detectar anomalías causadas por hernias.

¿Cuáles son las localizaciones de hernia discal lumbar más habituales?

• Hernia discal L4-L5

Probablemente uno de los tipos de hernia discal más comunes en personas mayores son los que aparecen en la región L4-L5. Este tipo de hernia discal afecta la zona lumbar principalmente y el dolor que lo acompaña suele irradiarse por la pierna.

• Hernia discal L5-S1

La hernia discal de los segmentos L5-S1 es la más frecuente en los menores de 45 años. Se caracteriza por la presencia de dolores en la parte superior del gemelo hasta el tobillo. Suele provocar dificultades al caminar y de pérdida de fuerza en los dedos de los pies.

¿Qué clase de ejercicios son los más recomendados para una mejor recuperación?

Principalmente, adquirir unos buenos hábitos y un estilo de vida saludable es fundamental para no solo recuperarnos mejor de una hernia discal, sino también para prevenir su aparición. A través de ejercicio físico adecuado a nuestras rutinas diarias podemos mejorar considerablemente nuestro diagnóstico.

Hay ciertos ejercicios de espalda, sin embargo, que nunca debemos hacer, ya que pueden ser perjudiciales para la recuperación de la espalda o incluso pueden llegar a empeorarla. Concretamente los ejercicios que no debemos hacer nunca son los de la naturaleza de las abdominales con rotación o las flexiones laterales con mancuernas, por ejemplo.

¿Cuáles son los tratamientos para la hernia discal?

A la hora de tratar la hernia discal es recomendable seguir con un tratamiento conservador, de una duración aproximadamente de entre dos y tres semanas. Este tipo de tratamientos, que son mínimamente invasivos, son realmente efectivos a la hora de reducir el dolor causado por la hernia discal.

• Las infiltraciones o bloqueados epidurales es un método de control del dolor de la ciática mucho más eficaz y rápido que un tratamiento oral convencional, y que permiten evitar los efectos secundarios de los antinflamatorios.
• La radiofrecuencia pulsada del ganglio de la raíz dorsal puede usarse para aminorar el dolor crónico, que puede ser notablemente difícil de tratar.
• Las nuevas técnicas intradiscales nos permiten, actuando directamente en la hernia, acelerar la recuperación de la hernia discal y hacerlo además de forma mucho menos agresiva que a través de la cirugía.

La opción de la cirugía siempre esta abierta, aunque deberá ser nuestro último recurso. Esto es así, porque durante una intervención de estas características, es posible que el cirujano tenga que extirpar parte o la totalidad del disco, lo que a su vez requiere la inserción de placas metálicas en la columna.

La cirugía de hernia discal es mejor para los casos en el que el dolor nos puede impedir caminar o mantenernos de pie, cuando perdemos el control de la vejiga o el colon o cuando exista un entumecimiento severo en la pierna. Por suerte, estos son una pequeña minoría de los casos, pues solo el 2% requieren cirugía.

Por último, el Doctor Calor Morales afirma que, en caso de sospecha de hernia discal lumbar por un paciente, es importante que consulte a un médico para que se realice un diagnóstico preciso. Existen nuevos tratamientos que pueden hacer que la recuperación sea más rápida y que evitan la necesidad de cirugía en la mayoría de casos.