Varices: más que un problema estético, una señal de alerta

Las varices son como esas venitas que se hacen notar en las piernas, esas que parecen un poco azuladas o marrones. A veces, incluso puedes tocarlas. No son muy amigas de la mayoría de nosotros, afectando a 7 de cada 10 personas, especialmente a mujeres y personas mayores.

Pero, ¿por qué aparecen? Resulta que las venas tienen un trabajo importante: llevar la sangre de vuelta al corazón. Pero a veces, esas venas se debilitan y sus válvulas no funcionan como deberían. Entonces, la sangre se queda atrapada en las piernas en lugar de subir al corazón, y eso, querido público, es lo que llamamos varices.

¿Cómo podemos prevenirlas?

Ahora bien, para prevenirlas, hay algunas cosas que puedes hacer. El ejercicio es clave, no te quedes sentado todo el día, ¡dales movimiento a esas piernas! Además, evita el sedentarismo y mantén un peso saludable. Y aquí va un consejo estrella: si usas medias de compresión, estarás un paso adelante en la lucha contra las varices.

Así que, en resumen, las varices son como esas venas rebeldes que se hinchan y se hacen notar en nuestras piernas. ¡Cuida tus piernas y mantente activo!

¿Cuáles son los factores de riesgo más comunes asociados con el desarrollo de varices y cómo pueden ser mitigados?

• Edad avanzada: a medida que envejecemos, aumenta la probabilidad de desarrollar varices. A los 50 años, el 41 % de las mujeres y al llegar a los 60 años, el 42 % de los hombres las sufren.
• Antecedentes familiares: las varices son un trastorno genético hereditario. Si tienes familiares con varices, tienes más probabilidades de padecerlas también. Si ambos padres las tienen, las probabilidades superan el 90 %.
• Sexo: las mujeres las padecen más que los hombres. Esto podría estar relacionado con factores hormonales.
• Obesidad y sobrepeso: las personas obesas tienen el doble de posibilidades de tener varices que las de peso normal. El sobrepeso aumenta la cantidad de sangre que llega a las piernas y dificulta su evacuación por las venas
• Estreñimiento: Hacer esfuerzos para defecar aumenta la presión dentro del abdomen y en las venas abdominales, lo que dificulta la salida de sangre de las piernas y, por tanto, incrementa el riesgo de padecer varices.
• Hormonas sexuales femeninas: estas hormonas tienden a debilitar las paredes y válvulas de las venas, lo que aumenta las probabilidades de desarrollar enfermedades venosas en las mujeres.
• Falta de ejercicio: la inactividad de los músculos de las piernas dificulta el flujo sanguíneo hacia el corazón, lo que puede contribuir a la aparición de varices.

¿Cuál es la relación entre el estilo de vida sedentario y el desarrollo de varices?

Imagina que tus venas son como tubitos que llevan la sangre de vuelta al corazón. Pero a veces, esas venas se debilitan y sus válvulas no funcionan bien. Entonces, la sangre se queda atrapada en las piernas en lugar de subir al corazón. Y eso, queridos amigos, es lo que llamamos varices.

Ahora, hablemos del sedentarismo, es cuando pasamos mucho tiempo sentados o acostados sin movernos mucho. Resulta que el sedentarismo es un enemigo de nuestras venas. ¿Por qué? Porque cuando estamos quietos, la sangre se estanca en las piernas, aumentando la presión en las venas, y eso puede debilitar las paredes venosas y facilitar la formación de varices.

¿Existen diferencias significativas en la prevalencia y tratamiento de las varices entre hombres y mujeres?

Pues, aunque se dice que es un asunto más de señoras, los caballeros también pueden ser parte del club de las venas varicosas. Aquí te cuento:

• Prevalencia: las varices son como los resfriados de las venas: afectan a todos. Sí, sí, también a los hombres. Aunque es cierto que las mujeres mayores suelen ser las más afectadas, los estudios dicen que los hombres también están entrando al juego. Entre el 30% y el 40% de los hombres de mediana edad tienen varices.
• Causas:
  • Genética: Si tus abuelos o tíos tenían varices, podrías heredarlas. Es como el ADN de las venas, pero menos emocionante.
  • Estilo de vida: El sedentarismo, la obesidad y pasar mucho tiempo de pie pueden ser como el Tinder para las varices. ¡Match!
  • Edad: Con los años, las venas se ponen más flojitas. Es como si dijeran: “¿Quién necesita fuerza? ¡Yo no!”
• Tratamiento: Si las varices dan síntomas y molestan, hay que actuar. Desde medias de compresión hasta procedimientos más avanzados, como la escleroterapia (que básicamente es como decirles a las venas: “¡Encógete!”). Y, por supuesto, no olvidemos el ejercicio. Mover las piernas es como darles un masajito a las venas.

Así que, en resumen, las varices no discriminan género. Todos podemos ser parte de este club venoso. ¡A cuidar esas piernas que deben durarnos sanas toda la vida! Ante cualquier duda es esencial consultar con un especialista en Angiología y cirugía vascular con experiencia.