La importancia de la Fisioterapia en las fracturas de escafoides

Escrito por: Víctor Margüenda Fernández
Publicado:
Editado por: Inés Acuña

El escafoides es un pequeño hueso ubicado en la muñeca, justo debajo del pulgar. Este es el hueso de la muñeca más vulnerable a fracturas. Generalmente, estas se suelen dar como consecuencia de un golpe directo sobre la muñeca, como podría ser una caída en la que se apoya todo el peso del cuerpo sobre la mano extendida.
 

¿Cuáles son los síntomas de una fractura de escafoides?

Las fracturas de escafoides presentan una sintomatología clara, que suele incluir:
 

  • Dolor en la muñeca.
  • Sensibilidad al tocar la zona.
  • Inmovilización o dificultad para mover el dedo pulgar o la muñeca.
  • Inflamación.
     
    La fractura de escafoides se produce por un golpe directo sobre la muñeca

 

¿Qué tipos de fracturas existen?

Existen varios criterios para clasificar las fracturas de escafoides, aunque los más frecuentes son el grado de desplazamiento y la ubicación de la lesión.
 

Por un lado, según el grado de desplazamiento, se distinguen dos tipos de fractura:
 

  • Fracturas inestables. Este tipo de fractura es más grave, puesto que implica que los huesos, además de romperse, se han desplazado, lo cual puede conducir a daños en los tejidos de alrededor.
  • Fracturas estables. En este segundo tipo, a pesar de existir una rotura, los huesos se mantienen alineados, no afectando a la anatomía circundante.
     

Por otro lado, si se tiene en cuenta la ubicación de la lesión, pueden diferenciarse tres tipos de fractura de escafoides:
 

  • Fractura distal. Este tipo es el más leve y, por tanto, el de más fácil recuperación.
  • Fractura media. Este es el tipo de fractura más común.
  • Fractura proximal. El tipo más grave, puesto que los síntomas afectan incluso al riego sanguíneo, lo cual puede dar lugar a una necrosis.

 

¿Cómo se tratan tradicionalmente estas fracturas?

La opción de tratamiento recomendada por los especialistas para la fractura de escafoides variará según el tiempo que haya pasado desde el incidente, la gravedad de la rotura y el tipo de fractura que sea.
 

En cualquier caso, el objetivo del tratamiento escogido siempre será recuperar la estabilidad ósea y evitar a toda costa que la rotura se desarrolle en condiciones más graves como una infección, una pseudoartrosis o una artrosis.
 

En concreto, existen dos métodos de tratamiento principales para las fracturas de escafoides:
 

  1. Tratamiento quirúrgico. Este procedimiento solo se aplica para fracturas inestables, es decir, desplazadas o también para aquellas que están tomando tiempo en consolidarse. La ventaja principal de esta opción es que disminuye la probabilidad de que el paciente sufra de pseudoartrosis. No obstante, aumenta el riesgo de daño nervioso, infección o rechazo del material. Asimismo, el procedimiento en sí consiste en la fijación de los fragmentos rotos del hueso a través de la aplicación de tornillos o injertos de hueso.
     
  2. Tratamiento conservador. Esta alternativa implica inmovilizar el dedo pulgar y la muñeca con ayuda de una férula o de yeso durante seis a doce semanas, dependiendo de la gravedad de la rotura. Durante esta etapa de inmovilización, es crucial hacer regularmente ejercicios fisioterapéuticos para el codo y los dedos y también llevar un control de la hinchazón y el dolor con ayuda de fármacos, si así lo recomienda el especialista.

 

¿Cuál es el papel de la Fisioterapia en una fractura de escafoides?

La Fisioterapia desempeña un papel vital en la rehabilitación de pacientes que han sufrido fracturas de escafoides, independientemente del enfoque de tratamiento. Generalmente, los especialistas en Fisioterapia abordan estos casos con cinco objetivos en mente:
 

  1. Deshacerse de la atrofia muscular y los demás efectos colaterales que la fractura ha tenido sobre los tejidos blandos colindantes.
  2. Reducir la afectación de la inmovilización.
  3. Evitar futuras complicaciones.
  4. Fomentar la consolidación ósea.
  5. Devolver la funcionalidad de la mano al paciente, así como su calidad de vida.
     

¿En qué consiste la recuperación con Fisioterapia para estas lesiones?

En la recuperación del paciente, existen tres fases, a través de las cuales la Fisioterapia trabaja para cumplir los objetivos anteriores. En este sentido, esta disciplina se adapta a las necesidades del paciente durante cada etapa:
 

  1. Fase inflamatoria. Durante las primeras semanas, el objetivo principal es tener bajo control el dolor y la hinchazón a través de técnicas como la electroterapia o el frío. Además, los ejercicios isométricos ayudarán, durante esta fase, a mantener la fuerza muscular sin necesidad de mover el hueso.
     
  2. Fase proliferativa. De la tercera a la sexta semana, el especialista se centrará en fomentar la formación de tejido óseo y mejorar la circulación de sangre en la zona a través de técnicas como la magnetoterapia y el calor. Además, para restaurar el rango de movimiento, pero evitando la sobrecarga ósea, se llevan a cabo ejercicios de movilización.
     
  3. Fase remodeladora. A partir de la sexta semana, se busca consolidar el hueso y recuperar completamente la funcionalidad normal de la zona. La terapia manual, las técnicas de inhibición-recuperación y las movilizaciones ayudan en este proceso, junto con ejercicios para aumentar la fuerza y resistencia muscular y los ejercicios de propiocepción, que mejoran el equilibrio y la coordinación.
     

El pronóstico de recuperación de las fracturas de escafoides varía según múltiples factores, incluyendo la gravedad y tipo de lesión. Además, también influye qué tipo de tratamiento se ha aplicado, cuánto se ha respetado dicho tratamiento y el tiempo que haya transcurrido desde la fractura. En base a estos factores, se estima que el tiempo promedio de recuperación es de 12 semanas, aunque este puede oscilar entre las 6 y las 24.
 

En líneas generales, casi todos los pacientes recuperan la movilidad y función del pulgar y la muñeca de forma completa. No obstante, en algunos casos, pueden aparecer secuelas como artrosis, dolor residual o rigidez articular.

Por Víctor Margüenda Fernández
Fisioterapia

Victor Margüenda Fernández es diplomado en Fisioterapia y ha cursado un máster en osteoarticular por la Universidad de la O.N.C.E. Cuenta con formación en las últimas técnicas de diagnóstico y tratamiento musculotendinoso y, además, es especialista en Fisioterapia invasiva ecoguiada con master oficial por el CEU, en el tratamiento de las patologias de la mano traumática y postquirúrgica ecografía musculoesquelética.

Actualmente, es Director de Fisioterapia en Hand Clinic Madrid.

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