Varices pélvicas: ¿qué son y cómo afectan a la calidad de vida?
Las varices pélvicas son una condición que afecta principalmente a mujeres y que, aunque es menos conocida que las varices en las piernas, puede causar molestias y, sobre todo, pueden impactar en la calidad de vida de las pacientes.
En este artículo, abordaremos las principales dudas que pueden surgir sobre las varices pélvicas, sus causas, síntomas y los tratamientos disponibles. También exploraremos cómo se diagnostican y cuál es el impacto que pueden tener en el bienestar general.
¿Qué son las varices pélvicas?
Las varices pélvicas son venas dilatadas que se encuentran en la región de la pelvis. Al igual que las varices en las piernas, estas venas son insuficientes, lo que significa que no logran llevar la sangre de vuelta al corazón de manera eficiente, causando acumulación de la misma en el área, lo que provoca las molestias.
Esta insuficiencia venosa en la pelvis puede llevar a una condición conocida como síndrome de congestión pélvica, conjunto de signos y síntomas provocadas por la insuficiencia venosa de dichas venas. Es importante comentar que la presencia de varices pélvicas únicamente será considerada importante en la medida que provoque signos o síntomas.
¿Por qué ocurren las varices pélvicas?
La causa principal de las varices pélvicas es la insuficiencia en las válvulas de las venas ováricas o pélvicas. Cuando estas válvulas no funcionan adecuadamente, la sangre se estanca y genera una dilatación venosa.
Algunos de los factores de riesgo incluyen:
- Embarazos múltiples: los cambios hormonales y el peso del útero durante el embarazo aumentan el riesgo de desarrollar insuficiencia venosa en la pelvis.
- Hormonas: la hormona progesterona, presente en altos niveles durante el embarazo, debilita las paredes de las venas, lo que facilita su dilatación.
- Factores genéticos: la predisposición familiar también juega un papel importante en la aparición de varices, incluidas las pélvicas.
- Estilo de vida y factores de riesgo: la falta de actividad física, el sobrepeso y otros factores de estilo de vida pueden contribuir a la insuficiencia venosa en la región pélvica.
¿Cuáles son los signos y síntomas de las varices pélvicas?
Los síntomas y los signos de las varices pélvicas suelen ser inespecíficos y podrían corresponder a muchas otras causas, pudiendo variar significativamente de persona a persona,. De hecho, es común que las pacientes lleven años quejándose de estas molestias hasta que algún profesional orienta correctamente su diagnóstico. Los síntomas y los signos suelen incluir:
- Dolor abdominal crónico: este dolor es comúnmente descrito como un dolor sordo o una sensación de presión en la parte baja del abdomen, que empeora al estar de pie por largos períodos o al final del día. El dolor también puede afectar a la región del periné, entre la vulva y el ano.
- Dolor durante las relaciones sexuales: también conocido como dispareunia, es un síntoma frecuente que afecta significativamente la calidad de vida de la paciente y puede afectar a la relación de pareja.
- Menstruaciones dolorosas: las mujeres con varices pélvicas suelen experimentar reglas dolorosas (dismenorrea) y con mayor intensidad (hipermenorrea).
- Aumento del dolor tras el ejercicio físico o el esfuerzo: cualquier actividad que aumente la presión en la región abdominal puede agravar el dolor.
- El principal signo es la presencia de varices visibles: en algunos casos, las varices pélvicas pueden causar dilatación visible de venas en zonas como los muslos, glúteos y región vulvar.
¿Cómo se diagnostican las varices pélvicas?
El diagnóstico de las varices pélvicas puede ser complicado, ya que los síntomas suelen confundirse con otros problemas ginecológicos o gastrointestinales.
Para confirmar la presencia de varices pélvicas, es común que los médicos utilicen:
- Anamnesis o interrogatorio clínico: el especialista pregunta sobre las características de los síntomas e interroga por otros que podrían estar relacionados.
- Exploración física: inspección de varices visibles en la zona pélvica, vulvar y en miembros inferiores.
- Ecografía Doppler: un examen no invasivo que permite visualizar las venas pélvicas y detectar si hay insuficiencia en el flujo sanguíneo. En algunas ocasiones se puede indicar la realización de una ecografía con sonda intravaginal y, en muchas ocasiones, es tu ginecólogo quien lo detecta durante su exploración.
- TAC o Resonancia Magnética (RM) con contraste: estos exámenes brindan imágenes detalladas que ayudan a observar el sistema venoso pélvico y sus posibles dilataciones. También puede detectar variantes anatómicas u otras situaciones asociadas, como el Síndrome del Cascanueces (Nutcracker en inglés) o el de May-Thurner.
- Flebografía: este es el examen más específico para diagnosticar varices pélvicas. Consiste en inyectar un contraste en las venas para observar directamente el flujo sanguíneo. Esta exploración permite, mediante catéteres específicos, medir presiones dentro de las venas y, en algunas ocasiones, realizar una ecografía intravascular (IVUS) para confirmar o rechazar el diagnóstico y decidir la estrategia. En algunas ocasiones, la flebografía diagnóstica puede dar paso al tratamiento en el mismo acto.
¿Qué tratamientos existen para las varices pélvicas?
Existen varias opciones de tratamiento para las varices pélvicas, que pueden variar según la gravedad de los síntomas y las preferencias del paciente. Entre las alternativas disponibles, encontramos:
- Medicación
En algunos casos, se recetan medicamentos venotónicos, que ayudan a fortalecer las paredes venosas y reducir los síntomas de insuficiencia venosa. Sin embargo, la medicación no elimina las varices, y suele usarse como apoyo para mejorar los síntomas. Estas medicaciones tampoco previenen su aparición ni evitan la progresión a lo largo del tiempo.
- Escleroterapia
Este tratamiento consiste en inyectar una sustancia directamente en las venas afectadas, lo que causa una irritación que hace que las venas colapsen y se cierren. Es una opción efectiva para casos leves a moderados, y en los casos en los que las venas sean accesibles a una punción superficial o guiada por ecografía. Se suele utilizar espuma y es habitual que se necesiten varias sesiones.
- Embolización venosa
La embolización es un tratamiento mínimamente invasivo que se realiza en un quirófano o una sala de radiología. Para su realización se realiza una flebografía (contraste dentro de la vena) mediante un catéter y, por este mismo, se insertan pequeñas partículas o espirales que bloquean las venas dilatadas, frecuentemente complementadas con espuma.
La embolización es una opción muy efectiva y con un tiempo de recuperación corto, permitiendo al paciente regresar a sus actividades en poco tiempo. Puede haber algo de dolor en el postoperatorio inmediato por la inflamación de las venas, que se controlan con antiinflamatorios y analgésicos.
- Cirugía
En casos severos, puede considerarse la cirugía para eliminar las venas afectadas. Este enfoque es más invasivo y generalmente se reserva para situaciones en las que otros tratamientos no han sido efectivos o cuando hay una gran cantidad de venas afectadas.
- Otros métodos
En los casos en los que existan otras alteraciones asociadas, por ejemplo un May-Thurner o un Nutcracker, se pueden plantear otras opciones más complejas, como la implantación de un stent o la realización de un bypass de las venas abdominales. Estos tratamientos se reservan para los casos más graves e invalidantes.
¿Qué complicaciones pueden surgir si no se tratan las varices pélvicas?
Si las varices pélvicas no se tratan adecuadamente, pueden tener un impacto significativo en la calidad de vida de la persona. Los síntomas pueden intensificarse con el tiempo, limitando las actividades diarias y afectando aspectos como la vida laboral, social y afectiva.
En algunos casos, la falta de tratamiento también puede derivar en complicaciones como:
- Dolor crónico incapacitante.
- Problemas sexuales debido al dolor.
- Ansiedad y estrés asociados con el dolor constante.
¿Es posible prevenir las varices pélvicas?
Aunque no siempre es posible prevenir las varices pélvicas, algunos cambios en el estilo de vida pueden ayudar a reducir el riesgo o disminuir los síntomas.
Mantener un peso saludable, realizar ejercicio físico regularmente y evitar el sedentarismo son estrategias que pueden ayudar a mejorar el flujo sanguíneo. También es aconsejable evitar el estreñimiento crónico, ya que el esfuerzo importante y continuado al defecar puede sobrecargar la circulación venosa abdominal y pélvica.
Además, evitar el uso prolongado de anticonceptivos hormonales también podría ser beneficioso en personas con antecedentes familiares de varices.
¿A quién debo consultar si sospecho que presento una congestión pélvica?
Si tienes duda, consulta a tu médico de familia o a tu ginecólogo. Si éstos te confirman la sospecha o ves estás convencida de que lo sufres, consulta con un Angiólogo y Cirujano Vascular especializado en estos casos y que trabaje en un centro con la tecnología necesaria para un correcto diagnóstico y un tratamiento adecuado.