Tratamientos para la psoriasis según su origen

Escrito por:

Dra. Marta García Bustinduy

Dermatóloga

Publicado el: 09/03/2017
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La psoriasis es una enfermedad genética que puede aparecer sin antecedentes manifiestos en la familia. Se puede desencadenar a raíz de situaciones estresantes, traumatismos o infecciones, además de aparecer como reacción a algunos medicamentos o a la cirugía. Estos mismos factores pueden agravarla una vez que ya ha aparecido.

 

¿En qué consiste la psoriasis?

Existen dos tipos de psoriasis. Por un lado, la que aparece durante la infancia o la juventud. Suele ser más extensa y se asocia a otros problemas como la inflamación de las articulaciones, el aumento del colesterol y los triglicéridos, las grasas de la sangre, el azúcar, el aumento de la tensión arterial y una arteriosclerosis más temprana, así como el riesgo de infarto de miocardio y accidentes cerebro-vasculares. También se asocia a la ansiedad y a la depresión, debido a las dificultades sociales que produce.

El segundo tipo, menos severo, suele aparecer en personas mayores de 50 años. Es más leve, localizada y no suele asociarse a otros trastornos.

 

Síntomas de psoriasis

Los signos que manifiesta la psoriasis suelen aparecer en forma de rojeces y escamas blancas en los codos, las rodillas, el cuero cabelludo y el tronco. También puede alterar las uñas y los pliegues del cuerpo como las axilas o las ingles, además de la zona genital.

 

¿La psoriasis es contagiosa?

No se trata de una enfermedad contagiosa, pero su presencia en zonas visibles hace que muchos pacientes padezcan el rechazo de la sociedad, incluso en el entorno laboral. Eso puede tener efectos graves en su vida personal.

 

¿Se puede tratar?

A pesar de ser una enfermedad que no se puede prevenir, se han desarrollado muchos medicamentos para hacer que remitan sus efectos. Los más recientes son los denominados fármacos biológicos, que se han creado para el correcto control de la enfermedad.

Para las formas más leves y localizadas, lo indicado es utilizar productos de aplicación tópica, sobre los que se han realizado grandes avances mejorando su absorción y facilidad de aplicación.

Para los pacientes con formas más extensas existen fármacos a modo de pastillas o inyectables muy eficaces, y con efectos secundarios fácilmente controlables si se realiza un seguimiento por parte del dermatólogo.

Los niños que presentan lesiones tienen diversas posibilidades de tratamiento, distintas a las de los adultos. Se trata sobre todo de medicación que puede aplicarse sobre la piel o que debe ser ingerida. En los casos más graves la medicación puede ser inyectada.

Los medicamentos gozan de la financiación del Servicio Nacional de la Salud. Si bien es cierto que las cremas hidratantes, los champús o los geles no están cubiertos, en España el sistema de salud público apoya a los usuarios para que puedan costearse los medicamentos, cuyo precio puede ascender a más de mil euros. Las aseguradoras privadas también financian estos tratamientos si el dermatólogo informa de la necesidad de su uso.

En cualquier caso es fundamental consultar al dermatólogo cuanto antes, para lograr un diagnóstico correcto. Es importante aplicar las medidas necesarias para no empeorar los síntomas. Es por esto que se recomienda llevar una vida sana y realizar ejercicio moderado, alimentarse correctamente y evitar el tabaco o el alcohol.

También es necesario concienciar a la sociedad de que se trata de una enfermedad frecuente, que afecta al 2.3% de la población española. Pero que, aunque no se contagia, causa grandes problemas a los pacientes, sobre todo por la falta de información en la población, que causa grandes dificultades en las relaciones sociales de los enfermos.

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