Trastorno afectivo estacional

Escrito por:

Dra. María Soledad Humbert Escario

Psiquiatra

Publicado el: 12/12/2016
Editado por: Noelia Pino García


El otoño es una estación que afecta a la salud, ya sea por los resfriados, el empeoramiento de los reumatismos o la tristeza estacional. Los especialistas en Psiquiatría hablan de Trastorno Afectivo Estacional, más comúnmente conocido como depresión estacional.

 

Trastorno Afectivo Estacional: factores de riesgo

En la aparición de la depresión estacional influyen tanto factores psicológicos como biológicos.

Respecto a los factores psicológicos, la llegada del otoño implica un cambio en el quehacer diario. El final del verano, del Sol radiante, de las vacaciones, la vuelta a la rutina… todo ello hace que las actividades al aire libre se reduzcan. Hay muchas personas a las que esto les resiente. Sin embargo, no podemos llamarlo depresión sino cuadros de levísimos y subsindrómicos de escasa relevancia.

Por otro lado, en cuanto a los factores biológicos influyen el clima y las horas de Sol. El frío, por ejemplo, no afecta de ninguna forma significativa a los síntomas depresivos. Sin embargo, sí es cierto que muchos pacientes con cuadros depresivos presentan una gran intolerancia al frío. Esto se debe a que presentan una disregulación de la temperatura corporal.

La variación de horas de luz solar sí afecta a los trastornos afectivos, especialmente a la depresión. No obstante, es importante aclarar que la depresión no es una sola entidad clínica, sino que es un grupo de enfermedades con síntomas comunes pero diferentes entre sí. Por ello es necesario distinguir entre:

Empeoramiento de pacientes afectos de Trastorno Depresivo Mayor o de Trastorno Bipolar. Entre un 20 y un 25% de los pacientes que ya padecen un cuadro depresivo en sus formas graves empeoran durante el cambio estacional en otoño. Pacientes que presentan Trastorno Afectivo Estacional. Los pacientes con este trastorno se encuentra bien y con un estado de ánimo normal durante la mayor parte del año. Pero, durante el período invernal, se encuentran con dificultades para su buen funcionamiento: les cuesta levantarse, tienen molestias gástricas, un aumento del apetito, tienen poca energía y dificultades de atención y concentración, rehuyendo también el contacto social.

 

¿A quién afecta el Trastorno Afectivo Estacional?

El Trastorno Afectivo Estacional puede aparecer en la edad adulta temprana, a partir de los 20 años. Como todos los síndromes depresivos, es más frecuente en las mujeres. Se presenta habitualmente en regiones de alta latitud del hemisferio norte, habiéndose encontrado tasas de casi hasta un 10% de la población en países como Finlandia. Si se compara con regiones que presentan un estado soleado, como por ejemplo Florida donde la incidencia es de un 1,5% de la población afectada, es evidente la influencia de la luz.

En España, el Trastorno Afectivo Estacional grave es muy poco frecuente, posiblemente por el gran número de horas de Sol durante todo el año con un alto grado de luminosidad. Si aparecen síntomas de este tipo de depresión, éstos son muy leves y transitorios. Otro asunto es el de aquellas personas que sufriendo un Trastorno Depresivo Mayor experimenten un empeoramiento de su curso clínico.

 

Tratamiento del Trastorno Afectivo Estacional

Los pacientes que ya sufren Trastorno Afectivo, ya sea depresión o trastorno bipolar, es vital que en esta época del año sean especialmente cuidadosos con su tratamiento. Al menor indicio de encontrarse peor, es importante que acudan a su psiquiatra para reevaluar y ajustar el tratamiento. Cuando se trata de un Trastorno Afectivo Estacional, lo mejor es estar alerta a la evolución de las sensaciones que produce. Si además el paciente sufre fatiga, tiene sueño durante el día, está triste y aislado… es el momento de consulta a un médico. Será el especialista quien establezca la causa y si es necesario tratarlo según la dolencia y las peculiaridades de cada uno.

Hay dos consejos que pueden ayudar en el tratamiento del Trastorno Afectivo Estacional:

Consumo de una dieta equilibrada que aporte las suficientes vitaminas y omega-3. Realizar ejercicio físico al aire libre, un simple paseo, durante las horas de luz diurna.
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