Terapias complementarias en el tratamiento para el Parkinson

Escrito por:

Dra. Àngels Bayés Rusiñol

Neuróloga

Publicado el: 11/10/2016
Editado por: Noelia Pino García


Las terapias complementarias se prescriben a menudo en el tratamiento del Parkinson y otras enfermedades neurodegenerativas, aunque no se dispone de una guía clara y consensuada sobre la metodología a seguir.

Existe, no obstante, evidencia creciente de que el tratamiento debe ser integral y multidisciplinar. También debe contemplar de forma holística todos los aspectos que repercuten en el estado de salud del paciente. Una vez obtenido un correcto diagnóstico de la enfermedad y encauzado el tratamiento farmacológico, deben valorarse:

el funcionalismo motor las deficiencias comunicativas la capacidad para realizar las actividades de la vida diaria el estado cognitivo y psicológico la calidad de vida el estado nutricional

Para aplicar las terapias complementarias correctamente, se deben tener en cuenta las circunstancias particulares de cada paciente y descartar posibles contraindicaciones.

En el caso del parkinson, los especialistas en Neurología recomiendan:

Realizar el tratamiento en fase on, que es el momento de mejor control de los síntomas motores, porque la medicación está haciendo efecto. Evitar la fatiga e introducir descansos siempre que sea necesario. Utilizar ejercicios y estrategias flexibles, adaptadas a las necesidades de cada paciente. Los cambios en el estilo de vida pueden contribuir a veces a prevenir o atenuar la severidad de las alteraciones. También puede resultar beneficioso beneficioso mantener una vida social activa, mejorar la calidad del sueño y reducir el estrés.

Todas las terapias complementarias tiene como objetivo principal la mejora de la calidad de vida del afectado, contribuyendo a su independencia y reintegración a la vida social y familiar.

Por un lado, la fisioterapia pretende mejorar la capacidad física en general, a través de ejercicios de musculación, posturales, de la marcha, movilidad fina o equilibrio, entre otros.

Mediante la logopedia, los pacientes toman conciencia de sus dificultades comunicativas y aprendan técnicas y estrategias que mejoren la inteligibilidad del discurso. Esta especialidad también previene y trata los trastornos de deglución.

La terapia ocupacional, por su lado, promueve la readaptación del paciente para acceder a la máxima autonomía en su entorno. Tiene como objetivo reeducar con el fin de mejorar las funciones deficitarias, readaptar mediante el desarrollo de las capacidades residuales y aconsejar al afectado y a su entorno familiar sobre soluciones prácticas para favorecer la integración de la persona en su medio.

El diagnóstico produce un impacto en los pacientes y familiares, y la adaptación a los cambios no es fácil. El asesoramiento psicológico puede mejorar el bienestar del paciente, disminuir el malestar emocional del cuidador informal, fomentar la autonomía personal y normalizar las diferentes áreas vitales.

El objetivo principal de la rehabilitación cognitiva es desarrollar estrategias que mejoren el déficit cognitivo dentro de un plan rehabilitador integral. Éste puede iniciarse con el entrenamiento de funciones cognitivas y finalizar con la resolución de problemas. La estimulación cognitiva promueve la plasticidad cerebral, facilita el crecimiento neuronal e induce la reorganización funcional.

Por último, también conviene destacar las terapias intensivas. Existe, no obstante, evidencia creciente de que el tratamiento debe ser integral y multidisciplinar. Publicaciones muy recientes demuestran que si además es intensivo, los beneficios pueden durar varios meses.

 

 

 

Pide cita con un especialista