Tasas de éxito de la técnica por ondas de choque

Escrito por:

Dra. Karin Freitag

Reumatóloga

Publicado el: 04/01/2017
Editado por: Anna Raventós Rodríguez


Cuando cualquier movimiento, por pequeño que sea, nos produce dolor, nos cambia hasta el carácter. Ahora, sin embargo, disponemos de un nuevo tratamiento no quirúrgico que está consiguiendo rescatar del sufrimiento a muchos pacientes con tendinitis y otros problemas musculoesqueléticos que no encontraban alivio en los antiinflamatorios, las infiltraciones o la fisioterapia.

 

¿Es la técnica de las ondas de choque parecida a la de la litotricia?

Se trata de la misma técnica pero adaptada a patologías musculoesqueléticas. La terapia con ondas de choque la ideó un ingeniero de la empresa aeronáutica estadounidense Dornier. Él dedujo que lo que producía los orificios que aparecían en las alas de aviones que volaban a velocidad del sonido eran ondas de alta energía en contacto con las gotitas de agua de la atmósfera. De esa conclusión nacieron en los 80 las ondas de choque (ondas sónicas de alta energía focalizadas) para destruir los cálculos renales. Ahora, estas ondas han salido del territorio de los urólogos y se emplean en reumatología y en traumatología.

 

¿Qué aplicaciones tienen las ondas de choque?

Los reumatólogos podemos utilizar las ondas de choque en caso de tendinitis crónicas (de hombro, de codo, de rodilla, de talón de Aquiles, fascitis plantar) y pseudoartrosis (dolor por fracturas mal consolidadas). En general, en cualquier problema musculoesquelético doloroso que no responda a los tratamientos conservadores.

¿Qué ventajas presentan las ondas de choque?

Al aplicarse externamente, las ondas de choque carecen de los riesgos de la cirugía, que no siempre logra los resultados deseados. Está técnica, la ESWT, no precisa de fármacos ni tiene efectos secundarios; permite reiniciar pronto, incluso el mismo día, las actividades cotidianas. Y lo más importante, tiene tasas de éxito muy altas.

 

¿Qué tasas de éxito presentan las ondas de choque?

Evidencias científicas, realizadas hace unos meses en los EE.UU. con el aparato Epos Ultra Dornier –el más avanzado y fiable, y el que empleamos en esta consulta– ha demostrado que puede reducir el dolor de las fascitis plantares (inflamación del tejido que une el talón con los dedos de los) en un 92% de los casos. Eso es muchísimo más que cualquier otro tratamiento, sea quirúrgico o no quirúrgico. Actualmente hay varias investigaciones en curso sobre la eficacia en otras tendinitis. Concretamente, en mi consulta tengo documentados éxitos del 90% al 100% en tendinitis de hombro, de codo, de talón de Aquiles, de rodilla y de fascitis plantar, entre otras. Sin embargo, esta técnica no siempre se aplica bien. Este hecho disminuye las tasas de éxito generales y reduce las probabilidades de que la terapia sea incluida en la Seguridad Social.

 

¿Qué significa que no se aplican bien?

Aplicar bien la técnica de las ondas de choque significa que: por un lado, el aparato debe ser altamente fiable, y por otro, hay que dirigir las ondas de choque a la zona dañada, no a una “zona aproximada”. Para que la focalización sea exacta, hay que utilizar una ecografía. Ahora estamos escuchando hablar de centros que ofrecen tratamientos a bajo coste. Pero cuando investigas, ves que utilizan aparatos menos avanzados y con prestaciones muy inferiores, sin ecografía y con procedimientos subjetivos de focalización; por ejemplo, el biofeedback o la propia percepción del paciente. Evidentemente, esto conlleva que las tasas de éxito mediante esta aplicación sean mucho más bajas. Por este motivo, los profesionales que nos dedicamos a esta técnica no dejamos de aprender e investigar en esta especialidad.

 

¿Cómo consiguen eliminar el dolor las ondas de choque?

Las ondas de choque producen cambios en la permeabilidad celular, que conllevan un efecto analgésico y metabólico. Pueden reabsorber depósitos cálcicos e, incluso, estimular la osificación en fracturas que tardan en consolidar, en lo que se conoce como pseudoartrosis. En estos casos utilizamos ondas de choque a muy alta energía, con el objetivo de romper la superficie ósea, promover la creación de vasos sanguíneos nuevos y hacer que éstos estimulen la formación de nuevo hueso.

 

En general, ¿cuántas sesiones de ondas de choque son necesarias?

Nosotros damos tres sesiones, dejando una semana de margen entre ellas. Pocas veces es necesaria una cuarta. Pasado un mes hacemos un control, pedimos al paciente que sitúe su dolor y valoramos la recuperación del arco de movilidad. Si todo está bien, lo citamos a los tres meses para control ecográfico. Si durante este tiempo el paciente se ha incorporado totalmente a sus actividades, damos el problema por resuelto.

 

Teniendo en cuenta que a veces las tendinitis se resuelven solas, ¿cómo sabemos cuándo conviene aplicar ondas de choque?

Cuando la tendinitis no mejora a pesar del tratamiento, estamos ante una patología crónica, que puede derivar en una degeneración de los tejidos. Hasta hace poco, la única solución para muchos era la cirugía, pero ahora las ondas de choque tienen mejor pronóstico.

 

¿Qué pacientes son los mejores candidatos a las ondas de choque?

Uno con patología musculoesquelética dolorosa que dura más de 6 meses y que haya intentado las terapias convencionales sin éxito, porque para evitar el dolor estará forzando otros músculos y articulaciones, generando daños adicionales cuya única solución podría ser la cirugía.

 

¿Qué contraindicaciones tienen las ondas de choque?

Las ondas de choque están contraindicadas en embarazadas, portadores de marcapasos, pacientes con infecciones activas o con tumores en la zona a tratar y personas que toman anticoagulantes.

 

¿Es el precio de las ondas de choque otro gran obstáculo para disfrutar de sus beneficios?

Cualquier cirugía es mucho más cara que el tratamiento de ondas de choque, por no citar los inconvenientes que conlleva para el paciente. Para conseguir que la Seguridad Social incluya esta técnica serían necesarias investigaciones que demuestren su rentabilidad, por ejemplo, en concepto de ahorro en cirugías, fisioterapia o uso crónico de antiinflamatorios, así como las complicaciones de la utilización prolongada de éstos.

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