¿Qué es la abfracción dental y cómo tratarla?
La abfracción dental es un tipo de desgaste que afecta la estructura del diente, causando una pérdida progresiva del esmalte. Se manifiesta como pequeñas hendiduras con forma de cuña en la base de la corona dental, cerca del cuello del diente.
Este desgaste expone las capas internas del diente, como la dentina, lo que puede generar sensibilidad dental e incluso infecciones si no se aborda a tiempo. Identificar este problema desde las primeras etapas es fundamental para evitar complicaciones mayores y aplicar tratamientos efectivos y poco invasivos.
¿En qué se diferencia la abfracción de la abrasión dental?
Aunque ambos términos se refieren a tipos de desgaste dental, presentan diferencias significativas tanto en su origen como en su apariencia:
- Abrasión dental: Este desgaste ocurre por el contacto de los dientes con sustancias abrasivas o un cepillado excesivamente agresivo. Se caracteriza por la aparición de surcos de tonalidad amarillenta o marrón en la superficie del esmalte.
- Abfracción dental: En contraste, este desgaste es causado por las fuerzas biomecánicas derivadas de la masticación o el bruxismo. Se presenta como cavidades profundas y estrechas con bordes afilados, que adelgazan el esmalte, especialmente en la zona de la corona dental.
Causas de la abfracción dental
El esmalte dental, aunque es una de las estructuras más resistentes del cuerpo, puede desgastarse cuando se somete a presiones excesivas y desiguales. Estas fuerzas pueden hacer que el cuello del diente se flexione ligeramente, provocando microfracturas en la superficie del esmalte.
Con el tiempo, estas fracturas se agrandan y forman las características hendiduras de la abfracción. Las principales causas incluyen:
- Maloclusiones dentales: Problemas en la alineación de los dientes que generan una distribución desigual de las fuerzas masticatorias. Esto produce una sobrecarga en ciertos dientes, favoreciendo el desgaste. Este fenómeno también puede aparecer con prótesis dentales mal ajustadas.
- Bruxismo: El hábito de apretar o rechinar los dientes, especialmente durante la noche o en situaciones de estrés, ejerce una presión excesiva que incrementa el riesgo de abfracción.
Tratamientos para la abfracción dental
El tratamiento depende de la causa subyacente y del grado de desgaste que presente cada paciente. Las opciones más comunes incluyen:
- Corrección de maloclusiones: Si el desgaste se debe a problemas de alineación dental, es necesario un tratamiento de ortodoncia para equilibrar la mordida y evitar que el problema avance.
- Control del bruxismo: En los casos de bruxismo, se recomienda el uso de férulas de descarga para proteger los dientes y relajar la musculatura mandibular. Esto minimiza el desgaste continuo y previene nuevas lesiones.
- Reparación de los daños existentes: Para restaurar los dientes ya afectados en desgastes leves, se emplean reconstrucciones de composite. Para casos moderados o graves, se pueden usar carillas de cerámica o composite en los dientes frontales. Finalmente, en dientes posteriores, se opta por incrustaciones o fundas dentales de cerámica para recuperar la funcionalidad y estética.
Recomendaciones finales
La abfracción dental no solo afecta la estética de los dientes, sino también su salud general. Por eso, es crucial consultar a un dentista ante los primeros signos de desgaste o sensibilidad. Los avances en planificación digital y técnicas mínimamente invasivas permiten tratamientos precisos, eficaces y estéticos, asegurando una recuperación confiable y duradera.
Si notas signos de desgaste dental o sientes molestias, no dudes en acudir a un especialista para evaluar tu caso y establecer un plan de tratamiento personalizado.