Medicamentos para respirar mejor

Escrito por:

Dr. Joaquín Lamela López

Neumólogo

Publicado el: 07/11/2019
Editado por: Alicia Arévalo


Las enfermedades neumológicas agudas más frecuentes que pueden causar dificultad respiratoria podrían dividirse en tres categorías:

Infecciones: neumonía, gripe, bronquitis aguda, etcétera. Enfermedades pulmonares vasculares: tromboembolia pulmonar. Pleurales: neumotórax, derrame pleural.

En todos estos trastornos el mejor tratamiento de la dificultad respiratoria es diagnosticar primero correctamente la enfermedad, y tratarla después. Los tratamientos que se suelen prescribir en cada patología son:

Las neumonías se tratan con antibióticos. En el caso de la bronquitis aguda y la gripe no está indicado el tratamiento antibiótico porque están causadas por virus; solo deben utilizarse tratamientos sintomáticos de la fiebre y/o dolor. La tromboembolia pulmonar se trata con anticoagulantes (heparina y anticoagulantes orales). El neumotórax se aborda mediante un drenaje torácico o tratamiento conservador (seguir la evolución clínica y radiológica). El derrame pleural con drenaje del líquido pleural y tratamiento de la causa que lo produce.
  La neumonía o la gripe son enfermedades agudas que pueden causar dificultad respiratoria.
 


Por otro lado, las enfermedades crónicas que causan más frecuentemente dificultad respiratoria son la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) tabáquica, el asma, la fibrosis pulmonar y el cáncer de pulmón.

La enfermedad pulmonar obstructiva crónica tabáquica: el mejor tratamiento de la dificultad respiratoria en esta enfermedad es dejar de fumar, si el paciente aún fuma, reducir el peso corporal y caminar. También se utilizan broncodilatadores (espráis) de forma regular o “a demanda” si el paciente nota mejoría de la dificultad respiratoria. La única medida que influye en la evolución inexorable de esta enfermedad es dejar de fumar. El tratamiento de la dificultad respiratoria en el asma es con broncodilatadores y corticoides. En el asma agudizada se utilizan los broncodilatadores por inhalación o nebulización y los corticoides por vía oral o parenteral. En el asma crónica se utilizan fundamentalmente los corticoides inhalados (espráis) asociados o no a broncodilatadores de acción prolongada. La fibrosis pulmonar incluye varios tipos de enfermedades y alguna de ellas, como es el caso de la neumonitis intersticial inespecífica, puede responder al tratamiento con corticoides.
 

Uso de los medicamentos

Antibióticos: Antes de tomar un antibiótico es conveniente consultar con el médico el diagnóstico de su enfermedad. Los antibióticos están indicados en las infecciones pulmonares o neumonías, pero en los casos de resfriados o catarros nasales, bronquitis agudas, y gripes no se deben tomar. Antitusígenos: En el síndrome tusígeno de vías respiratorias altas se pueden utilizar antihistamínicos de primera generación; su efecto beneficioso no es en la infección sino causando somnolencia y disminuyendo la tos tan molesta. La codeína o dextrometorfano pueden tener algún efecto antitusígeno actuando a nivel del sistema nervioso central. Expectorantes y mucolíticos: Nunca se ha podido demostrar de una forma científica que estos medicamentos beneficien la expectoración. El mejor expectorante es la tos, y los broncodilatadores inhalados pueden favorecerla. Tampoco se ha demostrado que beber mucha agua sea más beneficioso que beber “a demanda”, según la sed que uno tenga, para facilitar y aumentar la expectoración.
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