Lo que hay que saber sobre las lesiones en el golf

Escrito por:

Dr. Luís Gallego Burguillo

Traumatólogo

Publicado el: 31/01/2017
Editado por: Ester Izquierdo Romagosa


La práctica regular del golf presenta muchos beneficios para la salud y mejora la calidad de vida, ya que es un ejercicio aeróbico que se practica al aire libre y que modifica positivamente la salud cardiovascular y cerebrovascular:

 

El recorrido andando es de 5-8 km, que significa un gasto de unas 400-500 calorías cargando con los palos o de unas 300 calorías si se empuja el carrito. El swing (serie de movimientos que se realizan para dar a la bola con el palo) hace ejercitar tanto la potencia muscular como la puntería, por lo que trabaja tanto la fuerza como la coordinación, siendo esto último beneficioso para el cerebro.

No obstante, este deporte también conlleva riesgos de lesiones que hay que tener en cuenta. Aunque puede pensarse que es difícil lesionarse practicando golf, hay que tener en cuenta que es un deporte que exige varias contracciones musculares para producir movimientos complejos: en el swing, se necesita activar más de 60 músculos y numerosas articulaciones y se puede llegar a una velocidad de más de 150 km/h en menos de 20 décimas de segundo al darle a la bola. Todo este proceso supone un esfuerzo que, si no se lleva a cabo adecuadamente, puede producirse una lesión aguda o una lesión por sobreuso.

¿Cuándo y cómo se producen las lesiones en el golf?

En la primera fase del swing, se suele producir una hiperextensión de los brazos al final del balanceo, de modo que puede desencadenar en epitrocleítis (”codo de golfista") o epicondilitis ("codo de tenista").

Otra lesión que se puede producir es una sobrecarga de la musculatura lumbar o de la charnela lumbosacra. Esto se debe a una rotación y desrotación sobre la columna lumbar cuya fuerza puede dañar la musculatura paravertebral, los ligamentos vertebrales, las articulaciones facetarias o los discos intervertebrales.

En la fase final del backswing (acción de tirar el palo hacia atrás para coger impulso), muchas personas elevan demasiado los brazos, de modo que se comprimen los tendones del manguito rotador del hombro bajo en hueso del acromion, pudiendo dañarlos si se repite el movimiento.

Si el palo golpea el suelo por error y no se sujeta el palo correctamente al intentar dar a la bola, se pueden producir lesiones en la muñeca, sobre todo en el hueso ganchoso, y distensión o desgarro en la musculatura “core” (lumbar, abdominal, caderas y estabilizadora escapular) si no está tonificada correctamente.

Finalmente, en la fase final del swing se desacelera progresivamente el movimiento, lo que puede dañar los tendones del hombro derecho o de la columna dorsolumbar o producir una sobrecarga de tobillo y rodilla.

 

¿Cómo se pueden prevenir las lesiones en el golf?

Es importante seguir los siguientes consejos del traumatólogo para evitar lesionarse al jugar al golf:

 

Someterse a un examen médico previo para valorar los puntos susceptibles de padecer una lesión y tratarla. Las principales zonas a tener en cuenta son los hombros y los codos y la espalda en la zona lumbar. Corregir la técnica para minimizar el riesgo de lesión causada por sobreesfuerzos bruscos y repetidos. Practicar deportes aeróbicos (correr, nadar, andar, ir en bicicleta, etc.) para estar en buena forma. Calentar antes de empezar a jugar. Primero, hacer ejercicios de movilización de todo el cuerpo, empezando por la zona cervical y acabando por los tobillos. Después hacer movimientos específicos del swing aumentando progresivamente la velocidad y, si es posible, con palos cada vez más largos, lo que estimula la memoria muscular y mejora el rendimiento.
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