Hernia inguinal: síntomas y tratamiento

Escrito por:

Dr. David Dávila Dorta

Cirujano general

Publicado el: 15/01/2016
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La Hernia Inguinal es una patología relativamente común. Sin embargo, conviene que sea estudiada de forma personalizada para asegurar un buen diagnóstico y tratamiento, ya que de eso dependerá el éxito de su recuperación.

La Hernia Inguinal es un problema frecuente que, en general, puede aparecer a cualquier edad, con un crecimiento unas veces lento y otras más rápido, que acabará limitando su actividad laboral, familiar y personal: su bienestar. 
 

Síntomas de la Hernia Inguinal 

Casi siempre el paciente notará un “bulto” en una ingle, o en ambas, molesto o progresivamente doloroso, aunque también puede aparecer de forma inadvertida. Sin embargo, tal como afirman los expertos en Cirugía General, algunas presentan síntomas inguinales sin observar “bulto” (hernia “oculta”). Y, ocasionalmente, el dolor o la molestia –con o sin el bulto inguinal– puede estar motivado por otras alteraciones (digestivas, traumatológicas, urológicas, etc.) que precisarán de una evaluación clínica más específica para asegurarle el diagnóstico. 
En cualquiera de los casos conviene que el caso sea estudiado por un cirujano experto en pared abdominal para que le establezca un diagnóstico de seguridad y, al mismo tiempo, le explique de forma personalizada la solución más adecuada y de menor riesgo, fundamentada en criterios científicos y experiencia personal acumulada: la hernia no se cura si no se opera. Son muy escasas las hernias que, por necesidad (riesgo muy elevado) o por decisión del paciente podrían no operarse. En estos casos le conviene ser informado de los pros y contras, que el cirujano le explicará de forma sencilla y razonada sin olvidar los posibles riesgos. 

 

Tratamiento de la Hernia Inguinal

Para tratar la hernia inguinal se han empleado numerosas técnicas, como para el resto de hernias de la pared o la hernias hiatales. Sin embargo, actualmente se han limitado a las demostradamente efectivas: 
- Unas se operan por cirugía abierta, mediante anestesia local+sedación, o regional, o general con mascarilla laríngea y, excepcionalmente, con anestesia general clásica. 
- Otras se operan por laparoscopia o endoscopia (casi siempre con anestesia general). 
Las primeras siguen siendo las más admitidas y empleadas en todo el mundo porque resuelven todos los tipos de hernias. Y, las segundas, prudentemente y con efectividad, solo para algunos tipos de hernias, como le explicará el cirujano.
El cirujano experto le aconsejará también de forma personalizada sobre los riesgos potenciales de las técnicas –mínimos o minimizables–, dependientes de la experiencia del profesional, y de los riesgos personales: 
- tipo y tamaño de la hernia
- si la hernia es única o doble
- antecedentes quirúrgicos
- antecedentes de otras patologías: estar anticoagulado, diabetes, enfermedad cardíaca o vascular, bronquitis frecuentes, enfermedades crónicas clínicamente importantes o consumir tabaco, tener sobrepeso u obesidad.
No obstante, en general son riesgos poco relevantes en esta cirugía.

 

Posoperatorio y recuperación de la Hernia Inguinal 

El paciente estará ingresado menos de un día y su reincorporación a la actividad normal suele ser rápida pero condicionada a sus circunstancias personales, familiares o laborales. El control evolutivo a corto y largo plazo se le realizará por sistema.

 

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