El diagnóstico precoz, vital para superar el cáncer de próstata

Escrito por:

Dr. Bernardino Miñana López

Urólogo

Publicado el: 16/11/2015
Editado por:


Aunque el cáncer de próstata es el más frecuente en los varones, y se diagnostican cada año alrededor de 25.000 caso nuevos en España, en el 90% de los casos puede ser curado. El diagnóstico precoz es vital para la supervivencia.

Es uno de los tipos de cáncer más frecuente en varones, y se trata del segundo tumor con mayor mortalidad en los países occidentales, tras el cáncer de pulmón. El cáncer de próstata se diagnostica con enfermedad metastásica incurable en un número considerable de casos, alrededor de 800 casos al año.

La buena noticia es que la mayor parte se diagnostican en fases en las que está potencialmente localizado en la próstata (90%) y puede ser curado.

 

Cáncer de próstata, diagnóstico

 

Hoy en día la mayor parte de los casos que se diagnostican son asintomáticos, es decir, sin síntomas evidentes. De hecho, dos de cada tres se detectan sólo a raíz de un análisis de sangre, solicitado por su urólogo o médico de familia, en el que se observa un PSA (antígeno prostático específico) elevado.

En el resto, la presencia de síntomas miccionales (dificultad para orinar, tener orinar con urgencia, micciones más frecuentes de lo habitual, levantarse por la noche a orinar, orinar sangre, etc.), aunque frecuentemente asociados, se suelen deber a problemas benignos, lo cual  obliga a una evaluación en profundidad del problema prostático subyacente.

El riesgo de padecer cáncer de próstata se incrementa con la edad. En nuestro país la edad media al diagnóstico son los 69 años. No obstante, cada vez se diagnostica en edades más precoces.

 

Prevención del cáncer de próstata

Hoy en día, es posible conocer de forma aproximada el riesgo de padecer un cáncer de próstata según los niveles de PSA a los 40-45 años. Por ello, se recomiendan las revisiones a partir de los 45 años si se tienen antecedentes familiares directos y a partir de los 50 en aquellos que no los tengan.

Cuando el cáncer de próstata se extiende fuera de la misma, suele afectar a los huesos en más del 80% de los casos, con gran impacto en la calidad de vida por el dolor y la impotencia funcional que conlleva. En las fases más avanzadas puede extenderse a otros órganos sobre todo hígado y pulmones.

Cuando se ha extendido fuera de la próstata, hoy en día se considera que no es curable.

 

Tratamiento del cáncer de próstata

El tratamiento depende de la fase en que se diagnostica. Si se diagnostica precozmente, cuando está localizado en el interior de la próstata, algunos tumores pueden ser seguidos durante algún tiempo sin ser tratados.

En otros, es posible aplicar técnicas de terapia focal con la finalidad de controlar el tumor sin riesgo de impotencia o incontinencia, que son las principales complicaciones de los tratamientos radicales que se aplican a toda la próstata.

Los tratamientos radicales son la prostatectomía radical (abierta, laparoscópica o laparoscópica asistida por robot), radioterapia externa o braquiterapia. Cada una de estas técnicas posee un perfil de efectos adversos diferentes. La impotencia, incontinencia y los problemas rectales en caso de la radioterapia, son sus principales complicaciones. Estas ocurren tanto menos cuanto más experto sea el cirujano o el oncólogo radioterapeuta.

Cuando el tumor se ha extendido fuera de la próstata suelen emplearse tratamientos hormonales que provocan una castración química. Tras un tiempo de respuesta, generalmente algo mayor a un año, el tumor se hace resistente a la castración y comienza a progresar. En esta fase final están surgiendo nuevos tratamientos capaces de prolongar la vida con excelente calidad de vida.

 

Cáncer de próstata, pronóstico

Las tasas de supervivencia dependen de lo precozmente que se diagnostique la enfermedad. La supervivencia cuando se diagnostica a tiempo es muy elevada (superior al 80% a los 15 años) y permite adaptar el tratamiento de forma que se apliquen aquellos que permitan una mayor supervivencia con los menores efectos adversos.

En los casos de enfermedad avanzada metastásica, hoy en día podemos lograr supervivencias medias superiores a 4 años. Por ello, de nuevo, es necesario hacer hincapié en el diagnostico precoz.

No lo podemos prevenir porque desconocemos sus causas últimas. Por ello, sólo somos capaces, y lo recomendamos con insistencia, de diagnosticarlo lo más precozmente posible de una forma muy sencilla consistente en llevar a cabo un tacto rectal y un simple análisis de sangre para determinar el PSA.

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