Conoce que es el linfoma y cómo abordarlo

Escrito por:

Dr. Armando López Guillermo

Hematólogo

Publicado el: 25/08/2017
Editado por: Patricia Fernández Ramos


Los linfomas son cánceres relacionados con los linfocitos (células del sistema inmunitario), que pueden afectar a cualquier persona, de cualquier edad.

 

Síntomas del linfoma que permiten su detección precoz

El aumento de tamaño de un ganglio linfático es el principal síntoma que permite detectar precozmente los linfomas. Puede darse en cualquier parte del cuerpo y si dicho aumento del tamaño persiste durante más de tres semanas sin causa aparente, es necesaria la visita urgente con un experto en Hematología, que comprobará si se trata de un linfoma.

 

Diagnóstico del linfoma

Para diagnosticar un linfoma se deberá realizar, en primer lugar, una exploración física de las zonas ganglionares, para comprobar si hay uno o más ganglios con tamaño aumentado. Asimismo, una analítica de sangre ayudará a indicar si hay alguna célula sanguínea con nivel alterado. Si ambos análisis confirman la sospecha de linfoma se deberá realizar una biopsia ganglionar que permita establecer el diagnóstico definitivo.

Es fundamental acudir con urgencia al hematólogo
para detectar a tiempo el linfoma
 

El hecho de que existan 40 tipos distintos de linfoma hace que el pronóstico y tratamiento adecuado sea distinto según el tipo de linfoma. Por ello es esencial un diagnóstico preciso del tipo de linfoma.

Sin embargo, el diagnóstico no es fácil, ya que entran en juego la morfología de las células, así como las características moleculares y quien debe realizarlo es un equipo de anatomía patológica para que el diagnóstico sea de máxima precisión.

Por otra parte, el diagnóstico se completa con una prueba de imagen de cuerpo entero y una biopsia de la médula ósea (extrayéndola de la cadera) para evaluar el nivel de extensión de la enfermedad. Esto permite, sobre todo, observar si están afectados los ganglios del tórax y abdomen, ya que no se pueden evaluar con solamente palparlos.

El circuito de diagnóstico rápido permite reducir a dos semanas el tiempo entre la primera consulta de un paciente que sospecha que sufre linfoma y el inicio del tratamiento.

 

Tratamiento personalizado para el linfoma

Según el tipo de linfoma y la extensión de la enfermedad, se decide el tratamiento que debe recibir cada paciente.

Este tratamiento suele basarse en quimioterapia y, en pocos casos, se acompaña de radioterapia. El tipo e intensidad de la quimioterapia varía según el linfoma y la extensión de la enfermedad y de esto dependerá la suavidad o intensidad del tratamiento. No se contempla la cirugía porque es un tipo de cáncer diseminado por el organismo.

Si la quimioterapia no es suficiente para tratar el linfoma y la salud del paciente lo permite, se realiza un autotrasplante de médula ósea con el objetivo de curar la enfermedad. Como el trasplante solo está autorizado en algunos centros sanitarios públicos acreditados, será necesario derivar a los pacientes para que puedan recibir el tratamiento.

Una vez terminado el tratamiento se deberá hacer un seguimiento del paciente con exploraciones físicas, analíticas de sangre y pruebas de imagen cada tres meses a lo largo del primer año, para asegurarse de que no reaparece el linfoma y, si lo hace, detectarlo precozmente. En los siguientes años se reducen las pruebas de seguimiento, hasta llegar a una revisión anual a partir del quinto año. No obstante, dichas revisiones deben mantenerse de por vida, porque algunos pueden reaparecer a largo plazo.

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