Cómo saber si se tiene anemia

Escrito por:

Dr.Prof. Juan Jiménez Alonso

Medicina Interna

Publicado el: 05/01/2018
Editado por:


Los expertos en Medicina Interna la definen como una disminución de la concentración de hemoglobina en sangre periférica, por debajo de 13 g/dL en el varón adulto, y de 12 g/dL en la mujer adulta, o disminución del hematocrito por debajo del 39% en hombres y del 37% en mujeres.

 

Los tratamientos que más se utilizan para la anemia son la administración de hierro, de ácido fólico o de vitamina B12

 

En situaciones como embarazo, insuficiencia cardiaca y estados edematosos, las cifras de hemoglobina pueden encontrarse falsamente disminuidas y no es realmente anemia, y lo contrario ocurre en situaciones de deshidratación.

Además de la concentración de la hemoglobina y el hematocrito, existen otros parámetros útiles para enfocar el diagnóstico causal de las anemias, como son el volumen corpuscular medio, que nos permite clasificar a las anemias como normociticas, microciticas o macrocíticas, dependiendo del tamaño de los hematíes; la concentración corpuscular media de hemoglobina, que nos permite clasificar a las anemias como hipocrómicas o normocrómicas; la amplitud de distribución eritrocitaria, que nos diferencia la anemia ferropénica del rasgo talasemico; y la cifra de reticulocitos, que nos permite saber si una anemia es regenerativa o no, en función de la respuesta de la médula ósea.

 

¿Cómo sé si tengo anemia?

 

Los síntomas clínicos dependen fundamentalmente de la intensidad y la rapidez de instauración de la anemia. Así, la anemia aguda se tolera mucho peor y generalmente se debe a una hemorragia o hemólisis.

Generalmente, los pacientes refieren mareo, cansancio, palidez, frialdad, cefalea e incluso confusión. El médico puede constatar frialdad en la piel, hipotensión, fragilidad de pelo y uñas, así como taquicardia y a veces soplos cardíacos de tipo funcional.

 

Causas de la anemia

 

Al enfermo con anemia se le debe hacer una historia clínica muy completa y un examen físico detallado, para aclarar la causa de la misma, recogiendo datos como posibles hemorragias, características de la menstruación en la mujer, alteración del hábito intestinal, ingesta de fármacos, hábitos nutricionales, etc., así como antecedentes personales o familiares de anemia.

Las causas más frecuentes de anemia microcitica son la ferropenia, por un aporte dietético insuficiente o por alteración en la absorción del hierro, hemorragias gastrointestinales o a otros niveles y hemolisis intravascular, que puede ser de causa infecciosa, por prótesis valvulares o por alteraciones en el transporte de hierro. También cursan con un volumen corpuscular bajo las anemias por alteraciones hereditarias de la síntesis de hemoglobina, siendo la más frecuente la talasemia, que es muy frecuente en nuestro medio.

Las anemias normociticas son muy importantes, ya que aparecen en multitud de enfermedades crónicas y pacientes hospitalizados, siendo las causas muy variadas, desde enfermedades infecciosas, neoplásicas a inmunológicas. También pueden cursar con anemia normocítica las alteraciones de la médula ósea, cuando esta es incapaz de sintetizar hematíes, y en caso de enfermedades hematologicas, como las leucemias, el mieloma y los sindromes mielodisplasicos.

La anemia hemolítica, que puede ser primaria o secundaria a enfermedades infecciosas, neoplásicas o inflamatorias, también es causa de anemia normocítica. En cuanto a las anemias macrocíticas, se deben fundamentalmente a déficit de ácido fólico o vitamina B12, generalmente en relación con hábitos nutricionales o enfermedades digestivas, aunque también se pueden detectar en pacientes con hipotiroidismo, insuficiencia hepática o en casos de abuso de alcohol o de fármacos.

 

Cómo se diagnostica la anemia

 

Los estudios posibles a realizar en un paciente con anemia pueden ser muy variados, en función de los datos clínicos obtenidos en la anamnesis y examen físico, y siempre se deben realizar de menor a mayor agresividad y carestía, para evitar abuso de estudios y gastos innecesarios. A todos los pacientes se les debe realizar un hemograma y bioquímica estándar, análisis de orina, hierro, ferritina y transferrina.

En bastantes ocasiones, se deberá determinar la cifra de reticulocitos, haptoglobina y test de coombs. Si procede, en función del tipo de anemia, se determinarán los niveles de hormonas tiroideas, ácido fólico y vitamina B12, y en determinadas situaciones se realizará un estudio de autoinmunidad y microbiologico, así como estudio de posibles hemoglobinopatías y enzimas, para descartar enfermedades congénitas. Y si la historia clínica es sugerente, se deben hacer estudios de imagen para detectar enfermedades tumorales.

En caso de sospecha de pérdidas gastrointestinales, se deben hacer estudios de imagen y las endoscopias necesarias. A veces será necesario hacer un estudio de médula ósea, mediante punción aspiración o biopsia.

 

Cuál es el tratamiento de la anemia

 

Por todo lo dicho anteriormente, cabe deducir que el tratamiento de la anemia será individualizado en cada paciente, ya que hemos visto que las causas pueden ser muy variadas, y cada una tiene su tratamiento específico. Los tratamientos que más se utilizan son la administración de hierro, de ácido fólico o de vitamina B12, dependiendo de la causa, sin olvidar que hay que tratar la enfermedad que ocasiona la anemia. Si la anemia es muy aguda e importante, puede ser necesario realizar una transfusión, y en los casos de anemia crónica, puede ser necesaria la administración de eritropoyetina o derivados. Cuando la causa es una alteración inmunológica, será necesario un tratamiento con corticoides o inmunodepresores.

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