¿Cómo el lenguaje corporal representa nuestras emociones?

Escrito por:

Georgina Dolcet Carrera

Nutrición y dietética

Publicado el: 29/09/2021
Editado por: Cristina Mateo


¿Alguna vez te has pregunta qué condiciona tu postura? ¿Crees que las emociones tienen algo que ver? Lo cierto es que sí. La postura es nuestra forma de estar en el mundo, además de ser una estrategia empleada por nuestro sistema neuromuscular y esquelético para permanecer en equilibrio de la forma más económica posible. En nuestro sistema músculo-esquelético expresamos nuestras emociones y con él nos expresamos en general.

 

Es necesario reeducar nuestra postura y tomar consciencia de ella para mejorar nuestra parte emocional y viceversa. El lenguaje corporal de cada uno de nosotros representa y manifiesta nuestras emociones y estado de ánimo. Cuando soltamos una carga muscular-emocional que se ha estado reteniendo durante mucho tiempo inmediatamente uno se siente liberado. Si emocionalmente me contengo o no le presto atención, la energía emocional se convierte en tensión muscular, articular o respiratoria.

 

El lenguaje corporal representa y manifiesta nuestras emociones.

 

Los cuatro movimientos emocionales clave: miedo, ira/rabia, alegría y tristeza

 

El miedo nos cierra la postura generando una respiración más lenta y una falta de fuerza muscular generalizada. Nos genera un sentimiento de debilidad y de no poder afrontar la vida. La rabia/agresividad/ira nos abre en exceso nuestra postura con una respiración más rápida y un aumento de tono de la musculatura dinámica. Nos genera una tensión muscular constante y rigidez (más propensión a contracturas).  La alegría nos da una buena respiración, nos deja inspirar y oxigenarnos. Genera una postura erguida y fluida a su vez. La tristeza nos enrolla todo el cuerpo hacia abajo como si hubiéramos desconectado de nuestro cuerpo completamente; piensa en la frase “caerse el ánimo al suelo”. Por lo tanto, está emoción necesaria en ciertos momentos nos inducirá una respiración sin fuerza.

 

Estas cuatro emociones son necesarias y, en cierto modo, vitales para afrontar, de forma óptima, nuestro día a día; el problema surge si vivimos de forma constante en una de ellas. Existe un punto de equilibrio somato-psico-emocional de entre estas cuatro. Es esencial estar en éste punto para sentirnos en armonía con nosotros/as. Respirar fluida y consecuentemente permite evitar, a corto plazo, ciertos dolores corporales y, a largo plazo, otras disfunciones o patologías más graves. Se debe tener en cuenta que cada persona tiene un patrón somato-psico-emocional concreto que genera un desequilibrio corporal; es en ese desequilibrio o desviación donde se deberá hacer énfasis a nivel fisioterapéutico desarrollando ciertas herramientas para que el/la paciente evite una serie de alteraciones a nivel articular, muscular y respiratorio.

 

Nunca debemos olvidar que detrás de sufrimiento de espalda existe, de algún modo, un sufrimiento emocional.

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