¿Cómo se diagnostican los trastornos del sueño?
El sueño es una función fundamental para el cerebro y el cuerpo. Durante este proceso, se consolidan los recuerdos, se regulan las emociones y se recupera la energía física y mental. Sin embargo, existen trastornos que afectan la calidad y cantidad del sueño, lo que impacta negativamente en la salud general.
Trastornos del sueño más comunes
- Insomnio: dificultad para iniciar o mantener el sueño, lo que provoca fatiga, irritabilidad y problemas de concentración durante el día. Puede ser agudo (a corto plazo) o crónico (más de tres meses).
- Apnea del sueño: pausas repetidas en la respiración durante el sueño, generalmente debido a la obstrucción de las vías respiratorias. Se asocia con ronquidos fuertes y somnolencia diurna.
- Narcolepsia: trastorno neurológico caracterizado por somnolencia excesiva diurna y episodios repentinos de sueño en momentos inapropiados.
- Síndrome de piernas inquietas (SPI): sensación incómoda en las piernas que obliga a moverlas, lo cual dificulta el inicio del sueño.
- Parasomnias: conductas anormales durante el sueño, como sonambulismo, pesadillas o hablar dormido.
- Trastornos del ritmo circadiano: alteraciones en el reloj biológico que regulan los ciclos de sueño y vigilia, como el desfase horario (jet lag) o el trabajo nocturno.
Estudios del sueño: diagnóstico preciso
Para identificar y diagnosticar los trastornos del sueño, los neurólogos recurren a estudios especializados, siendo los más comunes:
- Polisomnografía: prueba que se realiza en una clínica o laboratorio del sueño. Monitorea las ondas cerebrales, el ritmo cardíaco, la respiración, los movimientos y los niveles de oxígeno durante el sueño. Es esencial para diagnosticar apnea, narcolepsia o parasomnias.
- Test de latencias múltiples del sueño (TLMS): evalúa la somnolencia diurna midiendo la rapidez con la que una persona se duerme en condiciones controladas. Se utiliza para diagnosticar la narcolepsia.
- Actigrafía: registro de la actividad y los patrones de sueño mediante un dispositivo similar a un reloj, útil en estudios de insomnio o ritmos circadianos alterados.
Tratamiento y recomendaciones
El tratamiento depende del tipo de trastorno, pero en general se combina:
- Higiene del sueño: establecer rutinas regulares, evitar estimulantes antes de dormir y crear un ambiente adecuado (oscuro, silencioso y fresco).
- Terapia cognitivo-conductual (TCC-I): técnica eficaz para el insomnio que modifica pensamientos y hábitos negativos relacionados con el sueño.
- Tratamientos médicos:
- Dispositivos de presión positiva continua en las vías aéreas (CPAP) para la apnea del sueño.
- Medicamentos específicos para narcolepsia o síndrome de piernas inquietas.
- Modificación de estilo de vida: mantener una alimentación equilibrada, hacer ejercicio regularmente y controlar el estrés.
Los trastornos del sueño son problemas frecuentes que afectan significativamente la calidad de vida si no se tratan a tiempo. Gracias a los estudios del sueño, los neurólogos pueden diagnosticar con precisión estas alteraciones y ofrecer tratamientos personalizados para mejorar el descanso y la salud general. Si tienes dificultades persistentes para dormir, consultar a un especialista es el primer paso hacia una mejor calidad de vida.