Cirugía láser prostática, ¿la solución definitiva?

Escrito por:

Dr. Felipe Villacampa Aubá

Urólogo

Publicado el: 15/11/2017
Editado por: Anna Raventós Rodríguez


El Dr. Villacampa es experto en infecciones urinarias, oncología urológica, prostatismo e incontinencia urinaria. Es miembro de la Asociación Española de Urología, de la Asociación Europea de Urología y de la Sociedad Urológica Madrileña. En el siguiente artículo explica las diferentes técnicas de cirugía prostática

 

Se prevé que el crecimiento prostático alcanzará a más del 80% de los varones (Brigham K. Urol Clin N. Am 2016). Este crecimiento, principalmente de la parte más interna y central de la próstata, afecta fundamentalmente a la calidad de vida del varón, siendo pocas veces debido a causas malignas.

 

En el caso de que un varón empiece con síntomas prostáticos (chorro flojo, dificultad para orinar, levantarse por la noche para orinar…), desde el Instituto de Medicina EGR recomendamos que acuda al urólogo, quien le hará el estudio más adecuado para descartar causas malignas. Habitualmente este estudio suele dejar de lado la presencia de cáncer, centrándose en la causa más frecuente que es la hiperplasia benigna de próstata (crecimiento de la parte interna de la próstata que comprime la salida de la orina y afecta a la vejiga y, posteriormente, a la calidad de vida del paciente al ocasionar los síntomas ya comentados).

                   Láser holmium

 

Cómo tratar la hiperplasia benigna de próstata

La primera aproximación a este problema debe ser con tratamiento médico. Existen varios tipos de medicamentos que consiguen un alivio adecuado de la sintomatología, además de ser bien tolerados, por lo que pueden mantenerse durante largos períodos de tiempo.

 

Sin embargo, algunos pacientes no responden de manera satisfactoria, o con el tiempo dejan de responder a la medicación. Cuando esto ocurre, la posibilidad de acabar con una sonda vesical para poder orinar, infecciones de orina frecuentes o incluso lesión permanente en los riñones se elevan. Es en estos casos donde la cirugía de la próstata esta especialmente indicada.

 

Cirugía para la hiperplasia benigna de próstata

La cirugía se basa principalmente en la extirpación del tejido central prostático hasta conseguir un buen flujo urinario, sin quitar el resto de la próstata. Esta cirugía es clásica, lleva realizándose muchos años con muy buen resultado tanto de forma abierta, a través del abdomen, o a través de la uretra mediante resección transuretral.

 

Sin embargo, a pesar del buen resultado de estas cirugías, el gran problema que generan es que normalmente el postoperatorio es bastante incómodo: sonda, infecciones, sangrados, días de ingreso… Esto hace que, aunque eficaz, la cirugía prostática pueda llegar a ser retrasada o incluso suspendida si el paciente no está dispuesto o no puede afrontar el postoperatorio.

 

Cirugía láser prostática

En los últimos años esto ha cambiado a mejor. El desarrollo de la energía láser (de diferentes tipos; verde, holmium, thulio…) nos permite la extirpación del tejido prostático central a través de la uretra de manera eficaz con una agresividad menor.

 

el láser facilita un postoperatorio mucho más agradable y sin complicaciones

 

Se ha demostrado que la cirugía láser, siempre que el urólogo tenga experiencia en la técnica, es similar en eficacia a las técnicas clásicas. Sin embargo, la diferencia fundamental radica en que el láser facilita un postoperatorio mucho más agradable y sin complicaciones. No solo hay menos sangrado, sino que se puede retirar la sonda antes, hay menos días de ingreso… Todos estos factores han hecho que el estándar de la cirugía prostática haya ido cambiando desde las técnicas habituales hacia la energía láser, allí donde está disponible y el urólogo tiene experiencia. En el Instituto de Medicina EGR, ofrecemos esta técnica a nuestros pacientes con excelentes resultados.

 

El único factor pendiente de dilucidar es la duración del efecto de la cirugía. En los estudios de cirugía clásica, se consideraba que la cirugía transuretral prostática tenía una caducidad aproximada de unos 10 años de media, de manera que algunos pacientes podían necesitar una segunda cirugía al cabo de los años. Este aspecto está empezando a publicarse ya en las principales revistas médicas: con más de 6 años de seguimiento, la calidad de vida de los pacientes operados con láser (en este caso láser verde) es igual de buena que tras la cirugía, y solo 4 pacientes de cada 100 necesitan algún tipo de cirugía (Calves J. EurUrolFocus 2017).

 

Todos estos datos, realmente se pueden resumir en cuatro puntos clave:

 

Acuda a su urólogo de confianza para revisarse la próstata; Si presentara síntomas, cumpla el tratamiento médico que le proponga el urólogo; Si este tratamiento no fuera suficiente, existen alternativas quirúrgicas muy eficaces y; Si hay que operarse, las técnicas láser son eficaces, duraderas y las menos agresivas de las disponibles.

 

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