Cáncer y esófago de Barret

Escrito por:

Dr. Ramón Tormo Carnicé

Aparato digestivo

Publicado el: 23/05/2017
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¿Está relacionado el esófago de Barret con el cáncer?

El reflujo gastroesofágico, además de provocar molestias, como la sensación de quemazón o de fuego en la zona del esternón o en la garganta, el reflujo de material alimenticio a la boca, dolor en la parte alta del abdomen, dolor precordial -similar al de la angina de pecho-, falta de apetito o sensación de saciedad tras la ingesta de pequeñas cantidades de comida, está vinculado también al denominado Esófago de Barret. Debido a esto, todo reflujo gastroesofágico, ya sea ácido o débilmente ácido, ha de ser bien controlado mediante endoscopia y correctamente diagnosticado y tratado con dieta, intervención antirreflujo o medicación, con el fin de disminuir el riesgo de evolución hacia esófago de Barrett, y posteriormente a adenocarcinoma.

 

El reflujo gastroesofágico está vinculado también al denominado Esófago de Barret

 

Es básico que quede claro el concepto de que el reflujo ha de ser bien tratado y diagnosticado por un especialista. Los inhibidores de bomba de protones son poco útiles en un reflujo alcalino, con material biliar o débilmente ácido, ya que contribuyen a su alcalinización. Por eso, la pHmdetría esofágica con detección del reflujo ácido y alcalino debe ser obligatoria.

Así, el Colegio Americano de Gastroenterología (ACG) ha llegado a una serie de conclusiones al respecto.

Esófago de Barret: el estudio

En pacientes con esófago de Barret, la displasia de bajo grado conlleva un riesgo considerable para la progresión de adenocarcinoma de esófago, siendo el riesgo de progresión en estos pacientes ocho veces mayor que en los pacientes diagnosticados sin displasia.

Y es que, en palabras del Dr. Krishnamoorthi, de la ACG, “los sujetos con esófago de Barret con diagnóstico de displasia de bajo grado pueden ser candidatos para la terapia endoscópica. La ablación endoscópica es una estrategia recomendada para estos pacientes”, señaló.

Así, se evaluó si un diagnóstico de displasia de bajo grado se asocia con el riesgo de progresión. Para ello, se recurrió a un estudio retrospectivo en el que se revisaron datos de casi dos mil (1998) pacientes con segmento largo de Barret en su esófago y casi mil (952) con adenocarcinoma de esófago.

Patólogos gastrointestinales revisaron los datos demográficos, datos histológicos, hallazgos endoscópicos y muestras de biopsia del índice de displasia de bajo grado. Una vez llegados a un diagnóstico, se agruparon los pacientes en cinco grupos distintos: displasia de bajo grado, displasia de alto grado, adenocarcinoma, displasia indefinida o sin displasia de esófago de Barret. Así, en la muestra final se recogieron 249 pacientes con diagnóstico de índice de displasia de bajo grado, entre los que se encontraban 201 hombres y 48 mujeres, con una edad media de 64,3 años.

A continuación, se identificaron los pacientes cuya enfermedad progresó de displasia de bajo grado a displasia de alto grado o adenocarcinoma.

Esófago de Barret: progresión de displasia de bajo a adenocarcinoma

Durante una media de seguimiento de casi ocho años, quince pacientes progresaron a la displasia de alto grado o adenocarcinoma. El tiempo hasta la progresión fue menor en el grupo de bajo grado de displasia confirmado y en el grupo de displasia indefinido que en el grupo sin displasia, una vez ajustados por edad, tabaquismo, sexo, longitud del segmento de Barret y otras características de la enfermedad.

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