Atroscopia de tobillo, una cirugía mínimamente invasiva

Escrito por:

Dr. Josep Maria Cabestany Castellà

Traumatólogo

Publicado el: 25/04/2014
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¿Qué es la artroscopia?

La palabra artroscopia deriva de los vocablos griegos Arthros (articulación) y Scopos (visión). La técnica consiste en la exploración visual de la articulación, que se realiza introduciendo una pequeña lente para poder visionarla sin tener que abrirla. Por ello esta forma de diagnosticar y tratar las lesiones articulares es muy poco agresiva y los pacientes apenas se resienten.

¿Qué tipo de lesiones suele padecer el tobillo?

Como cualquier articulación del organismo, el tobillo puede presentar lesiones traumáticas que afectan a los huesos que la forman (tibia, peroné y astrágalo), y lesiones del recubrimiento cartilaginoso de estos huesos. Además en su periferia hay una gran cantidad de tendones que también pueden lesionarse. Los traumatismos pueden provocar secuelas funcionales que limiten o mermen las facultades de la articulación en forma de rigidez, contractura, tumefacciones o dolor.

Además de las lesiones traumáticas el tobillo también participa en las afecciones inflamatorias del aparato locomotor en sus diversas alteraciones reumáticas, metabólicas, neuropáticas, endocrinológicas, vasculares, infecciosas o tumorales. 

El tobillo presenta algunas características especiales por su vinculación anatómica y funcional con el pie y por ser una articulación de carga que trabaja sinérgicamente con el resto de las estructuras del esqueleto del tren inferior. Aun así en términos generales no difiere de otras articulaciones en el tipo de patologías que padece.

 

¿En qué casos se aplica la técnica artroscópica a las lesiones del tobillo?

La artroscopia se utilizó en sus comienzos como método de diagnóstico pero hoy en día existen técnicas aún menos invasivas como la resonancia. Por ello actualmente se aplica en su modalidad terapéutica como técnica quirúrgica para resolver los problemas de la articulación diagnosticados previamente.

Al ser una técnica relativamente novedosa, su aplicación como método quirúrgico depende fundamentalmente de la experiencia. No todos los cirujanos ortopedas y traumatólogos la emplean para los mismos tratamientos En manos expertas, la artroscopia de tobillo permite el tratamiento de la mayoría de lesiones condrales y osteocondrales,  de los tendones, lesiones de la sinovial y  lesiones de los ligamentos. 

La artroscopia permite reconocer y tratar una lesión de ligamentos que haya pasado inadvertida (conocida vulgarmente como un “esguince mal curado”), una patología habitual del tobillo.

 

¿En qué consiste la intervención?

De forma general la artroscopia de tobillo se realiza con anestesia raquídea (de cintura para abajo) y con una sedación en función de las necesidades del paciente. Se realizan dos o tres incisiones de entre dos y tres milímetros para introducir la óptica (el artroscopio) y las diferentes herramientas endoscópicas con las que se va a intervenir sobre la lesión. En ocasiones se realiza un tercer abordaje para ampliar la zona de trabajo o para irrigar la articulación con suero para distender un espacio articular especialmente estrecho. Una vez realizada la operación se cierran las incisiones con un punto de sutura y se aplica un vendaje semicompresivo.

 

¿Cuánto tiempo tardará el paciente en recuperarse tras la intervención?

La artroscopia es un procedimiento poco invasivo que permite restablecer las funciones de la zona operada en un tiempo menor y con mayor comodidad que utilizando otros procedimientos quirúrgicos más agresivos. Aun así no es un  procedimiento milagroso, los tiempos de recuperación del tejido que marca nuestra biología deben ser respetados para conseguir el resultado adecuado. En este sentido las reparaciones de tejidos blandos, como los ligamentos, requieren un menor tiempo de recuperación funcional que las reparaciones que afectan a los huesos.

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