5 puntos clave sobre el ictus

Escrito por:

Dr. Juan José Ochoa Sepúlveda

Neurólogo

Publicado el: 04/11/2016
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Un ictus es un trastorno de la circulación del cerebro que ocurre de forma aguda cuando una parte del cerebro no recibe sangre y, por tanto, falla. Puede ocurrir tanto porque se ocluya un vaso y deje de llegar sangre como porque se rompa un vaso, salga sangre fuera de éste y produzca la falta de irrigación cerebral.

Se puede producir a cualquier edad aunque, cuanto mayor sea una persona, la posibilidad de padecerlo será más alta. Por otro lado, aunque siempre había habido más incidencia en hombres que en mujeres, por los cambios en los estilos de vida, cada vez se va igualando más la incidencia en ambos sexos.

Síntomas del ictus

El ictus puede dar múltiples síntomas, pero los principales para detectarlo son tres:

Desviación de la comisura bucal Dificultad para expresarse Anestesia o torpeza de medio cuerpo

La combinación de dos de esos síntomas, especialmente si aparecen de forma brusca, puede significar que la persona está sufriendo un ictus. Eso es lo principal para detectarlo y acudir a un servicio de urgencias.

Otros síntomas pueden ser inestabilidad de la marcha o visión doble, pero los comentados anteriormente son los más importantes a la hora de detectarlo.

 

Cómo actuar ante un ictus

En la actualidad, es muy importante el tratamiento en la fase aguda, es decir, en el momento que ocurre, ya que hay tratamientos disponibles que pueden conseguir, en el caso de que sea un ictus isquémico (por una falta de riego) abrir el vaso.

Por tanto, lo primero que hay que hacer en el momento en el que se detecta es ir a urgencias, ya que el problema es que estos tratamientos solamente son eficaces en las primeras horas y, cuanto antes se hagan, durante menos tiempo va a sufrir el cerebro y mejor va a ser el resultado. Hay que tener en cuenta que el cerebro en un minuto puede sufrir una isquemia irreversible, así que, mientras antes se abra, más parte va a quedar en funcionamiento.

 

Tratamiento del ictus

Hay dos tipos principales de tratamiento:

​Trombólisis intravenosa: consiste en inyectar una sustancia trombolítica por vía intravenosa. Esa sustancia es un anticoagulante muy potente que actúa abriendo los vasos. Trombólisis intraarterial: se puede hacer dentro de las primeras seis horas. Consiste en hacer un catateterismo, llegar a la zona ocluida y, mediante dispositivos especiales, extraer el coágulo para así recuperar la circulación normal.

 

Cómo prevenir un ictus

Hay fármacos que permiten prevenir un ictus cuando ya ha ocurrido, como analgésicos o anticoagulantes, y por otro lado hay los hábitos de vida saludables:

Controlar la hipertensión, diabetes y el colesterol No fumar ni tomar drogas Evitar el estrés Llevar una dieta sana y equilibrada para evitar la hiperlipemia (exceso de lípidos en la sangre)

Así pues, la recomendación principal es que la gente se cuide, mantenga unos hábitos saludables, que es lo principal, ya que más vale prevenir que curar.

Por otra parte, si uno tiene la mala suerte de sufrir un ictus, es importante que esté atento. Del mismo modo que cuando a uno le duele el pecho sale corriendo al hospital sin dudar, una persona que tenga dificultad para hablar, una desviación de la boca o una torpeza para manejar medio cuerpo, tiene que hacer lo mismo. Cuanto antes actúen los especialistas en Neurología en el tratamiento de un ictus, más posibilidades habrá de recuperar la parte dañada.

 

Secuelas del ictus

Hay que tener presente que el ictus es la principal causa de incapacidad de la población en general. Como se ha comentado anteriormente, cuanto antes se pueda tratar un ictus, menos posibilidad de incapacidad habrá. Por supuesto, hay ictus que, por su severidad, dejan secuelas y dejan al paciente incapacitado en función del grado en que el cerebro se dañe, mientras que hay otros que, por tratarse pronto o porque no han sido tan extensos, no dejan incapacidad.

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