El acné no es solo cosa de adolescentes: descubre sus factores de riesgo y cómo tratarlo

Autore: Dr. Álvaro Rivera Rodríguez
Pubblicato:
Editor: Margarita Marquès

El acné es una afección de la piel que se produce cuando los poros se obstruyen con células muertas de la piel y sebo, una sustancia grasa que producen las glándulas sebáceas. Esto puede provocar la aparición de granos, espinillas, puntos negros y quistes en el rostro, el cuello, el pecho, la espalda y los hombros.

 

Se trata de una afección muy común que afecta a la mayoría de las personas en algún momento de su vida, especialmente durante la adolescencia, cuando hay cambios hormonales que estimulan la producción de sebo. Sin embargo, el acné también puede afectar a personas de cualquier edad y sexo, y puede tener un impacto negativo en la autoestima y la calidad de vida de quienes lo padecen.

 

Aunque el acné no es una enfermedad grave ni contagiosa, puede causar cicatrices permanentes en la piel si no se trata adecuadamente. Por eso, es importante consultar con un dermatólogo si el acné es persistente, severo o inflamatorio, o si no mejora con los tratamientos de venta libre.

 

El acné no se puede prevenir por completo, pero se pueden tomar
algunas medidas para reducir su aparición y su gravedad

 

¿Cuáles son los factores de riesgo del acné?

El acné puede tener diferentes causas, entre las que se encuentran:

  • Genética: algunas personas tienen una mayor predisposición a desarrollar acné debido a su tipo de piel o a su herencia familiar.
  • Hormonas: los cambios hormonales que ocurren durante la pubertad, el embarazo, la menstruación o el uso de anticonceptivos pueden alterar el equilibrio del sebo y favorecer el acné.
  • Estrés: el estrés puede aumentar la producción de sebo y de cortisol, una hormona que influye en la inflamación y en la respuesta inmunitaria de la piel.
  • Alimentación: aunque no hay una relación directa entre la dieta y el acné, algunos alimentos pueden empeorar los síntomas en algunas personas, como los lácteos, el chocolate o las comidas grasas o picantes.
  • Cosméticos: algunos productos de maquillaje o cuidado de la piel pueden obstruir los poros o irritar la piel si no son adecuados para el tipo de piel o si no se retiran correctamente.
  • Medicamentos: algunos fármacos pueden provocar o agravar el acné como efecto secundario, como los corticoides, los antiepilépticos o los antidepresivos.

 

¿Cómo se puede prevenir y tratar el acné?

El acné no se puede prevenir por completo, pero se pueden tomar algunas medidas para reducir su aparición y su gravedad:

  • Lavar la cara dos veces al día con un limpiador suave y agua tibia, sin frotar ni usar esponjas o cepillos abrasivos.
  • Hidratar la piel con una crema ligera y no comedogénica (que no obstruya los poros), especialmente después de lavarse la cara o de usar productos secantes como el alcohol o el peróxido de benzoilo.
  • Evitar tocar, rascar o exprimir los granos, ya que esto puede empeorar la infección y dejar cicatrices.
  • Proteger la piel del sol con un protector solar adecuado para el tipo de piel y evitar las camas solares o las lámparas bronceadoras.
  • Elegir productos cosméticos que sean hipoalergénicos, no comedogénicos y libres de aceites, y retirarlos completamente antes de dormir.
  • Llevar una dieta equilibrada y variada, rica en frutas, verduras, cereales integrales y proteínas magras, y beber suficiente agua para mantener la piel hidratada y depurada.
  • Practicar ejercicio físico moderado y regular para mejorar la circulación sanguínea y reducir el estrés.
  • Dormir lo suficiente y procurar relajarse para evitar el estrés.

 

Si el acné es leve o moderado, se pueden usar productos de venta libre que contengan ingredientes como el ácido salicílico, el peróxido de benzoilo o el azufre, que ayudan a eliminar el exceso de sebo, las células muertas y las bacterias que causan el acné. Estos productos pueden presentarse en forma de geles, cremas, lociones o parches, y se deben aplicar siguiendo las instrucciones del fabricante y del dermatólogo.

 

Si el acné es severo o no responde a los tratamientos de venta libre, se puede recurrir a tratamientos médicos que requieren receta, como los antibióticos orales o tópicos, los retinoides orales o tópicos, los antiandrógenos o la isotretinoína. Estos tratamientos pueden tener efectos secundarios importantes, por lo que se deben usar bajo supervisión médica y con precauciones especiales, como evitar el embarazo o la exposición al sol.

 

Además de los tratamientos médicos, existen otras opciones para mejorar el aspecto de la piel afectada por el acné, como los peelings químicos, la microdermoabrasión, la terapia láser o la terapia fotodinámica. Estos procedimientos pueden ayudar a reducir la inflamación, las cicatrices y las manchas causadas por el acné, pero también pueden tener riesgos y contraindicaciones, por lo que se deben realizar por profesionales cualificados y con el consentimiento del dermatólogo.

*Tradotto con Google Translator. Preghiamo ci scusi per ogni imperfezione

Dr. Álvaro Rivera Rodríguez
Dermatologia

*Tradotto con Google Translator. Preghiamo ci scusi per ogni imperfezione

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