Todo lo que necesitas saber de la operación de prótesis de cadera

Escrito por: Dr. Guillermo García Garralón
Publicado: | Actualizado: 19/02/2020
Editado por: Anna Raventós Rodríguez

El momento correcto para planear una intervención quirúrgica de prótesis de cadera es cuando el dolor es tan intenso que entorpece las tareas de tu vida diaria. Se trata de una opción a tener en cuenta cuando el tratamiento médico es ineficaz, ya sea la medicación, las medidas de fisioterapia o el uso de un bastón o andador para caminar.

 

Otros posibles signos pueden ser: dolor en la articulación acompañado de periodos de relativo alivio, dolor tras el ejercicio, pérdida de la movilidad, pérdida del sueño, rigidez articular después de periodos de inactividad o descanso, y /o dolor que aumente con el clima húmedo.

 

Generalmente, los traumatólogos retrasamos la intervención de la prótesis de cadera priorizando el tratamiento médico inicial, pero si el daño articular es avanzado la intervención ofrecerá la posibilidad de dar una vuelta a las actividades previas.

 

Tipos de prótesis de cadera

Hay que diferenciar entre dos tipos de prótesis de cadera:

 

  • Prótesis de cadera totales; sustituyen tanto la cabeza femoral como el cotilo. La parte que se ancla en el fémur se llama vástago, y se le añade una semiesfera o cabeza que será la parte articular. El vástago se ancla al hueso haciendo que su superficie sea rugosa, o bien se la recubre de hidroxiapatita. Si el hueso es de mala calidad el anclaje se realiza mediante una capa de cemento especial, que se sitúa entre el vástago y el hueso. El cotilo protésico tiene una parte que se ancla a la pelvis y una pieza de polietileno que es la que contacta con la cabeza protésica. El anclaje al hueso puede ser a presión, atornillado, roscado o cementado.
  • Prótesis de cadera parciales; sustituyen sólo la cabeza femoral, dejando la pelvis intacta. La cabeza protésica puede formar un bloque único con el vástago, como en las prótesis tipo Thompson, o ser extraíble de manera aislada, formando parte de una cúpula móvil (prótesis bipolares) que permitirán en un futuro convertirla en una prótesis total. Nunca se sustituye sólo el cotilo de la pelvis.

 

Existen también prótesis de rescate, que se utilizan cuando la primera prótesis ha desgastado el hueso y está suelta (aflojamiento o movilización). Tienen un diseño diferente para adecuarse a las zonas de pérdida de hueso, pero cuanto mayor sea el número de piezas que la compongan más rozamiento habrá entre ellas y más residuos se desprenderán, lo que lesionará aún más el hueso.

 

Operación de prótesis de cadera

Previamente a la cirugía de prótesis de cadera se realiza un estudio preoperatorio que comprende un análisis de sangre, una radiografía de tórax y un electrocardiograma; no obstante, pueden necesitarse pruebas adicionales (pruebas de ventilación pulmonar, ecocardiograma o pruebas de alergia).

 

Para la intervención se utiliza la anestesia general o la raquianestesia (de espalda para abajo). En recambios de prótesis se prefiere la anestesia general, puesto que suelen ser intervenciones más largas y laboriosas.

 

Las incisiones de la piel dependerán de la preferencia del cirujano a la hora de la vía de abordaje; el paciente se verá una cicatriz bien en la cara lateral de la cadera, bien formando una curva hacia los glúteos (si se trata de un abordaje posterior).

 

Postoperatorio de la operación de prótesis de cadera

Tras la operación, se realiza profilaxis con heparina durante un mes o con anticoagulantes orales para prevenir la trombosis venosa postoperatoria (los antibióticos intravenosos se administrarán durante la intervención).

 

Al 2º día postoperatorio se retiran los tubos de drenaje, cuya misión es evacuar el sangrado residual que se produce tras la operación.

 

A las 24 horas se solicita un análisis postoperatorio o hemograma de control, que evalúa la posible anemia por la pérdida de sangre tras la operación (generalmente, alrededor de medio litro en las parciales, cerca de un litro en las totales y entre litro medio y dos en las de recambio). Si las pérdidas son cuantiosas puede requerirse una transfusión de sangre.

 

El dolor se controla con antibióticos intravenosos durante los primeros días, para después tomarlos por la boca durante varias semanas.

 

Si el dolor lo permite, el paciente se sienta al día siguiente y la deambulación se retomará lo más pronto posible, salvo que el cirujano determine un periodo sin apoyo (descarga) en algunos casos (por ejemplo, roturas de hueso alrededor del implante durante su inserción que necesiten de más reposo sin carga para la consolidación del proceso o en algunos tipos de luxaciones).

 

En unos cinco días con los sueros ya quitados el paciente está caminando con dos muletas o con un andador; al margen de que apoye la extremidad o no y de no haber complicaciones, el paciente puede ser dado de alta del hospital.

 

Los puntos se suelen retirar a partir de los 15- 20 días en la consulta del traumatólogo.

 

Riesgos de la operación de prótesis de cadera

Entre los riesgos o complicaciones está la infección; cuando se produce en los primeros días o semanas se suele deber a algún germen que penetra por la herida desde el aire o la piel (es imposible esterilizarlos completamente pese a las condiciones de asepsia del quirófano).

 

Cuando aparece más tardíamente se debe a algún foco de infección a distancia. Lo más frecuente es desde el aparato urinario o por caries.

 

El tratamiento más habitual de la prótesis infectada consiste en su extracción, un tratamiento durante meses con antibióticos (parte del tiempo se administrarán vía intravenosa en el cuello para evitar flebitis en los brazos) y, cuando la infección se considera eliminada, se implanta una prótesis de rescate. Hasta ese momento el paciente puede andar con muletas, y en muchos casos puede apoyar con relativa fuerza la pierna, aunque no tenga cadera.

 

En algunos casos puede recomendarse una operación sólo de limpieza, dejando de momento la prótesis por si el antibiótico consigue eliminar la infección.

 

Otra complicación posible es el hematoma postoperatorio, que consiste en la acumulación de sangre residual. Se puede sobreinfectar y a veces es necesario realizar una intervención quirúrgica de limpieza para drenarlo o el seroma, por líquido exudado de los tejidos (linfa, etc.).

 

Si la prótesis se luxa, la pieza femoral se separa de la pélvica. Se presenta en un 5% de los casos aproximadamente, y suele asociarse más al abordaje posteroexterno (aunque éste tiene otras ventajas), a un cotilo protésico en posición inadecuada, a un cuello de prótesis corto y a una tensión de la cicatriz o de los músculos insuficiente. En otros casos se debe a un golpe o torsión que la desencaja.

 

El primer episodio requiere anestesiar al paciente y recolocarla sin necesidad de abrir (salvo excepciones).

 

Si se sigue luxando la prótesis tendrá que cambiarse, bien alguno o todos sus componentes.

 

trombosis venosa profunda supone la formación de trombos en las venas internas de las piernas (aun con la profilaxis puede aparecer). El riesgo reside en que los trombos se desprendan y emigren como émbolos hacia el pulmón, provocando una embolia pulmonar.

 

Al perforar el hueso para implantar la prótesis pueden formarse pequeños émbolos de grasa de la médula ósea (el tuétano del hueso), que irán al pulmón originando una embolia grasa. En las prótesis cementadas el cemento entra a presión y puede también provocar embolia por cemento.

 

Cada vía de abordaje puede lesionar por proximidad a un nervio. Lo más habitual es la lesión del ciático o del nervio del glúteo medio. Suele ser más frecuente en los recambios de prótesis debido a que la cicatriz previa no deja ver bien las estructuras.

 

Lo mismo ocurre con las arterias. En los recambios puede lesionarse alguna rama arterial vecina al cotilo.

 

La fractura del fémur en la zona del vástago por un traumatismo se favorece cuando el hueso tiene osteoporosis. Suele requerir como mínimo una operación de osteosíntesis (fijación de los fragmentos de la fractura). En ocasiones tiene que recambiarse la prótesis.

 

Las calcificaiones alrededor de la prótesis a veces son muy voluminosas e impiden la movilidad de la cadera, lo que indica la extirpación quirúrgica cuando se haya detenido su crecimiento (calcificación en fase inactiva). Se pueden prevenir tomando determinados antiinflamatorios durante meses, siempre que no aparezcan lesiones digestivas por su uso.

 

Recuperación de la operación de prótesis de cadera

Normalmente, no se necesita rehabilitación posterior en un centro específico, porque el paciente gradualmente va cogiendo la fuerza y la movilidad necesarias para caminar. La cadera es una articulación muy agradecida a la hora de rehabilitarse.

 

Inmediatamente después de la intervención para la implantación de una prótesis de cadera, el paciente permanecerá encamado, por lo que para fomentar su comodidad y prevenir complicaciones tras la operación, es importante que se coloque un cojín o almohada entre las piernas para evitar que realice movimientos bruscos en la medida de lo posible.

 

Una vez hayan pasado 24 horas de la operación de prótesis de cadera, el paciente ya podrá ponerse de pie. Para disminuir al máximo el impacto y el apoyo directo de la prótesis lo más recomendable es que el paciente utilice un andador o muletas.

 

En la mayoría de ocasiones, mientras el paciente permanezca en el hospital, el fisioterapeuta le ayudará con la realización de una serie de ejercicios postoperatorios para recuperar la fuerza en los músculos adyacentes a la cadera.

 

Los primeros ejercicios serán de carácter isométrico y consistirán en la contracción de los músculos abdominales y del cuádriceps de la pierna afectada. También se harán ejercicios de desplazamiento del miembro intervenido sobre la cama para conseguir movilidad de la articulación. Otro ejercicio común es la realización de movimientos de flexión y extensión para fortalecer las piernas y los tobillos. 

 

Movilidad posterior a la operación de prótesis de cadera

En la mayoría de los casos los pacientes deberían retomar su actividad normal en el plazo de tres a seis semanas después de la intervención. El ejercicio durante este periodo es crítico ya que es la mejor manera de comenzar a ganar la movilidad perdida por la enfermedad que será similar a la movilidad de antes de la operación.

 

El cirujano ortopeda le ayudará a crear un programa de ejercicios para comenzar a funcionar con la nueva prótesis de cadera. Este programa incluirá: caminar ligeramente alrededor de la casa aumentando progresivamente a marchas más largas fuera del domicilio, ejercicios básicos como incorporarse de sentado a de pie o subir escaleras.

 

Además, puede que se le ponga con ayuda del fisioterapeuta a hacer ejercicios específicos para restaurar la movilidad y fortalecer la cadera.

*Перевод с переводчиком Google. Мы приносим извинения за любые несовершенства
Dr. Guillermo García Garralón

Por Dr. Guillermo García Garralón
травматология

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