Jugar al pádel en verano y prevenir los golpes de calor

En verano el calor y la humedad son factores a tener muy en cuenta a la hora de jugar a pádel, que afectan de manera diferente a cada jugador. En un deporte como el pádel se añaden factores que empeoran la sensación de calor y sofoco, como el tipo de pista, con cristal, que aísla el calor interno y dificulta las corrientes de aire.

Consejos para practicar pádel en verano

Nuestro compañero especialista en Fisioterapia Jordi Riba recomienda a todos los jugadores varias normas básicas para jugar al pádel con seguridad en verano:

• No jugar bajo el Sol en horas de mayor intensidad: de 12:00h a 16:00h aproximadamente.
• Hidratarse bebiendo agua pero distribuida en muchas tomas, es decir, tomando muchos vasos de agua pequeños a lo largo del día. Empezar a hidratarse tiempo antes de jugar y no esperar a tener sed para beber agua.
• Comer fruta para aportar las sales minerales que se pierden con el sudor.
• Ingerir comidas fáciles de digerir y evitar las frituras. Por ejemplo, añadir gazpachos y salmorejos, cremas de sopa y verdura frías, etc.
• Protegerse de los rayos directos solares con cremas solares, gorras, y ropa transpirable de colores claros.

Además, no deben olvidarse nunca los estiramientos y calentamiento muscular, antes y después de jugar. Con las altas temperaturas tus músculos están más distendidos, con lo cual el calentamiento en verano deberá ser más ligero que en Invierno.

Además de estar bien hidratado y bien alimentados, los jugadores deben entrenar su condición física y mental. En el caso de jugadores profesionales, están acostumbrados a jugar con calor y su organismo ha encontrado mecanismos por los cuales eliminar más rápida y eficazmente las toxinas que genera el ejercicio intenso, así como han encontrado la manera de asimilar de la misma forma los nutrientes.

Síntomas del golpe de calor ¿cómo detectarlos?

Si no se cuida la hidratación y alimentación convenientemente, el jugador de pádel puede sufrir un golpe de calor, que se produce por un aumento excesivo de la temperatura corporal acompañado de una bajada de la presión arterial, lo que se conoce como un shock hipotensivo. El riesgo a paceder un golpe de calor es mayor a partir de los 25 a 28 grados de calor ambiental.

Los signos iniciales de la deshidratación son: Sed, sequedad en las mucosas y la piel, disminución de la cantidad de orina, orina oscura y, en casos más graves, calambres, desorientación, fatiga, descoordinación neuromotora, pérdida de velocidad en el desplazamiento y roturas musculares.

En casos de deshidratación importante, debemos beber agua con electrolitos como sodio, potasio o glucosa, ya que beber sólo agua en grandes cantidades puede empeorar la deshidratación por encharcamiento de los tejidos, debido a un problema de gradiente osmótico.