Trastorno de ansiedad generalizada: qué es y cómo afrontarlo

Hoy en día se escucha mucho sobre la ansiedad o el Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG). Son varios de los términos más utilizados, al margen del de la depresión. Es habitual utilizar este término para denominar cualquier estado de agitación, pero ¿qué es exactamente la ansiedad? ¿Cómo se caracteriza la ansiedad? ¿Cómo se trata la ansiedad?
 

El Trastorno de la Ansiedad generalizada es uno de los trastornos mentales más frecuentes hoy en día. Se debe diferenciar entre dos tipos de síntomas: los psicológicos y los físicos.
 

Síntomas psicológicos de la ansiedad

Las personas sienten ansiedad constante y durante bastante tiempo sin una causa aparente, sienten miedo de algo, aún sin saber a qué exactamente. Su preocupación puede saltar de un tema a otro, como problemas familiares, económicos, sociales... Estos miedos no son controlables por la persona que los sufre, que ve limitadas sus actividades diarias al manifestarse la ansiedad.

La persona con ansiedad no puede concentrarse, está agitada y suele tener problemas para dormir, teniendo pensamientos negativos recurrentes. Se pierde el control de la vida, al ocupar la ansiedad el tema central.
 

Síntomas físicos de la ansiedad

Al margen de las sensaciones que puede causar la ansiedad, pueden y suelen aparecer signos físicos. Las personas que sufren de ansiedad padecen en ocasiones dolores de cabeza, mareos, taquicardias, excesiva sudoración, falta de aire, cansancio, problemas intestinales, dolores musculares...

Nadie está exento de sufrir ansiedad, incluidos los niños, aunque este trastorno suele afectar a mujeres adultas en un mayor porcentaje.

Existen ciertos factores que predisponen la aparición de este trastorno, tales como:

• La predisposición genética
• Malos hábitos de vida saludables, tales como consumir drogas, alcoholismo o tabaquismo entre otros
• Ser mujer o tener menos de 25 años

Es destacable que un alto porcentaje de las personas con problemas de ansiedad han acudido en varias ocasiones a su médico de cabecera por sus manifestaciones físicas sin obtener un diagnóstico claro en muchos casos al no encontrarse una causa física. Este hecho frustra todavía más a los pacientes con ansiedad.
 

¿Qué causa la ansiedad?

Todas las personas tienen preocupaciones sobre algunos temas, pero las personas con ansiedad se preocupan de forma extrema incluso sin que exista un motivo de preocupación. Al parecer, la ansiedad es causada por la unión de factores biológicos y ambientales. Aún se siguen realizando muchos estudios para determinar las causas exactas, aunque suelen ser una suma de varios factores.

Lo que en un principio es un mecanismo de defensa o preparación para la huida, en algunas personas este mecanismo resulta “defectuoso” al alertar sobre peligros poco probables o inexistentes. Esto provoca un estado de ansiedad continuado en el individuo.

Se puede decir que existe una predisposición genética en algunas personas a padecerla. En muchas ocasiones, el Trastorno de Ansiedad puede aparecer de forma conjunta con otros trastornos como la depresión, las fobias y/o el pánico.
 

Tratamiento de la ansiedad

Afortunadamente, se puede afirmar que el trastorno tiene un buen pronóstico. El tratamiento de la ansiedad suele incluir la utilización de medicamentos prescritos por el psiquiatra y psicoterapia, siendo esta combinación lo más efectivo.

Existen varias técnicas para tratar el TAG que han demostrado ser efectivas como:

• Las técnicas de relajación y respiración
• Las técnicas de reducción del estrés
• La terapia cognitiva-conductual
• La reestructuración cognitiva, que ha resultado ser muy útil para cambiar las interpretaciones catastrofistas de los síntomas de la ansiedad.
• El entrenamiento en solución de problemas, la gestión del tiempo, practicar algún deporte e incluso los hábitos en la alimentación. Estos últimos, al margen de la terapia son muy importantes, ya que se debe ver a la persona como un todo y facilitar los cambios en todas las facetas de su vida para lograr así un cambio óptimo y duradero.

Para más información, consultar con un especialista en Psiquiatría.