¿Qué son las alergias y cómo puedes saber si padeces alguna?

Cada vez más personas son propensas a sufrir alguna alergia alimentaria que les impide ingerir algunos alimentos. Según la Dra. Belén Hinojosa, especialista en Alergología, una alergia alimentaria es una reacción exagerada que produce el sistema inmunológico frente a un alérgeno, en este caso un alimento, que normalmente se manifiesta con síntomas de carácter inmediato.

Estos síntomas que comenta la doctora pueden ir desde un picor en la cavidad oral a producir sintomatología respiratoria, cutánea e incluso digestiva. De hecho, una de las características de las alergias alimentarias es que los síntomas suelen manifestarse de forma inmediata, a diferencia de lo que ocurre con una intolerancia.

En menos de 10 años el 50% de la población sufrirá alguna alergia, según la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica

A pesar de que las causas de las alergias alimentarias no están claras, sí existen una serie de condicionantes que hacen más probable desarrollarla. La doctora explica que las alergias se desarrollan por causas multifactoriales, donde el factor genético juega un importante papel.

La alergóloga destaca que el primer elemento que debe existir es la predisposición genética porque si no hay eso “no hay terreno donde abonar”, aclara. En segundo lugar, hay que tener claro que interactuamos con el medio ambiente y lo hacemos por diferentes vías: microbiotas que tenemos en el intestino, contaminación (partículas de los coches provoca que los alérgenos sean más agresivos) y los alimentos que tomamos fuera de temporada.

Por lo tanto, la alergia responde a la combinación e interacción de ambos factores y aun así no siempre son garantía de que su mera presencia baste para desarrollar una alergia a ciertos alimentos.

¿Qué diferencia a una alergia de una intolerancia?

Lo que caracteriza a la alergia alimentaria es su rápida manifestación. A diferencia de la intolerancia, los síntomas suelen ser inmediatos y pueden aparecer síntomas digestivos acompañados de otra sintomatología. En cambio, los síntomas provocados por una intolerancia aparecen a las dos horas y suelen ser síntomas digestivos aislados, no acompañados de otros síntomas. Además, cuando se es muy alérgico y extremadamente sensible a un alimento, la alergia puede llegar a afectar al sistema respiratorio y provocar incluso la muerte.

¿Qué alergias a qué alimentos son las más frecuentes?

Tal y como indica la alergóloga, todo va a depender de la edad. Durante los primeros años de vida los alimentos más alérgicos son la leche y el huevo porque son los alimentos con los que tiene más contacto el niño en sus primeros años de vida. A medida que se crece y se empieza a tener contacto con otros alimentos, empiezan a desarrollarse alergias a otros alimentos, entre los más frecuente se encuentran los frutos secos, legumbres, marisco, pescado, frutas, etc.

Conviene recordar que las alergias que desarrollamos de pequeños son en muchos casos transitorias. La doctora indica que un 80% de los niños alérgicos a la leche termina superando la alergia de manera natural. Cuando es persistente, los alergólogos recurren a procedimientos como la desensibilización, provocación o inducción a la intolerancia para ayudar a que el niño supere la alergia y tolere los alimentos.

Pruebas diagnósticas

El primer paso que siguen los alergólogos en estos casos es hacer una revisión de la historia clínica del paciente, ya que en función de ésta realizan una prueba cutánea (Pick-Test) o Prick by Prick, cuando se necesitan alimentos frescos para hacer la prueba. Ambas pruebas consiste en frotar el alimento en la piel para ver la reacción del organismo.

Y la segunda prueba que se realiza es la determinación de la IgE específica. Esta prueba nos permite obtener información de actividades cruzadas con otros alimentos y de la gravedad de la sintomatología.

Por lo tanto, si sospechas que puedes tener alergia a algún alimento no dudes en ponerte en contacto con un alergólogo y recuerda la importancia que tiene llevar un consumo seguro para minimizar el riesgo de reacciones alérgicas.