¿Qué hacer ante un diagnóstico de TDAH?

Dado que el TDAH es un trastorno del desarrollo de origen fundamentalmente genético, los síntomas pueden presentarse de forma precoz a lo largo de los primeros años de vida, incluso antes de los tres cuando el cuadro es intenso. Sin embargo, estas primeras señales son muy poco específicas y se pueden confundir con facilidad con otros problemas frecuentes en la infancia.

Entre los tres y los seis años podemos ir identificando mejor el perfil de síntomas, aunque es a partir de los seis cuando las características clínicas del TDAH se hacen evidentes en la mayoría de los casos.

Las primeras señales del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad

Durante los primeros años suelen aparecer problemas en el desarrollo del lenguaje, escaso contacto visual, dificultades en la respuesta cuando se le llama por el nombre, inquietud, nerviosismo, alteraciones del sueño y problemas de socialización, entre otros.

Dicho esto, a partir de los tres años, puede resultar más sencilla su identificación porque muchos rasgos de los descritos anteriormente, que pueden llevar a la confusión con los síntomas de autismo, se van definiendo mejor y permiten diferenciar ambos cuadros. A esta altura, se mantienen los mismos síntomas, pero se hacen más marcados y específicos.

A partir de los seis años y antes de los catorce es cuando se realiza más frecuentemente el diagnóstico de TDAH. Esto tiene una razón principal: con el inicio de la escolarización en educación primaria se hacen más evidentes los problemas de aprendizaje, conducta o socialización derivados de la falta de autocontrol en la atención, los impulsos o los movimientos.
 

¿Cómo se llega a un diagnóstico de TDAH?

El proceso modelo para poder diagnosticar la existencia del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad sería el siguiente:

1. Ante la sospecha que se puede derivar de la propia familia, del especialista en Pediatría o del centro educativo, lo primero a realizar es un análisis evolutivo del desarrollo del chico.
    
2. Luego habría que realizar una recogida amplia de información de todas las áreas vitales y funcionales del niño a través de cuestionarios estructurados estandarizados que estén validados para la detección e identificación de síntomas de TDAH.
    
3. En caso de que se detecten datos de sospecha suficientemente relevantes, debe procederse a la evaluación de los síntomas en el propio chico, intentando conseguir la información más objetiva posible.
4. Antes de los seis años deben realizarse tests tradicionales de papel y lápiz con observación por parte del profesional.
    
5. A partir de los seis años contamos con pruebas basadas en realidad virtual y tecnología 3D que, hoy en día, son las más útiles para complementar el análisis y confirmar el diagnóstico.
    
6. Finalmente, no debemos olvidar incluir en el propio proceso de diagnóstico, un paso más. Se trata de la información sobre el TDAH a los padres. Este proceso denominado psicoeducación, es crucial para que puedan entender el cuadro, mejorar la gestión de las dificultades de su hijo y multiplicar su autonomía en la gestión del día a día.
    

¿Cuáles son las recomendaciones para las familias de niños con TDAH?

Lo primero que debe hacer una familia después de recibir un diagnóstico de TDAH es informarse y formarse sobre la temática. Este es uno de los motivos por los que nosotros le damos a los padres una copia de mi libro sobre TDAH cuando vienen a la consulta o creamos constantemente material divulgativo en nuestra web, canal de youtube y redes sociales.

Posteriormente deben decidir quién va a ser su profesional médico de referencia y confiar en él a lo largo del proceso, cumpliendo sus indicaciones o buscando alternativas si los resultados no son adecuados

Finalmente, deberán ser conscientes de que lo importante es el resultado final y que este, dependerá del trabajo realizado cada día por el niño y por su entorno. 
 

Tratamiento multimodal para el TDAH

El tratamiento recomendado en el TDAH se denomina multimodal y consiste en un conjunto de herramientas. No significa que a todos los chicos debamos darle el “cóctel” completo, sino que debemos seleccionar el plan más adecuado para las necesidades específicas de cada caso.

Las diferentes opciones de tratamiento son las siguientes:

• Tratamiento farmacológico
• Suplementos nutricionales
• Psicoeducación a los padres
• Terapia cognitivo-conductual
• Estimulación cerebral
• Neurofeedback
• Apoyos académicos específicos
• Terapia ocupacional.