¿Qué es la Terapia de Aceptación y compromiso?

Autore: Tomás López García
Pubblicato: | Aggiornato: 15/02/2023
Editor: Alicia Arévalo

La ACT o Terapia de Aceptación y compromiso es una terapia que estaría dentro de las terapias contextuales, surgidas a finales de los años 80 y principios de los 90, que parten de la base del conductismo radical, y que tienen en cuenta el análisis del comportamiento humano para su tratamiento. Este tipo de terapia trata de despatologizar el sufrimiento.

 

¿Cuál es su objetivo y qué busca "cambiar" en el paciente?

La forma en la que nos relacionamos con el lenguaje tiene mucho que ver con el sufrimiento, y es aquí, donde ACT nos puede ayudar con una serie de técnicas y de principios para seguir avanzando. A veces seguimos reglas aprendidas del lenguaje, que, sin darnos cuenta, nos están limitando y perjudicando en nuestro día a día.

 

La Terapia de Aceptación y compromiso trata de despatologizar el sufrimiento.
 

¿Por qué resulta útil en la ansiedad y cómo aplicarla en estos casos?

La persona que pide ayuda a un especialista en Psicología viene a que eliminemos la ansiedad, actitud, que el consultante lleva años intentando, yendo a otros terapeutas, leyendo libros de autoayuda, haciendo un sinfín de cosas, sin que esto haya tenido los efectos esperados. Mediante metáforas y ejercicios experienciales, se ayuda a la persona a relacionarse de otro modo con su ansiedad, de una forma incluso más compasiva. Todo esto está enfocado a tener una vida significativa, satisfactoria.

¿De qué manera actúa la ansiedad que nos impide "avanzar", y cómo "desencallarnos" de ahí?

Cuando la ansiedad se convierte en el enemigo a batir, la vida se convierte en una lucha, provocando más sufrimiento.

Es un modelo orientado a valores y a la acción, promoviendo flexibilidad psicológica, que nos permite salir de marcos mentales rígidos, para tener realmente un espacio de cambio en los ámbitos importantes de nuestra vida.  Mediante técnicas de aceptación, de defusión, mindfulness indicadas para emociones y pensamientos, nos permiten una perspectiva diferente, desde la cual tener margen de maniobra, para salir de una situación constreñida por el dolor emocional.

 

Una vez el paciente aprenda a emplear este tipo de terapia, ¿será capaz de aplicarla en próximas crisis de ansiedad?

El consultante va aprendiendo en el proceso a analizar sus propias trampas, cuándo, cómo y dónde le ocurre, para así tener una mayor consciencia, y mediante herramientas que ha ido adquiriendo, salir de ahí, o si se siente que está yendo para atrás, que cada vez sea más capaz de darle la vuelta y seguir hacia adelante.

Kelly G. Wilson y M. Carmen Luciano Soriano plantean la metáfora del jardín para tratar de poner a las personas en contacto con lo que realmente importa en su vida.

Metáfora del Jardín

Supón que eres un jardinero que amas tu jardín, que te gusta cuidar de tus plantas, y que nadie más que tú tiene responsabilidad sobre el cuidado de tus plantas. 

Supón que las plantas son como las cosas que quieres en tu vida, y piensa: ¿cuáles son las plantas de tu jardín? ¿cómo ves las plantas como jardinero? ¿tienen flores, huelen bien, están frondosas? ¿Estás cuidando las plantas que más quieres como querrías cuidarlas?...

Claro que no siempre dan las flores en el lugar que quieres, en el momento que lo deseas; a veces se marchitan a pesar del cuidado; la cuestión es cómo ves que las estás cuidando, ¿qué se interpone en tu camino con las plantas, en su quehacer para con ellas? Quizás estés gastando tu vida en una planta del jardín. En los jardines crecen malas hierbas. Imagina un jardinero que las corta tan pronto las ve, pero las malas hierbas vuelven a aparecer y nuevamente el jardinero se afana en cortarlas y así abandona el cuidado del jardín para ocuparse de ese problema. No obstante, las malas hierbas, a veces, favorecen el crecimiento de otras plantas, bien porque dan espacio para que otras crezcan, bien porque hacen surcos. Puede que esa planta tenga algún valor para que las otras crezcan. A veces las plantas tienen partes que no gustan pero que sirven, como ocurre con el rosal que para dar rosas ha de tener espinas.

Cualquier jardinero sabe que el crecimiento de sus plantas no depende de su estado de ánimo, sino que cada planta requiere un cuidado sistemático y apropiado y a pesar de ello, nadie puede garantizar el resultado completo con cada planta,... Quizá al jardinero le gustase que el cuidado de una planta diese a la luz una planta con un número de flores blancas de un tamaño preciso, en un tiempo concreto. Pero el jardinero sabe muy bien que la planta puede ofrecer otras flores distintas, en menor número y desprendiendo un olor menos agradable que el deseado, o quizá más. No es algo que el jardinero pueda controlar. La cuestión es si a pesar de ello valora el cuidado de esas plantas. A veces puede impacientarse si la planta tarda en crecer o lo que crece inicialmente no le gusta. Si el jardinero arrancara de cuajo lo plantado y pone otra semilla, nunca verá crecer la planta, y su vida girará sólo en poner semillas sin llegar a vivir cada momento del crecimiento. Otra opción es seguir cuidando las plantas, con lo que ofrezcan en cada momento. 

*Tradotto con Google Translator. Preghiamo ci scusi per ogni imperfezione

Tomás López García
Psicologia

*Tradotto con Google Translator. Preghiamo ci scusi per ogni imperfezione

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