¿Por qué me importa tanto lo que los demás piensen de mí?

A todos nos gusta recibir la aprobación de los demás. Sin embargo, el problema es que la búsqueda de aprobación, sea una necesidad que se tiene para no venirse abajo. Cuando se sufre este problema se gasta mucha energía intentando obtener el agrado de los demás y se vive como peligroso manifestar la propia opinión. Se plantean interrogantes: “¿Y si los demás no están de acuerdo? ¿Habrá que ir modificando el discurso hasta obtener la aprobación?”.

No ser uno mismo por no enfrentarse al rechazo

Buscar la aprobación continua de los demás significa no ser uno mismo, ser lo que uno cree que los demás esperan de él y sacrificar la personalidad auténtica de la persona.

Enfrentarse al rechazo genera malestar en todas las personas. Pero hacer y decir lo que yo creo que le gustará al otro implica que doy más importancia a este otro que a mí mismo.

La búsqueda de aprobación es un fenómeno que se da en todo el planeta. Solamente es un problema cuando se convierte en necesidad, lo que equivale a colocar la responsabilidad de cómo te sientes en manos de otros, cuya aprobación se busca.

Si la persona deja que la opinión de los demás sea más importante para él que la suya propia, y si no logra después su aprobación, tendría motivos para sentirse deprimido y culpable, ya que está considerándoles a ellos más importantes que a él mismo. Sin embargo, el filósofo alemán Kierkegaard dice que la desesperación acompaña a aquél que ha decidido ser alguien que no es.

¿Por qué no ser uno mismo? Importancia de quererse a uno mismo, tal como somos

¿Por qué escondernos detrás de una máscara? ¿Tal mal nos vemos que debemos escondernos? La necesidad de aprobación se fundamenta en una sola suposición: “no confíes en ti mismo; confirma todo con otra persona primero”.

Miguel de Unamuno dice, algo totalmente aplicable al caso que nos concierne: “la libertad es la ausencia de coacción. El poder obrar en virtud de la propia inclinación y sin sufrir coacción alguna por algo exterior que nos obligue”. A lo que yo añadiría: “sin sufrir coacción exterior o interior, ya que uno mismo puede ser su peor enemigo”.

Asimismo, Nietzche decía: “el mal amor a uno mismo hace de la soledad una cárcel”. Somos libres cuando perdemos el miedo a lo que pueda salir de nosotros. Citando de nuevo a Unamuno: “el conocimiento propio es imprescindible para crecer y vivir en libertad”.

Conocerse a uno mismo y aceptar las imperfecciones para lograr la independencia

Hay que aprender a conjugar la razón con las emociones para encaminarse hacia la libertad. Cualquier paso dado en dirección a la independencia y a la búsqueda de la aprobación propia es un paso que nos aleja del control de los demás. Para ser uno mismo es imprescindible conocerse: hay que aceptar las imperfecciones que podamos tener como seres humanos que somos.

Para ello hay que superar la dependencia de la propia imagen. Así, hay que liberarse de la esclavitud de la imagen, que desvía del sentido de la vida. Para ello hace falta aceptar nuestra fragilidad, nuestra vulnerabilidad. El reconocimiento de la propia realidad permite superar autocentrarse-juzgarse y adentrase en el conocimiento propio.

Conseguirlo plantea otro objetivo: la libertad del amor a uno mismo y a los otros, libertad que ensancha las capacidades propias.