¿Poner límites a los niños? Sí, desde la amabilidad y el positivismo

Autore: Dra. Pilar Gamazo Garrán
Pubblicato: | Aggiornato: 25/04/2023
Editor: Top Doctors®

Es importante elogiar y recompensar a los niños cuando se están portando bien pero, a veces, también es necesario que los padres tomen el control de la situación y establezcan límites si la conducta no es adecuada. Dichos límites se basan en órdenes y reglas.

 

Todos los niños intentarán no cumplir, de una forma u otra, las órdenes y reglas de los padres. Hay que pensar en las protestas de los hijos como experiencias de aprendizaje, como la forma en que ellos exploran los límites que hay interpuestos a su alrededor para así aprender qué conductas son apropiadas y cuáles no.

 

Para ello, habrá algunas situaciones en que las órdenes deban ser dadas sin que el niño tenga opción. Un ejemplo son las situaciones peligrosas o que puedan serlo (ir en bicicleta por la calle, no ponerse el cinturón en el coche…). En estos momentos los padres necesitarán tener el control y dar las órdenes de manera positiva pero firme. En cambio, habrá otras situaciones en que los padres no necesiten tener el control absoluto, en que a los niños se les pueda permitir tener también cierto control.

Establecer límites en los niños es algo positivo, para evitar problemas de conducta, pero siempre desde el cariño y el respeto - Top Doctors
Establecer límites en los niños es algo positivo, para evitar problemas de conducta,
pero siempre desde el cariño y el respeto

¿Cómo establecer límites y órdenes efectivas en los niños?

Puede parecer sorprendente pero los padres dan una media de 17 órdenes cada media hora y, en los hogares donde hay un niño con problemas de conducta, dicha cifra aumenta a 40. Dar tantas órdenes no ayuda a mejorar su conducta.

 

Hay padres que repiten algunas órdenes incluso cuando el niño ya la está cumpliendo, u otros que las dan sobre cosas no importantes como, por ejemplo, diciendo: “¿Por qué no pintas el tejado de la casa de rojo?” o “¡Ponte ese pantalón!”. Son órdenes que pueden ser innecesarias. A los niños se les debe dejar decidir esas cosas por sí mismos, en muchas ocasiones.

 

Es importante recordar que, si los padres dan de 20 a 40 órdenes cada media hora, es imposible que las puedan supervisar, por lo que se les da mensajes confusos a los niños sobre la importancia de las órdenes. Antes de dar una orden hay que pensar si es importante o no, así como si se va a poder supervisar que el niño la vaya a cumplir.

 

Asimismo, en muchas ocasiones se tiende a dar varias órdenes a la vez o “en cadena”. Un ejemplo muy claro: “Catalina ve al baño, lávate los dientes, mete la ropa sucia en el cesto, ordena los juguetes que hay en el baño y péinate”. Sobre todo los niños más pequeños pueden verse abrumados por tantas órdenes y, además, así se pierde la oportunidad de elogiar al niño por aquello que ya ha empezado a hacer y, a la larga, solo se consigue que el niño no haga caso a este tipo de órdenes.

 

Las órdenes deben ser claras y realistas, deben ser órdenes que pensamos que los niños van a ser capaces de cumplir, es decir, órdenes de acuerdo a la edad del niño. No se le puede pedir a una niña de tres años que no salpique durante el baño, o a un niño de cuatro que esté callado mientras el adulto habla por teléfono durante media hora.

Así, las órdenes deben indicar claramente qué se desea y que le digan al niño qué tiene que hacer. No es igual decir “¡Cuidado!” o “¡Pórtate bien” que “¡Siéntate  bien en la silla!” o “¡Habla más bajito!”.

 

Las órdenes deben ser positivas. Una orden que indica al niño que pare lo hace en negativo, es decir, implica decirle aquello que no debe hacer: “No hagas eso” o “Cállate”. Este tipo de órdenes son una crítica al niño y se centran en conductas inapropiadas en lugar de orientarle sobre cómo comportarse bien. Un ejemplo podría ser, en lugar de decirle “Deja de gritar”, optar por “Por favor, habla en voz baja”. Cuando los niños estén haciendo algo que no nos gusta hay que pensar en una alternativa, en algo que queramos que esté haciendo y, después, darle la orden dirigida a esa conducta positiva. Hay que dar órdenes positivas que indiquen al niño qué tiene que hacer.

 

Es tan importante el sentimiento que se pone al dar una orden como las palabras empleadas. Si el niño aprecia la frustración o el enfado de los padres quizás elija no hacerles caso, como forma de vengarse a su crítica. Hay que procurar no criticar al niño al darle una orden. Las órdenes negativas hacen que se sientan a la defensiva, inadecuados o con menos ganas de hacer caso. Que los niños se sientan bien consigo mismos y se sientan valiosos debe ser tan importante como que obedezcan. Por lo tanto, las órdenes deben darse de forma positiva, con respeto y amabilidad.

 

Importancia de dar tiempo a los niños para cumplir las órdenes y normas

Es esencial dar tiempo a los niños para cumplir las órdenes, empleando recordatorios para facilitar que se cumplan. Hay que pensar que, a veces, los niños están absortos en alguna actividad y necesitan un tiempo de transición para cambiar de actividad. Por ejemplo, si María está jugando, es más fácil que obedezca si, en lugar de decirle: “María guarda los juguetes que vamos a cenar”, le digamos: “María termina de cocinar para la muñeca, que en cinco minutos recogemos para ir a cenar”. Si tenemos en cuenta los deseos de los niños y les damos tiempo para responder a las órdenes, es más fácil que obedezcan que si esperamos una respuesta inmediata.

 

En este sentido puede ser útil emplear órdenes de “cuando-entonces”, en que se dice al niño qué tiene que hacer y qué consecuencia positiva ocurrirá después, si obedece, por ejemplo: “Cuando recojas la habitación podrás ver la tele”.

 

Asimismo, puede ayudar que, cuando prohibimos una cosa y damos a los niños la orden de no hacer algo, decirles qué cosas sí pueden hacer, es decir, darles opciones. Un ejemplo sería: “Íñigo no puedes ver la tele, pero puedes ir a tu cuarto y leer o, si quieres, jugamos a cartas”.

 

También es importante dar órdenes breves y acompañarlas de recompensas y elogios si el niño obedece, o de consecuencias negativas si no obedece.

 

Hay que reducir las distracciones al dar una orden, mantener contacto visual e incluso comprobar, preguntando al niño, que repita aquello que hemos pedido. Todo ello hará que se cumpla y que la orden sea más efectiva.

 

¿Qué evitar en el momento de dar órdenes a los niños?

A la hora de dar órdenes a los niños hay que evitar órdenes vagas, muy largas, poco precisas, en cadena, negativas y, sobre todo, aquellas en forma de pregunta, ya que pueden ser confusas para los niños.

 

Asimismo, debe haber diferencias entre aquello que se pide y aquello que se ordena: algo que se pide implica la posibilidad de escoger hacerlo o no. Si queremos que el niño haga caso pero, al darle la orden, se hace en forma de pregunta, se le da un mensaje confuso.

 

Establecer límites a los niños a partir de las “normas de nuestra casa”

Poner límites a los niños también se hace a partir de las normas en casa. Hay dos tipos de familias, que pueden dar lugar a que haya más problemas de conducta. Por una parte están las familias donde no hay normas ni exigencias. En ellas los niños sobrepasan los límites para conocer las reglas. Por otra parte están las familias demasiado autoritarias, donde se dan muchas órdenes y donde se aprecia que también hay problemas de conducta en los niños. Al haber tantas órdenes u órdenes los niños no son capaces de cumplir con todo, se sienten abrumados y tiran la toalla. En otras ocasiones, al no poder los adultos supervisar la gran cantidad de órdenes que dan, a veces estas tienen consecuencias y a veces no, por lo que el niño no es capaz de aprender las normas y órdenes importantes.

 

Es esencial, pues, situarse en medio de estos dos extremos. Hay que procurar tener en casa rutinas establecidas con unos horarios regulares y predecibles, así como establecer reglas claras y específicas sobre qué comportamientos deben ser los adecuados.

*Tradotto con Google Translator. Preghiamo ci scusi per ogni imperfezione

Dra. Pilar Gamazo Garrán
Psichiatria infantile e Adolescenti

*Tradotto con Google Translator. Preghiamo ci scusi per ogni imperfezione

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