Los mejores tratamientos de rejuvenecimiento facial para cada edad

El rejuvenecimiento facial consiste en la mejora y corrección de los signos de envejecimiento del rostro, empleando diferentes procedimientos según los signos que queremos tratar (arrugas, surcos, pérdida de volumen, flacidez, manchas, textura…).

¿Cuáles son los signos de envejecimiento más comunes?

El proceso de envejecimiento es único y particular para cada persona, ya que depende de factores intrínsecos (genética) y extrínsecos (hábitos, alimentación, exposición solar…).

En general a partir de los 30-35 años empiezan a producirse los primeros signos de envejecimiento, que serán graduales y progresivos. Este proceso se verá acentuado y agravado por factores ambientales como la exposición solar, la contaminación y el tabaco, entre otros.

El envejecimiento natural afecta a diferentes estructuras del rostro:

• Piel: a partir de los 30 años disminuye progresivamente la producción de colágeno, dando lugar a una pérdida de soporte de la piel y provocando como consecuencia la aparición de las primeras arrugas.
• Grasa: con la edad se produce una pérdida de volumen de los compartimentos grasos profundos del rostro, por lo que aparecen surcos.
• Hueso: la atrofia ósea, producida en edades más avanzadas junto con la pérdida de sostén de los ligamentos faciales, da lugar a los pliegues faciales y al descolgamiento de la cara. Dado que el proceso de envejecimiento es multifactorial, los tratamientos deben ir encaminados a tratar cada una de estas causas.

¿Cuáles son los mejores tratamientos para cada edad?

En general según los diferentes grupos de edad los tratamientos recomendados serían:

• De los 20 a los 30: tratamientos para prevenir y retrasar la aparición de los primeros signos de envejecimiento mediante el cuidado de piel. Se realiza una revitalización con vitaminas faciales y/o hidratación profunda con ácido hialurónico.

• De los 30 a los 40: momento en el que empiezan a aparecer las primeras arrugas de expresión, los tratamientos de neuromodulación con toxina botulínica van a prevenir la aparición de arrugas de reposo. A esta edad empiezan a aparecer también los primeros cambios de coloración en la piel y/o manchas solares, por lo que los tratamientos con láser y/o luz pulsada no solo van a mejorar el tono y coloración de la piel, sino que también va a estimular la producción de colágeno, siendo uno de los tratamientos de fotorejuvenecimiento más completos.

• De los 40 a los 60: la pérdida de volumen en los diferentes tercios faciales da lugar a la aparición de los primeros surcos y/o arrugas profundas. La reposición de dichos volúmenes con ácido hialurónico mejorará estos surcos, así como los inductores de colágeno permiten mejorar la flacidez que empieza a hacerse evidente a estas edades.

• A partir de los 60: la flacidez es mucho más evidente. Los inductores de colágeno y la reposición de volúmenes con ácido hialurónico nos ayudarán a contrarrestar esa “caída”, para mejorar los resultados podemos combinarlos con hilos tensores.

¿Cuántas sesiones son necesarias?

Depende del grado de envejecimiento cutáneo y del tipo de signos que trate el especialista en Medicina estética. En el caso del tratamiento de las arrugas de expresión son necesarias 2 sesiones al año. Para la recuperación de volumen con ácido hialurónico y los inductores de colágeno suele ser suficiente 1 sesión anual, mientras que los tratamientos de láser y/o luz pulsada dependen del grado de fotoenvejecimiento, suele ser entre 1 y 3 sesiones.

¿A partir de qué momento veremos los resultados?

Según el tipo de tratamiento:

• Toxina botulínica: a los 3-5 días.
• Ácido hialurónico: el resultado es inmediato.
• Inductores de colágeno: al mes
• Láser e IPL: a las 2-3 semanas.

¿Se debe repetir pasado un tiempo?

Sí. El proceso de envejecimiento es dinámico y progresivo a lo largo del tiempo, por lo que será necesario ir realizando tratamientos para contrarrestar estos signos de envejecimiento y mantener los resultados obtenidos.