Las ventajas de los nuevos anticoagulantes frente a los tradicionales

Autore: Dr. José Ángel Rodríguez Fernández
Pubblicato: | Aggiornato: 07/02/2020
Editor: Margarita Marquès

Los anticoagulantes son un grupo farmacológico que impide la formación de coágulos o trombos en el interior del sistema circulatorio, retrasando el mecanismo de la coagulación propio y fisiológico. En condiciones normales, no es necesario suministrar anticoagulantes, porque fisiológicamente no son necesarios.

 

La probabilidad de tener fibrilación auricular es mayor 
y la necesidad de estar anticoagulado también es mayor

 

Sin embargo, el tratamiento anticoagulante resulta necesario en pacientes que tienen un riesgo elevado de trombosis por padecer ciertas enfermedades de origen cardíaco y sufrir como complicación ictus, infartos cerebrales o embolias.

 

La fibrilación auricular, la principal causa de la formación de coágulos

La coagulación patológica o trombosis del sistema circulatorio se produce principalmente a causa de la fibrilación auricular, que es la arritmia más frecuente. La fibrilación auricular tiene una prevalencia que gira entorno a un 4-5% en la población de más de 40 años, pero que llega hasta el 10-15% en edades más avanzadas.

 

El problema principal es que esta arritmia incrementa el riesgo de sufrir un ictus y, por tanto, hay que iniciar un tratamiento anticoagulante. Sin embargo, no todos los pacientes que tienen fibrilación auricular deben estar anticoagulados. Para indicar un tratamiento anticoagulante, se utiliza una escala de riesgo, para valorar los riesgos que puede sufrir el paciente en función de su estado de salud (si es hipertenso, si es diabético…).

 

Esa escala de riesgo es la que establece la indicación de anticoagular o no. Habitualmente, la gente joven con fibrilación auricular no tiene que estar anticoagulada. En cambio, la gente mayor, sobre todo si son mujeres, deben estar anticoaguladas, porque el riesgo de embolia por fibrilación auricular en mujeres es mayor.

 

Y cada vez anticoagulamos más, porque la fibrilación auricular aparece con la edad. A medida que vivimos más tiempo, la probabilidad de tener fibrilación auricular es mayor y, por tanto, la necesidad de estar anticoagulado también es mayor. Es un motivo de consulta en cardiología muy frecuente.

 

Los nuevos anticoagulantes: ventajas frente a los anticoagulantes tradicionales

Anteriormente, el tratamiento anticoagulante más habitual era el famoso sintrom, pero desde hace unos años hay anticoagulantes nuevos disponibles, que tienen ventajas frente a los anticoagulantes tradicionales en cuanto a su administración y en cuanto a las interacciones con alimentos o fármacos.

 

Por un lado, el sintrom tiene un margen terapéutico muy estrecho, de manera que es obligatorio realizar una analítica mensual para determinar la dosis. De esta manera, hay personas que dependiendo del mes, pueden tener dosis diferentes, para que el nivel terapéutico sea el adecuado. En cambio, con los nuevos anticoagulantes no es necesario.

 

Actualmente, hay 4 nuevos anticoagulantes: dos de ellos se administran en una sola toma diaria, mientras que los otros dos se administran cada doce horas. Ninguno de ellos requiere ajuste de dosis, salvo por edad, función renal o peso, pero una vez decidida la dosis, es la que se mantiene de forma continuada, de manera que no es necesario hacer análisis mensuales para determinar otra dosis.

 

Por otro lado, con el sintrom es habitual la necesidad de seguir algunas precauciones con alimentos que interfieren en los niveles, sobre todo con los vegetales más verdes o que tengan vitamina K. Entonces, existen ciertas limitaciones en cuanto a tomar determinados alimentos, cosa que no ocurre con los nuevos anticoagulantes.

 

Otra ventaja es que las interacciones con fármacos son menores que con el sintrom, lo que genera cierto alivio, sobre todo a la hora de tomar antiinflamatorios u otro tipo de medicamentos.

 

La última ventaja es que uno de ellos, y en seguida los otros tres, ya tienen antídoto. El antídoto es un fármaco que, en pocos minutos, revierte el efecto anticoagulante de los nuevos anticoagulantes. Y eso es necesario sobre todo, cuando se producen hemorragias por los anticoagulantes o cuando es necesario hacer una intervención quirúrgica urgente en un paciente que está anticoagulado.

 

Efectos secundarios de la toma de anticoagulantes

El primer problema de los anticoagulantes es el riesgo de hemorragia. Cualquier persona anticoagulada tiene riesgo de tener una. La mayor parte de las hemorragias son leves, de manera que no comprometen la vida y no suelen dejar secuelas. En algunos casos, como el sangrado más frecuente es de origen digestivo, es necesario realizar una gastroscopia o una colonoscopia, pero se resuelven habitualmente.

 

Un solo ictus puede generar muerte o dejar secuelas neurológicas graves, de manera que la decisión de anticoagular depende del riesgo que tenga el paciente de embolia. Si el riesgo de embolia es alto, la protección que hace el anticoagulante supera el riesgo de hemorragia, pero si el riesgo de embolia es bajo, entonces no se debe anticoagular, porque el riesgo de la hemorragia supera al beneficio esperado del anticoagulante. Por eso, los especialistas utilizan una escala para decidir qué pacientes deben ser anticoagulados o no.

 

En todo caso, el riesgo de tener una embolia depende de la edad, del sexo femenino, de ser diabético, de ser hipertenso o de haber tenido un ictus previamente. Si aparecen esas variables, el riesgo de embolia es importante y por tanto, se decide la anticoagulación.

*Tradotto con Google Translator. Preghiamo ci scusi per ogni imperfezione

Dr. José Ángel Rodríguez Fernández
Cardiologia

*Tradotto con Google Translator. Preghiamo ci scusi per ogni imperfezione

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