La rotura del Ligamento Cruzado Anterior explicada paso a paso

Autore: Dr.Prof. Ángel Villamor Pérez
Pubblicato: | Aggiornato: 03/03/2020
Editor: Albert González

 

¿Qué es un ligamento?

Un ligamento es un tejido que une a un grupo muscular al hueso en una articulación. Sirven para que el conjunto de las articulaciones pueda moverse y funcionar correctamente.

 

¿Cuál es la función del Ligamento Cruzado Anterior?

El Ligamento Cruzado Anterior, en adelante LCA, es el ligamento más importante de la rodilla, ya que es el encargado de conferir estabilidad a la articulación. Se requiere un correcto funcionamiento del sistema locomotor para asegurar una buena estabilidad de la rodilla.

 

Cuando hay rotura de LCA, el fémur y la tibia, que son los huesos que conforman la articulación, no son capaces de encajar y moverse coordinadamente. Esto provoca que el paciente se desequilibre a menudo y vaya desarrollando prematuramente artrosis, debido a la deficiente coordinación de sus movimientos articulares.

 

¿Cuándo puede romperse el Ligamento Cruzado Anterior?

A pesar de que los ligamentos, al igual que los tendones, son tejidos resistentes a impactos y torceduras, pueden romperse. En el caso del LCA, este puede dañarse en distintas situaciones en las que el tejido se ve sometido a una torsión muy brusca y repentina, la cual sucede en un momento en que hay una rotación externa y flexión del pie, mientras este gira hacia fuera y la rodilla hacia dentro.

 

Se trata de una lesión habitual en esquiadores y futbolistas, puesto que en un mal movimiento o caída la rodilla podría no acompañar el movimiento natural del cuerpo. Al clavarse un esquí en la nieve o los tacos en el césped, estos deportistas podrían romperse el LCA. En resumen, cualquier movimiento accidental que obligue a la rodilla a girar hacia dentro podría provocar esta lesión articular.

 

¿Cuáles son los síntomas de una rotura del Ligamento Cruzado Anterior?

En cuanto a síntomas debemos diferenciar entre los que se producen en el momento de la lesión y los que se experimentan después de un tiempo con el LCA roto.

 

En el momento en que se produce la rotura se experimenta un intenso dolor debido a una torsión. Los pacientes que han sufrido dicha rotura aseguran haber notado un crujido en el ligamento y haber notado como la rodilla se sale de su sitio. Acto seguido, la zona se inflama mucho.

Con la rotura de LCA, el fémur y la tibia no son capaces de encajar y moverse.

 

Por otro lado, cuando el ligamento está roto desde hace tiempo el dolor desaparece y se puede hacer vida normal. El paciente puede realizar incluso ejercicio, siempre que este no demande demasiado movimiento de rodilla. No obstante, el paciente acusará la rotura del LCA con inestabilidad articular (caídas y pérdidas de equilibrio).

 

En caso de no repararse, la rodilla del paciente se irá deteriorando a causa de la inestabilidad generada por la falta de operatividad del ligamento. De este modo, comenzarán a sufrirse síntomas de desgaste articular (artrosis). Asimismo, los dolores y las molestias a causa de la inflamación irán aumentando de forma progresiva. Aunque al principio son prácticamente imperceptibles, a medida que transcurre el tiempo estos limitan bastante la vida diaria del paciente.

 

En el momento en que el dolor hace insostenible trabajar o caminar, debe colocarse una prótesis para lograr una mejora en la calidad de vida del paciente.

 

¿Se puede confundir con otras lesiones?

La respuesta es sí. Es habitual que un paciente tenga una rotura del LCA y no lo sepa porque le diagnosticaron erróneamente una contusión o un esguince de rodilla. Además, como transcurrido un tiempo deja de doler, estos han seguido haciendo su vida normal.

 

Evidentemente, esto sucede tan solo en casos en los que la actividad laboral o deportiva del paciente no requiere movimientos con brusquedad que pongan a prueba la movilidad de la rodilla. A parte, encontraríamos casos especiales en los que el LCA se rompe sin afectar mucho a la inestabilidad de la rodilla. En estos casos, salvo que el paciente se vea con la obligación de realizar un movimiento extremadamente forzado, la lesión de ligamento podría pasar desapercibida.

 

¿Qué ocurre si no se opera una rotura de LCA?

En caso de no operar por desconocimiento o porque el paciente lo rehúsa, las consecuencias van mucho más allá de algún fallo ocasional de la articulación o la práctica limitada de algunos deportes. Lo cierto es que la falta de sujeción que aporta el LCA se traduce en un desgaste en la zona y problemas prematuros de artrosis. Además, finalmente será necesaria la colocación de una prótesis para paliar con el dolor y las limitaciones de movimiento.

 

Si no se soluciona las consecuencias pueden ser muy graves. 

 

Cómo se trata un LCA roto

Para minimizar las consecuencias negativas de la lesión, siempre se recomienda al paciente reparar el ligamento mediante cirugía.

 

Las intervenciones quirúrgicas de LCA se han perfeccionado mucho con el paso del tiempo, llegando a ser muy poco agresivas. Se realizan mediante una artroscopia, en la cual se realizan unos pequeños orificios para ver el interior de la rodilla.

 

Estos avances han permitido no tener que abrir la articulación y utilizar materiales muy específicos en la intervención, los cuales permiten un nivel de precisión y unos resultados excelentes. Todo ello, ha favorecido al proceso de recuperación del paciente, siendo este más rápida y efectiva que antaño.

 

Por otro lado, la fisioterapia posterior también tiene una gran importancia para poder lograr un resultado exitoso al final del proceso de recuperación.

 

Cómo es la recuperación tras la cirugía de Ligamento Cruzado Anterior

La recuperación debe ser completamente personalizada, ya que cada paciente y cada lesión tienen sus propias características y, por tanto, requieren procesos distintos. El peor momento de la fase de recuperación es el primer mes. Más adelante, el dolor va desapareciendo y el paciente gana en seguridad.

 

Algunos pacientes requieren de una muleta durante las primeras semanas para tener más confianza en sus movimientos, ya que tras pasar por el quirófano se notan inseguros y tienen miedo de tropezar y caerse.

 

A pesar de que se recomienda parar por completo la actividad física para reducir la inflamación, es necesario empezar cuanto antes la fisioterapia para evitar atrofias, rigideces, pérdida de masa muscular, etc.

 

A partir del segundo mes, el dolor desaparece proporcionando al paciente una aparente normalidad. Excepto correr o practicar deportes de alta exigencia, el paciente puede retomar el ejercicio sin problemas. Para poder correr será conveniente esperar 4 meses y para hacer ejercicios de alta intensidad hasta 6 meses.

 

Durante estos 6 meses que deben transcurrir para la recuperación total, las rutinas de ejercicio van modificándose para adaptarlas al nuevo estado del paciente. En cualquier caso, esto se irá adaptando de forma personalizada en cada paciente, ya que no se pueden planificar estos procesos. De todos modos, si no hay nada fuera de lo común, la rotura de LCA se superará en ese plazo.

*Tradotto con Google Translator. Preghiamo ci scusi per ogni imperfezione

Dr.Prof. Ángel Villamor Pérez
Traumatologia

*Tradotto con Google Translator. Preghiamo ci scusi per ogni imperfezione

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