Implantes dentales para toda la vida
Autore:Los implantes dentales son una óptima solución frente a las prótesis removibles. Cada vez son más quienes optan por esta técnica con la que se intenta recuperar la salud y funcionalidad de la boca y revertir la incomodidad que ocasiona la pérdida de piezas dentales. El Dr. Ángel Fernández Bustillo nos alerta sobre la necesidad de comprometernos con nuestra boca para mantener una correcta salud bucal.
¿Qué ventajas presentan los implantes con respecto a otras soluciones de reconstrucción dental?
Los implantes dentales tienen indudables ventajas frente a otras soluciones como las prótesis removibles. Primeramente porque contribuyen al mantenimiento del hueso, ya que no solo se integran en él sino que requiere de procesos de reconstrucción ósea que revitalizan la zona afectada. Y, en segundo lugar, porque las prótesis fijas aportan ese volumen facial perdido por la ausencia de hueso y encía y ayudan a retornar el estado natural.
¿Hablamos de salud y estética?
Con los implantes dentales se intenta recuperar la salud y funcionalidad de la boca. Cuando se pierde uno o varios dientes, algo frecuente a partir de los 50 años, es necesario restituirlos para no agudizar el deterioro. Pero al mismo tiempo, la desaparición de piezas dentales implica cambios estéticos en diferentes partes del rostro que podemos revertir. La pérdida de piezas dentales deteriora los tejidos y provoca una vejez prematura de la piel. El adelgazamiento de los labios, el llamado mentón de bruja, la aparición del papo o la caída de la punta nasal son manifestaciones que tienen su origen en el deterioro de la boca.
Por eso, desde mi punto de vista, la implantología y estética facial son dos áreas que van de la mano.
¿Cómo consiguen devolver al paciente lo que ha perdido?
Le devolvemos la armonía y naturaleza de su rostro teniendo en cuenta que el tratamiento ha de responder a las condiciones propias de su edad y circunstancias vitales.
Para ello, previamente es necesario realizar un estudio de la persona en una triple dimensión: física, técnica y psicológica. Hemos de analizar los parámetros faciales, el estado del hueso, de los músculos y el tejido blando. Con este primer estudio obtenemos un diagnóstico del tratamiento que hemos de realizar desde el punto de vista teórico. También hemos de considerar los aspectos psicológicos: cómo se percibe el paciente a sí mismo y qué expectativas tiene acerca del proceso.
¿Y qué pesa más? ¿Las conclusiones médicas o la visión del paciente?
En mi opinión, como he señalado, es una combinación de elementos. La edad, el tipo de piel, la potencia muscular, el tamaño de la nariz, de los ojos o el volumen de los labios, nos indican el camino. Los deseos del paciente añaden una nueva variable a tener en cuenta, pero existen unos límites fisiológicos que la subjetividad del individuo no puede ignorar. Por eso, mi filosofía siempre es la de devolver la naturalidad con un enfoque equilibrado.
¿Cómo se consigue ese equilibrio?
Recurriendo, en primer lugar, a las técnicas de diagnóstico (escaneado intraoral, escaneado 3D, planificación virtual) que marcarán el camino a seguir y mostrarán el probable resultado que se obtendrá. Me parece fundamental que los tratamientos sean seguros y predecibles para saber lo que podemos conseguir. También es importante que el paciente sea consciente de ello en el momento de aceptar una terapia concreta.
Una vez se termina el tratamiento, ¿qué riesgo hay de que fracase?
Desde el punto de vista médico, salvo por circunstancias excepcionales, si se ha realizado un diagnóstico adecuado y se ha culminado con éxito el tratamiento, las posibilidades de fracaso son escasas. Contamos con datos que nos indican que un altísimo porcentaje de implantes duran muchos años, incluso toda la vida, siempre que el paciente se comprometa con la salud de su boca.
¿En qué consiste ese compromiso?
Sabemos que una parte de los problemas se deben a la falta de higiene, de prevención y, en general, de los malos hábitos. Por eso, una vez que se ha sometido a un tratamiento de implantes, el paciente tendrá que esforzarse todo lo posible en mantener su salud bucal. Primero, cumpliendo estrictamente con las normas de limpieza y mantenimiento, y segundo, acudiendo a todas las revisiones que se marcan en el protocolo de mantenimiento.
¿Cumplen los pacientes con las recomendaciones?
Pese a que cerca de un 40% de los españoles no acude de forma habitual al odontólogo, cada vez es mayor la conciencia entorno a la necesidad de mantener una óptima salud bucal. No debemos olvidar que los implantes y las restauraciones óseas conllevan elementos artificiales en nuestra boca. Por eso, su cuidado debe ser incluso más riguroso que el de los dientes naturales.