Hernia discal lumbar: ¿qué ejercicios pueden aliviarnos y cuáles debemos evitar?

Autore: Dra. Karla Michel Guerrero
Pubblicato: | Aggiornato: 24/03/2022
Editor: Top Doctors®

La hernia discal lumbar es una etapa del proceso degenerativo del disco intervertebral lumbar en la que se produce la rotura de la región periférica del disco intervertebral (denominado anillo fibroso), con la correspondiente salida al exterior de la porción central gelatinosa del disco (llamado núcleo pulposo).

 

¿Cuáles son los principales síntomas?

El síntoma más frecuente en todo el proceso degenerativo del disco es el dolor lumbar. Sin embargo, al presentar una hernia discal se pueden ver comprometidos los nervios que se dirigen a los miembros inferiores, presentando en esos casos dolor radicular, comúnmente llamado ciática.

 

Los principales síntomas son dolor lumbar y ciática

 

 

¿Cómo es el tratamiento?

El tratamiento puede ser quirúrgico o conservador.

Si existe pérdida de movilidad o reducción de la misma asociada al dolor, el tratamiento será mediante cirugía. Esta consistirá en extraer la hernia y liberar el nervio que está afectando.

 

Si solo presenta dolor, se tratará con medicación como analgésicos, antiinflamatorios, relajantes musculares y otros fármacos específicos con el objetivo de controlar este dolor. Se le asocian fisioterapia y cambios en los hábitos de vida.

 

En caso de no controlar el dolor con medicación en unas semanas, se pueden utilizar técnicas analgésicas percutáneas como infiltraciones dirigidas. Si transcurridas unas 7-8 semanas no desaparece el dolor o empeora, habrá que plantear la cirugía. A partir de los 2-3 meses la cirugía es la técnica con mayor tasa de alivio y curación del dolor, un 70-80% de los pacientes presentan mejoría según los estudios.

 

El tiempo es un factor crucial y si se sobrepasan los límites la posibilidad de mejoría del dolor se reduce.

 

Por último, para obtener buenos resultados tras la cirugía, es importante actuar sobre los factores que podemos modificar como la condición muscular, el peso, la adaptación del puesto laboral, el apoyo emocional de familiares y amigos, etc.

 

También hay que tener en cuenta que pueden existir lesiones degenerativas asociadas que inicialmente dificultan el tratamiento y que, en ocasiones, precisan un tratamiento específico que solemos llevar a cabo junto con la cirugía de la hernia. Para la correcta orientación de estas situaciones es fundamental que el paciente sea valorado por un especialista como un médico rehabilitador (para tratamiento inicial sin cirugía) y por un especialista en Neurocirugía para conocer las opciones de cirugía y/o de técnicas percutáneas, y conseguir así los mejores resultados posibles.

 

¿Qué ejercicios podemos hacer para mejorar?

En general son recomendables los ejercicios de estiramiento para aliviar el dolor derivado de la contractura y acortamiento muscular, al igual que potenciar la musculatura para reducir las cargas y lesiones sobre la columna vertebral.

 

Existen distintas técnicas y ejercicios. Dentro de las referencias está la iniciativa Kovacs, que se recoge en la web de la espalda (espalda.org). Estos son similares a los propuestos por la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (SERMEF), Sociedad Española de Cirugía Vertebral y Medular (Neuro-raquis), Grupo Español para el Estudio del Raquis (GEER), Sociedad Europea Columna (EUROSPINE), y la Sociedad Norteamericana de Columna (NASS).

 

Enlaces: 

https://www.eurospinepatientline.org/

http://www.sermef-ejercicios.org/

 

¿Y cuáles debemos evitar?

Los principales ejercicios o posturas que empeoran el dolor o la condición del disco son los de rotación del tronco. Estos son habituales al realizar actividades como el golf. También deben evitarse las hiperextensiones o flexiones forzadas y extremas de la columna lumbar. Estos movimientos favorecen la lesión y desgarro del anillo fibroso que rodea al disco y, por tanto, mayor extrusión o herniación del material discal en la etapa aguda.

 

Las posturas mantenidas durante muchas horas también favorecen la lesión del disco, como estar muchas horas sentado frente al ordenador o la televisión, o el estar muchas horas de pie sin movilizarse ni alternar posturas.

 

Los ejercicios de impacto y salto en ocasiones favorecen las lesiones sobre discos degenerados por su poca capacidad de amortiguación.

 

Sin embargo, hemos de tener en cuenta que la peor actitud es NO movernos. El reposo en cama más de 2-3 días en el período de dolor agudo potencia la discapacidad prolongada y el aumento del dolor continuo. Por lo que la terapia de ejercicio y la rehabilitación física deben incluirse en el tratamiento conservador o no quirúrgico.

*Tradotto con Google Translator. Preghiamo ci scusi per ogni imperfezione

Dra. Karla Michel Guerrero
Neurochirurgia

*Tradotto con Google Translator. Preghiamo ci scusi per ogni imperfezione

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