Feminización de la voz y de los actos reflejos: la risa, la tos y el estornudo

Desde que inicié mi carrera de logopeda especializada en feminización de la voz de la mujer transgénero, el tema de la risa, de la tos y del estornudo, como actos reflejos difícilmente controlables, ha sido un tema muy hablado. Al principio de mi tesis, cuando buscaba la clave para feminizar una voz basándome en mis conocimientos logopédicos, descubrí que efectivamente esos actos reflejos no tenían que ser feminizados de manera voluntaria.

Hace 16 años, cuando empecé a trabajar con mujeres transgénero, presté mucha atención a todo lo que me contaban: sus historias y sus vidas. Compartieron conmigo sus miedos, sus esperanzas y sus exigencias. Asimismo, compartieron conmigo sus sentimientos, sus necesidades y, hasta, me transmitieron su visión personal sobre la feminidad y todos esos elementos cotidianos que podían traicionarles.

Frecuentemente, los actos reflejos, como la tos, el estornudo o la risa, pueden llegar a ser verdaderos enemigos para aquellas mujeres transgénero que aún no han feminizado sus voces. Sin embargo, con el paso de los años, he ido descubriendo cómo mi método influencia de manera subliminal e indirecta estos actos reflejos anatómicos, ya que trabajo la musculatura laríngea, facial, respiratoria, etc., de manera profunda. De esta manera es como comprendí que no tenía que trabajar los actos reflejos, ya que estos serían feminizados automáticamente a través de los ejercicios propuestos a mis pacientes.

El acto reflejo como expresión de sí

Hay que pensar que la risa, por ejemplo, es un acto muy personal, y que no existen reglas expresivas para ello.

Conozco personas que tienen risas vivamente particulares, hombres que se ríen de manera muy aguda y mujeres que tienen una risa muy profunda. Aun así, bajo mi punto de vista, no se puede decir que existe una risa femenina o una risa masculina. Si lo pensáramos, estaríamos hablando de un estereotipo de la voz: voz femenina aguda y voz masculina grave.

Por lo tanto, pienso que tanto la risa como el habla son elementos muy personales, y que por ello, serán influenciados gracias al trabajo de feminización que propongo con mi método. Muchas pacientes notan una modificación a nivel de la risa o de la tos después de mis sesiones. Efectivamente, pienso que el trabajo muscular efectuado acaba influenciando la posición de reposo de la laringe, y que en general, influye en la dinámica laríngea y respiratoria, de manera global.

Por otra parte, durante mis sesiones de feminización de la voz, trabajo las expresiones faciales y la expresividad de una manera muy precisa. Esto me permite feminizar no solo las mímicas faciales de mis pacientes, sino también la expresión de sus sentimientos y emociones. De este modo, la paciente acaba por sentir una liberación no solo expresiva, sino global.

Por ello, y desde mi punto de vista, pienso que no es necesario modificar estos actos reflejos durante las sesiones de feminización. Del mismo modo que sucede con el grito, todo acto reflejo ligado a la voz será implícitamente feminizado y el trabajo de feminización se realizará de manera eficiente y profunda. Este es el caso del método Astudillo.

Cuando se trabaja la feminización de la voz con una persona, siempre hay que relativizar los objetivos que intentamos alcanzar. Cabe destacar que, es importante descaminarse de un estereotipo que podría alejar la personalidad o la identidad de la paciente. En mis sesiones, no feminizo nunca la voz de mis pacientes con un efecto espejo hacia la mía, sino que busco más bien impulsar la paciente hacía un camino de introspección, de descubrimiento y exploración que la llevará a exaltar su propia feminidad de una manera personal, lo que le permitirá alcanzar una voz y una manera de expresarse totalmente personalizadas.

En lo que se refiere a los actos reflejos, ocurre lo mismo. Encuentro absurdo el hecho de pensar que hay que enseñar a nuestras pacientes a reír, a toser y a estornudar. Son actos «reflejos», desde luego, pero totalmente personales. No hay, por ello, según mi punto de vista, ninguna regla impuesta referente a cómo tenemos que toser, reírnos o estornudar.

Lo repito muchas veces, el método Astudillo es un método liberador, ya que libera a toda persona de presiones vocales, emocionales, expresivas o humanas, permitiendo así la evolución de la persona y de la expresión de su propia personalidad e identidad sin tener que sentirse obligada de someterse a imposiciones sociales u otras.

Actos reflejos y emociones

¿Cuál es entonces el límite o la diferencia entre un acto reflejo y un acto producido por una emoción inmanejable?

En efecto, podríamos pensar que las emociones nos hacen reaccionar de manera incontrolable llevando, en determinadas situaciones, a nuestra voz y a nuestra manera de expresarnos a ser prisioneras de una emocionalidad difícil de controlar que podría delatarnos o, por supuesto, traicionarnos.

A lo largo de los últimos años practicando mi metodología, me he dado cuenta que el abordaje de las emociones como juego de rol o en versión «laboratorio» ayudaba mucho a las pacientes. Efectivamente, aplico lo que yo llamo la «memoria de la vivencia», es decir, la memoria de la experiencia, la misma que solicita a la paciente recordar emociones anteriormente vividas con el fin de reproducir un esquema codificado.

Es lo que pongo en práctica en la feminización de la voz emocional. Esa voz emocional que nos permite pasar por diferentes etapas donde nuestro cerebro codificaría o asimilaría una forma de expresar ciertas emociones. También nos permitiría entrenarlas y prepararnos para futuras situaciones en las cuales estas emociones serían solicitadas o no sometidas a ningún control. Esta práctica permite a mis pacientes reducir su ansiedad frente a situaciones conflictivas, por ejemplo, y a liberar sus emociones y personalizar sus reacciones.

Por último, es importante tener en cuenta cada uno de los parámetros y elementos con el fin de guiar nuestra práctica, manteniendo objetivos claros y basándonos en la personalidad y en la identidad de nuestra paciente. No puede aplicarse ningún esquema terapéutico, como una receta de cocina, sin tener en cuenta los factores humanos y emocionales ligados directamente a la propia paciente.

Recordemos que el método Astudillo es un método terapéutico de entrenamiento vocal basado en la intuición, en el factor humano y en lo emocional que consigue la liberación completa del individuo.