Evolución de las técnicas mínimamente invasivas en cirugía de prótesis

Autore: Dr.Prof. Ángel Villamor Pérez
Pubblicato:
Editor: Patricia Pujante Crespo

Siempre aparece el debate en torno al tema de la edad a la hora de someterse a una cirugía de  prótesis, normalmente de cadera o de rodilla. Algunos pacientes muestran recelo a pasar por quirófano por considerarse demasiado mayores. En cambio, otros creen que son demasiado jóvenes para una operación de estas características. Sin embargo, en general se trata de pacientes que necesitan esta prótesis y que mejorarían con ella, ya que les permitiría vivir sin dolor, caminar y moverse bien, volver a practicar deporte y recuperar actividades que han tenido que dejar por la lesión.

Imágenes de cadera y rodilla iluminados en los puntos con dolor - prótesis de rodilla y cadera by Top Doctors
Las prótesis actuales pueden durar entre 20 y 30 años sin estropearse

 

Mitos alrededor de la cirugía protésica

Existen muchos mitos en torno a la cirugía protésica que hacen que muchos pacientes vivan durante años con dolores y no quieran someterse a la intervención. Por una parte, creen que implantar una prótesis implica someterse a una cirugía muy agresiva. Por otra parte, temen poder quedar con alguna incapacidad, a pesar de los ejercicios de Fisioterapia posteriores, a lo que también tienen miedo por si es demasiado doloroso.

 

No obstante, la idea principal con la que acude el paciente a consulta es que la prótesis tiene una vida limitada, de manera que si se la ponen cuando son demasiado jóvenes necesitarán pasar por quirófano muchas veces durante su vida para cambiarla, algo que consideran un riesgo.

 

Sin embargo, ahí es donde reside la tarea más divulgativa del especialista en Traumatología, ya que en los últimos años han tenido lugar muchos avances que tambalean criterios clínicos que prevalecían hasta ahora.

 

¿Los pacientes pueden someterse a una cirugía protésica a cualquier edad?

Hasta principios de este siglo los traumatólogos no se planteaban poner una prótesis en un paciente joven y activo porque sabían que tendrían que hacer un recambio de prótesis cada 10 años, por su desgaste natural. En la actualidad se dispone de prótesis hechas con materiales y pares de fricción más duraderos y resistentes a la actividad física, por lo que pueden durar 20, 30 e incluso más años sin estropearse.

 

Además, el diseño de las nuevas prótesis permite reemplazar solamente la pieza gastada por otra nueva, en vez de tener que cambiar toda la prótesis. Esto ha hecho que las cirugías de reemplazo sean menos agresivas y que se lleven a cabo, en la mayoría de casos, con técnicas mínimamente invasivas.

 

Se ha pasado de implantar prótesis que era necesario sustituir cada 10 años mediante una intervención que suponía “arrancarla” del lugar (con daños colaterales), a poder emplear prótesis que duran más de 30 años. Estas están compuestas por piezas que pueden ser cambiadas con cirugías menos agresivas, además de más seguras, ya que la mínima invasión influye en que haya menos sangrado, menos complicaciones postquirúrgicas e infección, acelerando la recuperación.

 

Cirugía protésica mínimamente invasiva: menos riesgo quirúrgico y recuperación más rápida

Todo lo mencionado anteriormente hace desmontar otro mito que gira en torno a la cirugía protésica: la supuesta agresividad de la intervención.

 

La artroscopia es la técnica que se emplea con mínima agresión, en rodilla, hombro y otras articulaciones. Estos procedimientos han hecho posible resolver problemas traumatológicos con incisiones de apenas cinco milímetros, a través de las cuales se introducen instrumentos, un punto de luz y cámaras de dos o tres milímetros de diámetro. Todo ello permite resecar, reparar, suturar y reconstruir lesiones a las que hasta ahora no se podía acceder, como algunas de la cadera.

 

Las técnicas mínimamente invasivas permiten que el riesgo quirúrgico sea menor y la recuperación más rápida. Al haber menos infección, menor sangrado y una reducción de las complicaciones en quirófano, hay también menos inflamación, menos dolor y menos daño en músculos, tendones y estructuras vecinas.

 

Además, el uso de la ecografía permite al especialista apoyarse en sus imágenes no solo para diagnosticar, sino también para tratar. Así, se emplean procedimientos guiados por ecografía para resolver problemas sin incisión, como es el caso de las calcificaciones en los tendones del manguito rotador del hombro, por ejemplo.

 

Las técnicas no invasivas requieren una formación continua, innovación y aplicaciones, pero garantiza que el paciente pueda beneficiarse, librarse del dolor y recuperar su calidad de vida.

*Tradotto con Google Translator. Preghiamo ci scusi per ogni imperfezione

Dr.Prof. Ángel Villamor Pérez
Traumatologia

*Tradotto con Google Translator. Preghiamo ci scusi per ogni imperfezione

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