Deterioro cognitivo y mental tras la COVID-19

Autore: Dr. Saul Martínez Horta
Pubblicato:
Editor: Patricia Pujante Crespo

La nueva enfermedad COVID-19 causada por el coronavirus SARS-CoV-2 ha supuesto un enorme impacto a nivel sanitario, económico y social. La llegada de la primera gran oleada de personas positivas, supuso un reto asistencial dado el importante número de casos que desarrollaron graves complicaciones respiratorias, eventualmente con un desenlace fatal.

 

A lo largo de los meses que han acompañado este periodo de pandemia, tanto la capacidad de reacción como de atención, abordaje y tratamiento de esta nueva enfermedad ha ido experimentando toda una serie de cambios fruto del conocimiento acumulado.

Chica con mascarilla de frente y apoyada con las manos en un cristal - confinamiento - secuelas cognitivas COVID-19 - by Top Doctors
Los síntomas neurocognitivos son secuelas del síndrome postCOVID,
y pueden incluir pérdida de memoria, confusión, trastornos del sueño e incluso Parkinsonismos

 

¿Qué hemos aprendido sobre la COVID-19 en estos meses?

En general, sabemos que un importante porcentaje de casos son totalmente asintomáticos o presentan síntomas leves, parecidos a los de un catarro o gripe. En contraposición, una proporción nada despreciable de personas desarrolla un cuadro sintomático que incluye múltiples manifestaciones de severidad variable.

 

Los síntomas parecidos a los de cualquier proceso gripal y/o respiratorio (fiebre, tos, dolor muscular y/o articular, fatiga, disnea) son los más frecuentes, pero otro espectro de síntomas puede igualmente formar parte de las manifestaciones asociadas a la COVID-19. Entre ellos se encuentran la pérdida del olfato y/o el gusto, la debilidad extrema y la fatiga, el dolor de cabeza, la caída del cabello o alopecia, e incluso reacciones cutáneas, entre otras manifestaciones.

 

Finalmente, una menor proporción de casos, desarrolla un cuadro extremadamente grave mediado por la respuesta inflamatoria, o tormenta de citoquinas, que puede asociar la necesidad de ventilación mecánica, ingreso en UCI, trombosis e incluso la muerte.

 

Al margen de todos estos síntomas que actualmente son bien conocidos, la pandemia causada por el SARS-CoV-2 nos ha ido enseñando, con el tiempo, otras consecuencias derivadas tanto de la infección como del padecimiento de cuadros graves o muy graves. Entre estas destacan los cuadros que actualmente conocemos como NeuroCOVID y como Síndrome postCOVID. En ambos casos los cuadros se refieren a las manifestaciones neurológicas y neurocognitivas asociadas, tanto en la fase aguda de la infección como en la fase posterior a la remisión de los síntomas centrales, y también cuando los test diagnósticos salen negativos.

 

¿Qué sabemos de los problemas neurológicos y neuropsicológicos en la COVID-19?

Aproximadamente un 85% de las personas infectadas por el SARS-CoV-2 pueden presentar síntomas neurológicos. Los más frecuentes son la cefalea, las alteraciones del olfato y del gusto y la debilidad muscular. Sin embargo, en otros casos se han descrito casos más severos, con afectación importante del sistema nervioso central y periférico. Esto incluye encefalopatía metabólica tóxica, encefalopatía inflamatoria, parkinsonismos, accidentes cerebrovasculares, poliradiculopatías, síndromes confusionales o neuropatías, entre otros.

 

A nivel neurocognitivo, muchos de estos cuadros pueden asociar un notable impacto sobre el funcionamiento normal de distintos procesos cognitivos, asociando, por tanto, posibles manifestaciones en forma de alteraciones de la memoria, la atención, la capacidad de concentración, la motivación o el estado de ánimo, entre otras. Estos síntomas neurocognitivos, no son una consecuencia directa del SARS-CoV-2, sino que son secuelas derivadas de las complicaciones relacionadas con la enfermedad.

 

Paralelamente, es bien conocido que los pacientes que, por cualquier causa requieren largos periodos de ingreso en unidades de cuidados intensivos, pueden presentar de manera aguda cuadros confusionales caracterizados por el desarrollo de episodios de desorientación, de alucinaciones y desconexión con el medio y que, hasta 6 meses tras el alta, suelen presentar importantes quejas relativas al funcionamiento cognitivo.

 

Por otro lado, el seguimiento psicológico de las personas que han superado la enfermedad, nos ha ido demostrando que, con cierta relación con la severidad con la que se haya padecido la COVID-19 (aunque no en todos los casos), muchas personas presentan de manera persistente (y una vez ya superada la enfermedad) un conjunto de manifestaciones neurocognitivas y afectivas que asocian un importante impacto en el funcionamiento diario. En estos casos se habla del todavía poco conocido síndrome postCOVID, que puede asociar una amalgama de síntomas cognitivos de diferente envergadura. Entre ellos se incluyen la pérdida de memoria (sobre todo a corto plazo), problemas para mantener la atención y facilidad para distraerse, dificultad para empezar nuevas tareas, trastornos del sueño o cambios en el carácter y el estado de ánimo.

 

A pesar de que a día de hoy no disponemos de un modelo que nos explique exactamente cómo la COVID-19 causa estos síntomas, incuestionablemente estos deben ser considerados y evaluados correctamente con el único fin de determinar la severidad de estos síntomas y de implementar terapias dirigidas a la rehabilitación y a la recuperación del funcionamiento normal.

 

¿Qué podemos hacer frente a los síntomas neuropsicológicos post COVID?

Es muy probable que, en la mayor parte de casos donde se presentan estos síntomas de forma leve, el paso del tiempo y la reinstauración de hábitos cotidianos, se relacionen con una progresiva resolución.

 

En los casos donde los síntomas se presenten de manera más severa y/o persistentes en el tiempo, la evaluación neuropsicológica será una herramienta necesaria para determinar tanto el nivel de afectación o severidad, así como el conjunto de procesos cognitivos que puedan verse comprometidos. Con ello, los profesionales de la neuropsicología podrán determinar si existe un cuadro de deterioro cognitivo. Además, también podrán planificar las intervenciones específicas necesarias, dirigidas a tratar de reinstaurar el funcionamiento cognitivo normal en la mayor brevedad de tiempo y de la manera más eficiente posible.

*Tradotto con Google Translator. Preghiamo ci scusi per ogni imperfezione

Dr. Saul Martínez Horta
Psicologia

*Tradotto con Google Translator. Preghiamo ci scusi per ogni imperfezione

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