Cuando la ansiedad se convierte en un problema

Autore: Dr. Sergio Arques Egea
Pubblicato: | Aggiornato: 01/07/2021
Editor: Yoel Domínguez Boan

La ansiedad es una patología que suele presentarse de una forma muy heterogénea, razón por la que muy a menudo el paciente consulta a múltiples especialistas, entre los que se incluyen los de atención primaria, Aparato Digestivo, Neurología, Cardiología... antes que con un especialista en Salud Mental.

 

Mientras que los síntomas físicos son los más comúnmente conocidos, y por tanto asociados por la gente a esta enfermedad, existen además síntomas cognitivos, psicológicos y conductuales.

 

Dentro de los síntomas físicos podemos encontrar:

 

  • Cardiovasculares: taquicardia, palpitaciones, sudoración
     
  • Respiratorios: opresión en el pecho, falta de aire
     
  • Gastrointestinales: molestias digestivas, náuseas, vómitos, “nudo” en el estómago, alteraciones de la alimentación
     
  • Musculares: tensión y rigidez muscular, cansancio
     
  • Neurológicos: hormigueo, sensación de mareo e inestabilidad, temblores
     

En los casos en los que existe un predominio de este tipo de síntomas se habla de “somatizaciones”, siendo muy frecuente el referido peregrinaje por diferentes especialistas y, por tanto, el retraso en alcanzar un diagnóstico y tratamiento adecuado, agravando lógicamente el malestar del paciente.

 

 

¿En qué momento pasa a ser la ansiedad un problema?

La ansiedad no tiene porqué ser siempre un problema, de hecho un cierto grado de ansiedad proporciona un componente adecuado de precaución ante determinadas situaciones; es decir, se trataría de un mecanismo adaptativo natural que nos permite ponernos en alerta y  mantenernos concentrados para afrontar diferentes situaciones de estrés.
 

En ocasiones, no obstante, el sistema de respuesta a la ansiedad se ve sobrepasado y funciona de manera inadecuada. En esos casos, la ansiedad es desproporcionada a la situación e incluso, a veces, acontece sin un peligro evidente. La persona se siente angustiada y paralizada, dando lugar a un deterioro del funcionamiento psicosocial y fisiológico. De este modo, cuando la ansiedad se presenta en momentos inadecuados o es tan intensa y duradera que interfiere con las actividades normales de la persona, podemos considerarla como un trastorno.

 

En ocasiones, la ansiedad es desproporcionada ante la situación
Una respuesta desproporcionada de la ansiedad puede paralizar por completo a quien la padece
 

 

¿Qué factores de riesgo existen o cuáles son los desencadenantes del trastorno de ansiedad?

Existen una serie de factores predisponentes o de riesgo que pueden favorecer que un individuo desarrolle ansiedad si se ve expuesto a determinadas situaciones. Entre ellos se pueden destacar:
 

  • La personalidad. Existen personas que cuentan con un sistema de alerta más sensible y complejo de desactivar una vez disparado, por lo que se encuentran constantemente en un estado de prealerta que condiciona su disposición a la aparición de la ansiedad
     
  • El sexo. Por ejemplo, las mujeres tiene más riesgo que los hombres, pudiendo influir aspectos hormonales, expectativas vitales, etc.
     
  • Los antecedentes familiares de ansiedad —carga genética, dinámicas familiares, habilidad afectivas…— o el consumo de tóxicos, como el alcohol, cannabis, cocaína…
     
  • La existencia de comorbilidades médicas y psiquiátricas.
     

En aquellas personas “vulnerables o predispuestas”, la presencia de hechos, situaciones o circunstancias capaces de activar el sistema de alerta, actuarán como factores desencadenantes, como por ejemplo la pérdida de un ser amado, de una relación importante, de un empleo, ser víctima de un crimen…

 

 

¿Qué pasa si la ansiedad no se diagnostica a tiempo?

Según pasa el tiempo y no se realiza un abordaje adecuado de la ansiedad, la persona que lo padece va a experimentar un deterioro significativo en su vida, generándose un intenso malestar y pudiendo agravar o desencadenar otras enfermedades (médicas y/o psíquicas). No hay que olvidar la afectación, al mismo tiempo, de su entorno familiar, laboral y/o social.

 

 

¿Cómo se trata la ansiedad?

En realidad la ansiedad es una patología muy agradecida ya que, a pesar de producir una importante merma de la calidad de vida, con las medidas adecuadas puede dejar de ser fácilmente un problema. La mejor opción terapéutica, en la mayor parte de los casos, es la combinación del tratamiento farmacológico y psicoterapéutico.

 

Mientras que en el corto plazo el tratamiento con benzodiacepinas resulta muy eficaz para un control rápido de los síntomas físicos de la ansiedad, en ocasiones hay que recurrir a los antidepresivos para regular la sintomatología de tipo cognitiva, psicológica y/o conductual, así como para realizar una función preventiva ante recaídas.

 

Por otro lado, la psicoterapia va a resultar de gran importancia en el medio-largo plazo para “aprender” a gestionar el estrés y modificar ciertas conductas generadoras de ansiedad. Sin lugar a dudas, la Terapia Cognitivo-Conductual va a ser de gran utilidad en estos casos.

 

Para más información sobre la ansiedad, su diagnóstico, sus síntomas y su tratamiento, consulte con un especialista en Psiquatría.

*Tradotto con Google Translator. Preghiamo ci scusi per ogni imperfezione

Dr. Sergio Arques Egea
Psichiatria

*Tradotto con Google Translator. Preghiamo ci scusi per ogni imperfezione

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