¿Cómo detectar si mi hijo sufre un trastorno del aprendizaje?

Autore: Dra. Cristina Cordero Castro
Pubblicato:
Editor: Patricia Pujante Crespo

Hablamos de forma general de dificultades de aprendizaje cuando un niño no aprende como cabe esperar, para el apoyo y acceso a la educación que está recibiendo.

 

Las dificultades de aprendizaje son, sin duda, uno de los motivos de consulta más frecuentes en la consulta de Neurología Infantil. En estos casos debemos hacer un recorrido completo y minucioso por la historia evolutiva y el desarrollo psicomotor de ese niño, hasta ubicarnos en el momento y curso actuales, ya que esto será lo que nos permita en gran parte orientar el diagnóstico y distinguir entre los distintos problemas que pueden llevar a un niño a tener dificultades para aprender.

Primer plano de un niño en actitud de desesperación delante de una libreta o deberes - trastorno del aprendizaje - by Top Doctors
Los niños "no son vagos", por lo que es importante identificar sus dificultades
y poder establecer cuanto antes una terapia adecuada

 

¿Qué es lo que caracteriza a los niños con dificultades o trastornos del aprendizaje?

Lo primero que debemos tener claro es que “los niños no son vagos”. Si un niño en los primeros cursos de primaria rechaza el aprendizaje o la lectoescritura debemos buscar la causa. Si un niño en esas primeras etapas de escolarización no quiere aprender, es porque probablemente el esfuerzo que está haciendo sea excesivo para él, y el rendimiento que obtenga no sea acorde, lo que genera frustración y rechazo.

 

Son varios los trastornos que pueden llevar a que exista este “desequilibrio” entre esfuerzo y resultados. Este disbalance es, en mi experiencia profesional, el gran problema y punto común de todos ellos.

 

¿Qué trastornos de aprendizaje existen?

Dentro de ellos encontramos, entre otros, los llamados “Trastornos Específicos de Aprendizaje” (trastorno de la lectura y/o de la escritura, discalculia…). Estos se caracterizan por dificultar el aprendizaje escolar, causando un rendimiento inferior al esperado en una materia, a pesar de tener una inteligencia normal y recibir una instrucción apropiada. Afectan a un área en particular y se clasifican en función de los contenidos específicos que estén afectados (lectura, expresión escrita, cálculo matemático…).  

 

Cuando existe un “Trastorno Específico de Aprendizaje” la repercusión académica suele ser muy precoz, de manera que ya en los primeros cursos de primaria se evidencia una dificultad significativa para seguir el ritmo de sus compañeros. En el caso de los trastornos de lectoescritura (entre los que se engloba la dislexia), esta dificultad hacia una herramienta básica de trabajo en clase genera, como anticipaba antes, un gran rechazo hacia la lectura (siendo, por tanto niños que, además, la practican poco) y, en muchas ocasiones, hacia el colegio en general.

 

Existen, además, signos muy específicos de cada uno de estos trastornos, que pueden ponernos en alerta. Por ejemplo, los niños con trastornos de lectoescritura tienen dificultades muy concretas para aprender secuencias (meses del año, días de la semana, estaciones...), las tablas de multiplicar o la hora en el reloj de agujas.

 

Otro de los grandes trastornos que puede generar dificultades de aprendizaje es el “Trastorno por déficit de atención e hiperactividad” (TDAH), ya sea en su forma combinada o en el perfil inatento. No es un “Trastorno Específico de Aprendizaje” como tal pero, desde luego, forma parte de su diagnóstico diferencial. Es más, es muy común que estos trastornos aparezcan agrupados en el mismo niño.

 

Dentro de los distintos subtipos de TDAH, es el perfil inatento el que con más facilidad puede confundirse con un Trastorno Específico de Aprendizaje. A diferencia del tipo combinado, generalmente son niños tranquilos que no llaman la atención en clase y que no suelen presentar fracaso escolar de forma precoz, por lo que pueden pasar desapercibidos. Es habitual que a lo largo de primaria vayan sacando resultados más o menos adecuados, pero a base de mucho esfuerzo y apoyo de los padres en casa. En la historia natural del TDAH de predominio inatento no diagnosticado, el fracaso escolar suele aparecer con el paso a secundaria (ESO), cuando el grado de exigencia aumenta y la necesidad de organización y autonomía se hace imprescindible. El riesgo fundamental de llegar a estas etapas sin diagnóstico, es que el precio de llevar toda la primaria realizando un gran esfuerzo para unos resultados no siempre acordes (ese desequilibrio al que hacía mención antes), es una baja autoestima e inseguridad, que puede complicar no solo el rendimiento académico de los siguientes años, sino también una etapa tan delicada como es la adolescencia. De ahí la importancia de hacer un diagnóstico precoz.

 

¿A qué edad suelen detectarse los trastornos del aprendizaje y cómo?

Como he ido exponiendo en el punto previo, depende de cada trastorno. Los Trastornos Específicos de Aprendizaje suelen ponerse de manifiesto en los primeros cursos de primaria (6-8 años), y suelen ser los profesores los que dan la voz de alarma.

 

En el caso del TDAH la variabilidad es mayor. Es cierto que la concienciación hacia este problema ha mejorado en los últimos años y cada vez son detectados antes, pero siguen haciéndose diagnósticos en adolescentes (12-14 años), lo que complica su manejo y empeora el pronóstico, a pesar de iniciar tratamiento.

 

¿A qué tratamientos se recurre, cuál es el objetivo y resultados?

En el caso de los Trastornos Específicos de Aprendizaje el tratamiento consiste en “rehabilitar el área afectada”, hay que “entrenar el cerebro” en los circuitos que le dificultan la lectura, la escritura o el cálculo, y esto se hace desde una terapia logopédica o un apoyo psicopedagógico. Esta rehabilitación es fundamental y más eficaz cuanto más pequeño es el niño, por lo que nunca debe demorarse una vez identificado el problema.

 

En cuanto al TDAH, el tratamiento debe ser integral. No debe faltar el apoyo psicopedagógico para trabajar las dificultades académicas y de planificación y organización que tienen. También es fundamental un apoyo psicológico donde se trabajen los aspectos emocionales que más puedan verse afectados en cada paciente. Y, en último lugar, se debe valorar un tratamiento farmacológico que, manejado por los especialistas pertinentes, es seguro y eficaz (de él hablaremos en el próximo artículo).

*Tradotto con Google Translator. Preghiamo ci scusi per ogni imperfezione

Dra. Cristina Cordero Castro
Neurologia infantile

*Tradotto con Google Translator. Preghiamo ci scusi per ogni imperfezione

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