¿Cómo detectar a una persona con TDAH?

El origen del TDAH es multifactorial. Intervienen en gran parte aspectos genéticos, de hecho es uno de los trastornos psiquiátricos con mayor heredabilidad. Sin embargo, existen también factores biológicos no genéticos y factores ambientales que juegan un papel importante en su desarrollo y sobre todo en la forma de manifestarse. Entre ellos están los factores pre, peri y postnatales, como el bajo peso al nacer, el consumo de tabaco y de alcohol materno y las complicaciones obstétricas. Además, un clima emocional conflictivo en el hogar se asocia a un mal pronóstico del TDAH en la edad adulta.

¿Cómo reconocer a una persona con TDAH?

Los síntomas nucleares de los pacientes con TDAH son la desatención, la impulsividad y la hiperactividad. Sin embargo, existen tres subtipos de presentaciones clínicas: la más frecuente es la presentación combinada, en la cual coexisten los tres síntomas. Además, están la presentación predominante con falta de atención, y la presentación predominante hipoeractiva/impulsiva.

Los pacientes con una presentación combinada de síntomas son personas que en la infancia han tenido generalmente dificultades académicas en relación a los problemas de atención o un rendimiento no muy acorde al sobreesfuerzo realizado. Además, la inquietud e impulsividad excesivas producen problemas conductuales en el aula y generan dificultades en las relaciones, llevando frecuentemente al rechazo social.

Estas alteraciones conductuales en el colegio y en el ambiente familiar hacen que los pacientes no pasen desapercibidos y, por lo tanto, son derivados a las consultas de forma más precoz que otros pacientes con TDAH pero que tienen síntomas diferentes.

Por su parte, los pacientes con indicios relacionados al déficit de atención suelen ser derivados de manera más tardía, ya que en la mayoría de los casos los problemas escolares no comienzan hasta que la exigencia académica no es elevada. Por esta razón, muchos pacientes han compensado su déficit atencional con una buena capacidad intelectual y con el apoyo de progenitores en sus estudios. Esta forma de presentación es más frecuente en las niñas, a pesar de que el TDAH surge con mayor prevalencia en los niños.

Además de la dificultad para mantener la atención, estas personas suelen tener complejidad en las funciones ejecutivas que intervienen en procesos de planificación y organización, lo cual se acrecienta cuando llegan a la adolescencia y a la edad adulta, con las consecuentes limitaciones en el ámbito académico, laboral y familiar.
 

La conducta de los pacientes con TDAH

El TDAH tiene un impacto en los pacientes que va variando a lo largo de la vida.

En lo niños en edad escolar  aparecen los problemas de conducta y las dificultades en el rendimiento académico, junto a los problemas en las relaciones sociales como consecuencia de la excesiva impulsividad e inquietud motora.

Cuando estos problemas se mantienen y llegan a la adolescencia producen fracaso académico, por lo que la autoestima esta cada vez más afectada. Esto muchas veces provoca un empeoramiento del pronóstico de los pacientes, ya que existe un uso indebido de alcohol y otras sustancias.

Las personas con TDAH en la edad adulta siguen con dificultades en la regulación emocional, son más inestables, con más problemas en las relaciones. Debido a las dificultades en la planificación y organización, les cuesta terminar y completar tareas, y tienen dificultades a nivel laboral. En esta etapa de la vida la comorbilidad con otros trastornos psiquiátricos coexiste en más de la mitad de los casos.
 

TDAH en adultos

El TDAH es un trastorno más prevalente en la infancia y la adolescencia, con alrededor de un 6% de incidencia en niños. Sin embargo, más de la mitad de los casos persisten en la edad adulta. Por esta razón, es importante tener en cuenta que los síntomas de impulsividad e hiperactividad disminuyen con el paso del tiempo, pero la desatención se mantiene.

Otra de las características del TDAH, tanto en la infancia como en la edad adulta, es la comorbilidad con otros trastornos psiquiátricos en hasta en 2 de cada 3 pacientes. Entre los más frecuentes encontramos los trastornos depresivos, la ansiedad, el trastorno por uso de sustancias y el trastorno de la conducta alimentaria.

Tratamiento para el TDAH

El proceso tiene que ser individualizado y multimodal. Debe incluir siempre el abordaje psicoeducativo de los padres, del niño y de su entorno y una estrecha relación entre profesionales: médicos, psicólogos, profesores y familiares.

Los estudios sitúan como la mejor opción el tratamiento combinado, es decir, el tratamiento farmacológico en conjunto con la psicoterapia cognitivo conductual.

La opción psicoterapéutica puede recomendarse como tratamiento inicial en solitario en casos leves, o cuando los padres rechazan el empleo de medicación. Generalmente los padres se muestran preocupados por la posible "adicción " a estos fármacos, y es importante explicarles que en los paciente medicados se reduce a la mitad el riesgo de tener un trastorno por abuso de sustancias.

El tratamiento farmacológico de elección son los estimulantes (Metilfenidato, Lysdexanfetamina), aunque también están comercializados fármacos no estimulantes como la Atomoxetina y la Guanfacina. Son fármacos bien tolerados y seguros con una reducción significativa de los síntomas de TDAH.