Basta de dudar de la efectividad de las vacunas del COVID-19

Autore: Dr. Raúl Morales Prieto
Pubblicato:
Editor: Albert González

Las vacunas de las que disponemos en el mercado son productos seguros, ya que los controles que se siguen con ellas son más estrictos que con otros fármacos. Esto es así, por el principio médico de primum non nocere: las vacunas se administran en individuos sanos, la mayoría de ellos, niños. Por tanto, sería inaceptable que para proteger a alguien se tuvieran que soportar efectos secundarios importantes. Eso no quiere decir que no puedan provocar alguna reacción adversa, pero en general, sus efectos serán leves y bien tolerados.

 

Además de los estudios de seguridad que se hacen antes de comercializarlas, también se hace un seguimiento post-comercialización, dado que con su amplia utilización se pueden descubrir efectos no deseados que los médicos debemos reportar a las autoridades.

 

La Agencia Europea del Medicamento, con la colaboración de las respectivas agencias estatales (en nuestro caso, la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios), es la autoridad que evalúa los datos de calidad, seguridad y eficacia que aporta la industria farmacéutica para la aprobación de una nueva vacuna. En Estados Unidos esta tarea la realiza la FDA. Sin su aprobación, una vacuna no se puede comercializar. De la misma forma, si apareciera un efecto adverso grave no reportado previamente, pueden retirar la autorización en cualquier momento.

 

Las vacunas de las que disponemos en el mercado son productos seguros.

 

¿Qué sucede con las nuevas vacunas contra el COVID-19?

Si habitualmente, para el desarrollo de una vacuna hacen falta entre 10 y 20 años, ¿cómo es posible que en menos de un año tengamos disponibles varias vacunas contra el COVID-19? Hay varios factores que explican esto, pero ninguno de ellos tiene que ver con la disminución del umbral habitual de seguridad que tiene cualquier vacuna. Estos factores son los siguientes:

  • No partimos de 0: hace 15 años hubo la epidemia de SARS en el sudeste asiático, causada por el SARS-CoV, contra el que ya existe vacuna, por lo que solo ha hecho falta adaptarla al nuevo virus de la misma familia.
  • Es la primera pandemia grave que sufre la humanidad con los actuales medios científicos de los que disponemos: toda la investigación del mundo se ha puesto a desarrollar distintas estrategias para vencer al SARS-CoV-2, con el apoyo económico de la industria farmacéutica.
  • Las fases de estudio se han solapado: en general, para desarrollar un fármaco se hacen primero unos estudios preclínicos en animales; luego debe ser aprobado para su uso en humanos; después empiezan los estudios de fase I que evalúan su seguridad; si es seguro se pasa a los de fase II, donde se evalúa su efectividad; y finalmente en la fase III se trata de confirmar los datos anteriores en muestras de pacientes muy grandes. Si el nuevo fármaco pasa esas 3 fases de investigación, se somete a la valoración de las agencias del medicamento. Una vez aprobado, se inicia la producción y se comercializa, siguiendo la monitorización, que es lo que sería la fase IV. En el caso actual, no se ha esperado a acabar una fase y ya se ha empezado la siguiente, pero no se han saltado ninguna. Además, la producción ya está en marcha aun a riesgo de que las agencias no las aprueben. Finalmente, tanto la EMA como la FDA, han establecido un mecanismo de emergencia para dar máxima prioridad a la evaluación de las vacunas contra el SARS-CoV-2 que se presenten. La garantía que ofrecen la EMA y la FDA es absoluta, por lo que si autorizan su comercialización podemos estar tranquilos acerca de su perfil de seguridad y de su efectividad.
  • Esta última, como todas las vacunas, no será del 100%, pero eso no nos debe hacer renunciar a la vacunación. La vacuna de la gripe, depende del año, tiene una efectividad entre el 40-60% y nadie duda de que su uso evita muertes. De hecho, contra más gente se la ponga, menos circulación del virus y, por lo tanto, más efectividad hay. Lo mismo ocurre con las vacunas contra el COVID-19, teniendo en cuenta que los datos de efectividad de las que están pendientes de aprobación, supera el 90%.

 

En conclusión, las vacunas contra el COVID-19 que se vayan aprobando serán seguras, y las que vayan viniendo en el futuro mejorarán datos de efectividad, precio, dosis, etc. Por ello, en cuanto estén disponibles, debemos ponérnosla de acuerdo con las indicaciones que nos den las autoridades sanitarias. Yo tengo claro que me la pondré, ¿y tú?

*Tradotto con Google Translator. Preghiamo ci scusi per ogni imperfezione
Dr. Raúl Morales Prieto

Dr. Raúl Morales Prieto
Pediatria

*Tradotto con Google Translator. Preghiamo ci scusi per ogni imperfezione


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