Ansiedad y estrés postcovid: aprende a detectarlo y ponle fin

El confinamiento puede habernos afectado más de lo esperado y después de pasar varios meses en casa la vuelta a la rutina se nos puede haber hecho cuesta arriba. Es en este punto cuando puede aparecer la temida ansiedad y el miedo a recuperar la normalidad perdida durante tanto tiempo.

La ansiedad va a venir con el contacto con el exterior. Nuestra casa se ha convertido en un espacio seguro, donde las personas se sienten a salvo, donde controlan la limpieza y la higiene, y si bien ya estamos viendo que los contagios se dan en reuniones sociales y familiares, el contacto en general, es lo que se relaciona a lo más peligroso, y por supuesto cuando no sabes dónde ha estado la otra persona.

La falta de control es lo que se va a asociar a la ansiedad y, dado que no se pueden controlar las circunstancias, muchas personas sienten ansiedad cuando se plantean salir. Estas sensaciones son una expresión del miedo que hay a nivel interno o subconsciente.

Miedo a coger el virus, miedo a pasarlo mal, miedo a morir, y si ves los telenoticias todavía entrarás más en pánico. El enfoque de la mente en las consecuencias negativas y en el foco de la posibilidad de coger el virus es lo que hace que nuestro cuerpo reaccione. La mente no diferencia lo que es ficticio y lo que es real.

Por eso, cuando ves una película puedes reír, llorar, aterrarte o estar en tensión. Para tu cerebro es real. Entonces, cuando te estás anticipando a lo que va a pasar tu cuerpo empieza a sentir todo ello antes de que suceda.

Detectar la ansiedad y aprender a gestionarla

Nervios, inquietud interna, pensamientos catastróficos (¿y si me infecto e infecto a mi familia?), sudoración de manos, palpitaciones, dificultades de respirar –lo cuál puede perpetuar el miedo si creen que es coronavirus y en ese caso no lo es-, peso en el pecho, nudo en estómago, son algunos de los síntomas que nos indican que podemos estar sufriendo ansiedad.

Para superar el miedo a lo desconocido y a las situaciones que no controlamos, la psicóloga Laia Giménez nos aconseja minimizar el tiempo de exposición a los telenoticias, también lecturas de internet y evitar hablar constantemente del tema porque todo esto perpetúa el miedo.

Hay que ser precavido con las medidas de seguridad, por supuesto, pero más allá de esto hay que vivir.

Repetir frases como si fueran mantras cuando la mente se va a imaginar o pensar sobre la situación es otro recurso, porque ahí como tu cerebro no diferencia la realidad de la ficción, entonces le estás ayudando a que se relaje. Aprender a desarrollar la confianza. El miedo baja el sistema inmune y las defensas, en cambio el amor y la confianza los mantienen altos. Así que es un buen momento para hacer un trabajo personal al respecto y obtener solo beneficios.

La terapia o el proceso de crecimiento interior será necesario cuando la persona sienta malestar y le dificulte vivir feliz en su día a día. Muchas personas aguantan, resisten y llegan a mi consulta cuando están totalmente desbordadas, alteradas y con síntomas muy graves. Pero no es necesario esperar tanto.

Cuando la persona se da cuenta de que lleva 1-2 meses con sensaciones de malestar, aunque no haya ansiedad pero si preocupación y miedo al futuro, por ejemplo, sugiero que es un buen momento para iniciar terapia. Cuanto antes inicies, menos tiempo requerirá porque menos condicionantes se habrán creado.

Depende de los patrones mentales de las personas se hará un tipo de proceso u otro. Por lo tanto, todo dependerá de la forma de pensar y de sentir que tenga esa persona. A modo general, diría que lo concentraría en desprogramación de creencias limitantes, reprogramación mental (para ganar confianza), técnicas de mindfulness, relajación y consciencia corporal.