Alimentación en la infancia: la base de una buena salud

Autore: Dr. Ignacio Manrique Martínez
Pubblicato: | Aggiornato: 15/02/2023
Editor: Margarita Marquès

En los primeros meses de vida la dieta es crucial para la salud de los niños. Los niños crecen con más rapidez en su primer año de vida que en cualquier otro momento y para ello necesitan calorías, además de proteínas, vitaminas y minerales. Una buena dieta y variada proporcionará todo lo necesario. Es muy importante saber que, aunque la dieta del adulto debe ser pobre en grasas y rica en fibra, para los niños pequeños no es adecuada. 

 

Los hábitos alimentarios y los gustos (buenos o malos) se forman en los primeros años de vida, por lo que dar al niño una amplia variedad de sabores frescos y estimulantes contribuirá a crear una pauta de alimentación correcta. Por ejemplo, los purés comerciales tienen siempre el mismo sabor, pero con los purés hechos en casa los niños se habitúan a las variaciones naturales del sabor de las comidas preparadas en casa, lo que les ayuda a acostumbrase a las comidas familiares a medida que crecen.

 

En los primeros años de vida se forman los hábitos alimentarios, de manera
que una mala nutrición puede causar problemas que se arrastrarán toda la vida

 

Inicio de la alimentación

La lactancia materna es el mejor alimento para ese recién nacido o lactante. Además de los beneficios emocionales, la leche materna contiene anticuerpos que los protegen de las infecciones. En los primeros meses son muy vulnerables, y el calostro es una importantísima fuente de anticuerpos que ayudan a fortalecer el sistema inmunológico del bebé. Si la madre tiene leche en abundancia o tiene que ausentarse, puede extraérsela manualmente o con un sacaleches. Puede administrarse inmediatamente o guardarla en un recipiente estéril en la nevera, para consumir en menos de 48 horas, o en el congelador, para consumir hasta en 3 meses o más

 

Las fórmulas artificiales infantiles, en su gran mayoría a base de leche de vaca modificada, garantizan una nutrición adecuada del lactante, aunque siempre inferior a la leche materna. Se debe utilizar agua potable de la red pública calentada hasta el primer hervor (aproximadamente un minuto) o mineral (sin gas, de mineralización débil o específica para biberones) suficientemente caliente para disolver la leche en polvo. Es importante saber que no debe usar agua hervida varías veces ya que puede ser peligrosa debido a la concentración de sales minerales. Temple los biberones poniéndolos en agua caliente y tenga mucho cuidado con el microondas, pues la leche podría calentarse demasiado, aunque el cristal resulte fresco al tacto. Durante los 4-6 meses de vida los lactantes deben tomar entre 600-800 ml de leche al día (materna o leche artificial). 

 

En los últimos años, se está presionando mucho a los padres para que inicien muy pronto con la administración de alimentos sólidos. En los primeros meses el sistema digestivo de un lactante no es capaz de absorber alimentos más complejos que la leche, por eso en el Instituto Valenciano de Pediatría no comenzamos con la alimentación complementaria hasta los 5-6 meses. A partir de los 6 meses la lactancia materna no es suficiente para satisfacer los requerimientos nutricionales del lactante debiendo administrarse aportes suplementarios con otros alimentos.

 

¿Cómo se introduce la alimentación a un bebe?

De forma individual, según cada niño y su entorno. No hay normas rígidas ni establecidas en cuanto al orden de introducción de los alimentos. Y como hacemos en el Instituto Valenciano de Pediatría (IVP) en la revisión de cada mes se van introduciendo progresivamente los diferentes alimentos en función de la evolución de peso y talla, así como la respuesta del niño tras la ingesta de alguno de ellos.

 

El tamaño de las papillas es muy variable. Al principio suele ser de 90-120 g, para ser de hasta 250 g en los más comedores de un año de edad.

 

Las primeras papillas que se ofrezcan a un lactante deben ser fáciles de digerir y tener pocas posibilidades de provocar una reacción alérgica, por eso iniciaremos su alimentación bien con cereales sin gluten preparados con leche (materna o artificial) o bien con frutas frescas. Al principio deben comer purés de frutas cocidas como manzana, pera o plátano (este último no requiere cocción si está maduro). Pasados 15 días y si hay buena tolerancia puede darle poco a poco esas mismas frutas chafadas o en puré, añadiendo también otras como melocotón, uva, etc. Los zumos naturales no sustituyen a la fruta entera. Solo ocasionalmente y con cuchara o vaso y siempre diluido al 50% con agua, dándolo tras su preparación para evitar la pérdida de vitaminas.

 

El siguiente alimento a introducir podría ser la verdura en especial patata, zanahoria, nabo, chirivía, calabaza, boniato. No incluir verduras de hoja verde (espinacas, lechuga o las acelgas), así como la alcachofa, borraja y la remolacha, antes de los dos años de vida debido a su alto contenido en nitratos. Una vez preparado el puré, hay que conservarlo en la nevera si se va a tomar en las siguientes 24 h, o congelarlo inmediatamente. Añadir una o dos cucharaditas de aceite de oliva, preferiblemente virgen extra, al puré.

 

  • Carnes: Introducir la carne de forma temprana (6-7º mes) sobre todo en niños alimentados con lactancia materna. Por costumbre se comienza con pollo, introduciendo más adelante otras carnes (pavo, ternera, cordero y cerdo, las más habituales).

 

  • Pescados: Por tradición y porque el azul, más graso, se digiere peor, suele iniciarse antes el blanco y después el azul. Nosotros comenzamos a entre los 6-7 meses de vida con el pescado blanco (merluza, o pescadilla) y posteriormente rape, lenguado, gallo y luego seguimos con el azul de tamaño pequeño (salmonete, sardina, jurel, caballa, boquerón, arenque, bonito del norte…).

 

Tanto el pescado como la carne se añaden al puré de verduras, (inicialmente 20-30 g y sobre el año 30-40 g). Se ofrecen cocinados en forma de puré, desmigados o en pequeños trozos en los más mayores. En Comité de Nutrición de la AEP, aconseja consumir pescado 3-4 veces a la semana, una de ellas de pescado azul.

 

Tener cuidado en retirar las espinas que puedan estar presentes. El pescado congelado tiene igual valor nutritivo que el fresco.

 

Después de introducir carne y pescado, lo haremos con el huevo cocido y triturado (por costumbre primero la yema), añadido al puré de verduras en lugar de la carne o el pescado. Mas adelante le daremos también la clara, en forma de revuelto o tortilla. No ofrecer merengues ni huevo crudo.

 

Las legumbres solemos darlas más adelante añadidas al puré de verduras en pequeñas cantidades 2-3 veces por semana. Las más utilizadas: garbanzos, lentejas, alubias y guisantes. Durante el primer año sería conveniente prepararlas peladas o pasarlas por el pasapurés, para disminuir el exceso de fibra, a partir de los 12-14 meses pueden darse enteras.

 

Los yogures y quesos ayudarán a completar el aporte lácteo diario recomendado (400- 500 ml en total), pero no deben sustituir a la fruta ni a otros alimentos. Otros derivados lácteos, como los flanes o natillas, pueden tomarse de forma ocasional, pero son menos saludables.

 

En los últimos años surgen nuevas tendencias, como la alimentación dirigida por el bebé (baby led weaning, en inglés). En ella se ofrecen alimentos sólidos no triturados desde el sexto mes, para ser comidos con las manos. Esta forma de alimentación tiene sus ventajas. Sin embargo, en su forma extrema, que desaconseja la administración de cualquier alimento triturado, puede tener ciertos inconvenientes, como el aporte insuficiente de algunos nutrientes y/o de energía total. No todos los niños estarán preparados al sexto mes para esta técnica y existe un riesgo teórico de mayores episodios de atragantamiento.

 

Errores frecuentes

No caiga en la tentación de añadir sal o azúcar a la comida de su hijo durante los dos primeros años de vida. La sal puede perjudicar sus riñones y el azúcar lo volverá goloso y dará una falsa sensación de saciedad. Por este motivo deben evitarse alimentos muy salados tales como verduras en conserva, carnes curadas, pastillas de caldo y sopas en polvo.

 

Evitar la leche de vaca no modificada como lácteo principal hasta los 12 meses y si su pediatra así lo aconseja lo ideal es seguir con una leche de continuación hasta los 18 o 24 meses. Se puede dar yogur, hecho con leche adaptada o natural no azucarado de leche de vaca entera, o queso fresco poco graso, desde los 8-10 meses.

 

También deberemos evitar la miel dado que esta puede contener esporas de Clostridium Botulinum, lo cual, unido al déficit de ácido gástrico del lactante, facilitaría del desarrollo de botulismo y además por el alto contenido en azúcares que tiene la miel.

 

En niños menores de 10 años y en mujeres gestantes, que planeen estarlo y lactantes, debe evitarse el consumo de pescado azul grande, como pez espada/emperador, atún rojo, tiburón (cazón, tintorera…) y lucio, debido a su alto contenido en mercurio.

 

Y recuerde que una mala nutrición puede causar problemas que nuestros hijos arrastrarán el resto de su vida.

*Tradotto con Google Translator. Preghiamo ci scusi per ogni imperfezione

Dr. Ignacio Manrique Martínez
Pediatria

*Tradotto con Google Translator. Preghiamo ci scusi per ogni imperfezione

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