¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas de una hernia inguinal son una inflamación o abultamiento en la ingle o un agrandamiento del escroto. También puede haber dolor o molestias, dolor al toser o al levantarse, o una sensación de tirantez en la ingle. Una protuberancia a cualquiera de los lados del hueso púbico también podría ser un signo de una hernia inguinal.
La hernia puede volver hacia dentro al acostarse; sin embargo, pueden producirse complicaciones en las que la hernia se atasca o queda atrapada y obstruye el intestino, o la hernia se estrangula, lo cual corta el flujo de sangre. Esto puede ser muy grave, e incluso poner en peligro la vida y requiere atención inmediata. Los síntomas de una hernia estrangulada incluyen vómitos y náuseas, fiebre, dolor súbito, una protuberancia que se vuelve de color rojo o púrpura, o una incapacidad para evacuar las heces o gases.
¿Qué la provoca?
Aunque muy a menudo no hay una causa obvia, el aumento de la presión en el abdomen, un punto débil en la pared abdominal, realizar esfuerzos al ir al baño, la actividad extenuante y la tos persistente pueden provocar una hernia inguinal. Además, a menudo se producen durante el embarazo.
Otros factores de riesgo para el desarrollo de una hernia inguinal incluyen antecedentes familiares de hernias, el sexo (los hombres son mucho más propensos a desarrollar hernias) y la edad (el riesgo aumenta a medida que envejecemos).
¿Cómo puede prevenirse?
El riesgo de sufrir una hernia inguinal puede reducirse evitando poner presión excesiva en el abdomen y no haciendo esfuerzos al defecar u orinar, y evitando transportar y manipular cargas pesadas; no obstante, muchas hernias podrían ser inevitables, ya que no tienen causa aparente. La tensión en los músculos abdominales puede reducirse si se mantiene un peso saludable, una dieta rica en fibra y dejando de fumar.
¿Cuál es el tratamiento?
Para tratar una hernia inguinal es posible recurrir a la cirugía, sin embargo, en muchos casos no es necesario y puede bastar simplemente con supervisar la hernia. Se recomienda cirugía para hernias que producen dolor intenso o que hayan desarrollado complicaciones.
El estrangulamiento, cuando el intestino ha quedado atrapado, es una de las posibles complicaciones y requiere tratamiento de emergencia para restablecer el flujo de sangre mediante cirugía.