Ventajas de la alimentación en verano

Written by: Dra. Ana María Luzón Peña
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Edited by: Alicia Arévalo

La época estival es muy favorable desde el punto de vista de la nutrición, ya que el calor nos predispone a tomar más alimentos frescos sin cocinar (ensaladas, gazpachos, sorbetes), manteniéndose así vitaminas como Vitamina C, B1, B2, B6, B12 y Ácido Fólico, que se perderían en el proceso de cocción. Además, al haber más horas de sol, es más factible tener un buen nivel de vitamina D. Por eso, el verano es un buen aliado en este aspecto.

No hay que olvidar que ya que el tiempo acompaña es recomendable programarse la rutina de los paseos al aire libre, puesto que contribuyen a mejorar la salud osteoarticular y cardiovascular.

Actualmente, un porcentaje nada despreciable de la población tiene déficit de vitamina D, lo cual no favorece nada la densidad ósea; pero es que, además, se asocia el tener un nivel alto circulante de vitamina D con un bajo riesgo de cáncer colorrectal, según se acaba de publicar en el Journal of the National Cancer Institute.

El calor predispone a tomar más alimentos frescos sin cocinar, como ensaladas, gazpachos o sorbetes.
 
  • La variedad de frutas disponible en verano es muy superior a otras épocas del año, de forma que resulta mucho más fácil tener dónde escoger y será difícil que no haya alguna fruta que nos apetezca. Consumir fruta es una fuente importante de vitaminas y fibra vegetal, entre otras cosas.
  • El verano es el periodo del bonito, un pescado que, siendo azul (omega 3), no tiene los inconvenientes del atún en lo que a metales pesados se refiere; por lo que no hay ninguna restricción en la frecuencia de su consumo. Además, su aporte calórico es menor que el del atún. Hay que aprovechar esta época para consumirlo.
    Las sardinas también son un pescado altamente recomendable por su contenido en omega 3, yodo, vitaminas A, E y D, fósforo y calcio, entre otros nutrientes.
  • A la hora de escoger un helado, siempre es más recomendable un sorbete natural que un helado con nata u otro tipo de grasas. Si nos llama mucho esa última textura, los podemos elaborar con quesos frescos, cuajadas o yogur. El resultado es parecido y nuestras arterias y nuestra báscula nos lo agradecerán.
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By Dra. Ana María Luzón Peña
Nutrition & Dietetics

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