Síndrome de dolor vesical: causas y tratamiento

Written by: Dr. Eduardo Vicente Palacio
Published:
Edited by: Raúl Vara

 

¿Cuándo y por qué se produce el dolor vesical?

 

En primer lugar, hemos de aclarar la terminología para saber exactamente de que estamos hablando. No siempre que tenemos dolor en la vejiga nos encontramos ante un síndrome de dolor vesical. Una paciente con cistitis o un tumor en la vejiga, por ejemplo, tiene dolor en su vejiga, pero esto no es un síndrome de dolor vesical.

 

 

 

 

El síndrome de dolor vesical es la percepción de dolor, pesadez o disconfort que el paciente relaciona con su vejiga y que habitualmente aumenta cuando la vejiga se llena y se alivia (total o parcialmente) al orinar. Con frecuencia se asocia a una frecuencia miccional aumentada (diurna o nocturna) y en ocasiones también a incontinencia, pero debe antes descartarse infección o patología evidente (como un cálculo o un tumor en la vejiga). Este dolor debe prolongarse al menos 3 meses en el tiempo, en tales circunstancias podemos hablar de un síndrome de dolor vesical. Su causa es desconocida y se han propuestos diferentes mecanismos productores. Uno de los más aceptados es la existencia de una alteración de la capa de mucopolisacáridos que recubre el interior de la vejiga y la protege del efecto agresivo de la orina.

 

La alteración de esta capa de protección permite que la orina se infiltre en la pared de la vejiga provocando fenómenos de dolor e inflamación. Se desconoce el motivo por el cual se puede dañar esa capa protectora. Las infecciones de repetición, el estrés, la quimioterapia, la radioterapia o ciertos alimentos podrían ser algunas de las causas.

 

 

 

¿Qué tipo de dolor refiere esa patología?

 

 

Los pacientes suelen describirlo como una sensación de cistitis pero con cultivos negativos y que no mejoran con antibióticos ni con ningún otro tratamiento convencional para el dolor.  Refieren dolor, pesadez o incomodidad en la parte baja del abdomen o, a veces, en la uretra o la vagina, que aumenta a medida que la vejiga se va llenando, lo que les obliga a orinar con frecuencia dado que al orinar notan cierto alivio del dolor.

 

 

¿Se la considera una enfermedad rara? ¿Por qué?

 

El síndrome de dolor vesical es una enfermedad infrecuente. Actualmente dentro de este síndrome y afectando aproximadamente a un 10% de los pacientes, se incluye la Cistitis Intersticial que se diagnostica por la presencia de una lesión característica detectada mediante cistoscopia: la lesión de Hunner. La Cistitis Intersticial es una enfermedad rara, incluida en el catálogo europeo ORPHA con el número 37202 porque su prevalencia es 1-15/100000 aunque probablemente existan muchos casos no diagnosticados.

 

 

¿Cómo distinguir el síndrome de dolor vesical de otra patología?

 

Es importante un historial clínico y una exploración minuciosa. La localización del dolor, la relación con el ciclo miccional, la asociación con otros síntomas urinarios como la frecuencia miccional diurna y nocturna, la mejoría con la micción son indicios sólidos de su origen. La exploración física que delimita bien el dolor al palpar la vejiga, el alivio al introducir anestesia en una vejiga que previamente hemos vaciado con una sonda, refuerza esta sospecha. Finalmente, una cistoscopia debe ser realizada de manera incuestionable.  Durante la cistoscopia es posible que no encontremos ninguna alteración, pero generalmente el llenado de la vejiga reproduce su dolor y a veces aparecen unas lesiones inespecíficas que llamamos glomerulaciones que traducen de algún modo cierta afectación de la vejiga. Si encontramos una lesión característica que llamamos lesión de Hunner, entonces tenemos el diagnóstico incuestionable de Cistitis Intersticial.  En cualquier caso, la cistoscopia permite descartar la existencia de tumores o patologías más específica como litiasis o focos de endometriosis en la vejiga.

Dentro de la exploración física hemos de identificar la posible implicación de un dolor miofascial asociado o una afectación del pudendo.

Las exploraciones complementarias permitirán excluir patología neoplásica o litiásica o una endometriosis pélvica.

 

 

¿Cuándo deberá tratarse y por qué?

 

Los síndromes de dolor vesical provocan un enorme impacto sobre la vida cotidiana. La necesidad frecuente de vaciar de modo indemorable e irrenunciable la vejiga genera un enorme estrés y limita nuestra vida cotidiana, laboral y social. En el caso de la cistitis intersticial, el cuadro empeora con los años y la capacidad funcional de la vejiga se reduce a 30-40 ml. Los pacientes pueden tener que llegar a orinar hasta 20 veces por la noche, haciendo el descanso imposible.

 

Como todo dolor crónico, la persistencia en el tiempo solo puede empeorarlo por el impacto emocional, la centralización, el establecimiento de memoria del dolor y la amplificación de la percepción dolorosa. Todo ello hace más difícil de tratarlo.

 

Estos pacientes suelen tener una historia interminable de visitas sucesivas a diferentes médicos (una media de 10 médicos y 4 años para llegar al diagnóstico). Esta demora se traduce en desconfianza y frustración, circunstancias que dificultan el tratamiento y disminuyen su eficacia.  

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By Dr. Eduardo Vicente Palacio
Urology

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