La calidad del sueño infantil mejora estableciendo rutinas diarias

Written by: Dra. Amalia Arce Casas
Published: | Updated: 14/12/2022
Edited by: Mireia Frias

El descanso y el sueño infantil es muy importante para que los niños y niñas puedan tener un buen rendimiento durante el día y no afecte a su actividad diaria. Hablamos con la Dra. Amalia Arce Casas, especialista en Pediatría, sobre el sueño infantil, cómo se puede mejorar y algunas soluciones para el insomnio.

 

Doctora, ¿Qué importancia tiene el sueño infantil en el desarrollo infantil?

El sueño es un proceso imprescindible para la vida en cualquier edad. Durante la infancia es si cabe todavía más importante, porque está en relación directa con el neurodesarrollo. La estructuración y maduración de este proceso tan importante para la vida se produce durante los primeros años de vida.

Durante el sueño se segregan diferentes neurotransmisores y hormonas que condicionan el desarrollo del cerebro, el crecimiento somático y la recuperación de todo el organismo de todas las actividades que se realizan durante el día.

Un niño o una niña que no duerme bien, verá afectado su funcionamiento durante el día, además de influenciar en las rutinas y bienestar del resto de la familia.

Una de las soluciones para mejorar el sueño infantil es estableciendo rutinas

 

¿Cómo se puede mejorar la calidad de sueño infantil?

La mayoría de los niños y niñas duermen mejor de lo que los adultos pensamos… tan solo es necesario conocer que el patrón de sueño infantil es diferente del patrón de sueño adulto y que eso origina momentos de incompatibilidad entre los distintos miembros de la familia.

La mejora del sueño infantil va ligada a seguir los ciclos día-noche, a establecer unas rutinas en las diferentes actividades del día, como por ejemplo la alimentación, y evitar factores que distorsionan el descanso como son las pantallas.

 

¿Qué hacer si el niño o niña padece de insomnio?

Debemos tener presente que lo que se conoce como insomnio infantil es un concepto en revisión. Es decir, tal como adelantaba en la pregunta anterior, muchas veces entendemos que un bebé que tiene varios despertares nocturnos o que necesita el contacto y el acompañamiento para dormir padece de insomnio y eso no es realmente así.

Primero tenemos que conocer cuál es el patrón normal de maduración del sueño y saber qué podemos esperar a cada edad, para poder tener unas expectativas realistas. Eso no quiere decir que no haya posibilidad de mejorar algunas cosas, por supuesto.

Los profesionales que trabajamos atendiendo a familias con problemas de sueño, lo primero que tenemos que hacer es intentar llegar a un “diagnóstico”, descartando problemas médicos que puedan interferir en el sueño y evaluando el desarrollo global de ese niño o niña y posteriormente, evaluando realmente qué está ocurriendo y a la vez, cuál es la preocupación o demanda de la familia. Algunos problemas médicos como el reflujo gastroesofágico, la obstrucción de la vía aérea o la dermatitis atópica pueden originar problemas de sueño. Son problemas que precisan un diagnóstico y un tratamiento médico.

Es importante saber qué significa para cada familia “que su hijo/a duerme mal”, porque la variabilidad es extraordinaria. Debemos desgranar todas las características de ese sueño: desde el lugar donde duerme, hasta horarios, despertares, qué ocurre en los despertares, qué necesita para dormirse, qué ocurre con el sueño diurno, etc. Al final es construir un puzzle que es particular para cada familia, sabiendo que una misma circunstancia para una familia puede ser un problema y para otra no.

Una vez establecido el “diagnóstico” de la situación, se procede a realizar alguna intervención, pero siempre desde el respeto y el amor, puesto que hay algunas necesidades de los bebés y niños que son innegociables. La necesidad de este diagnóstico y un abordaje individualizado, hace que soluciones tipo “coach de sueño” no sean las más acertadas.

 

¿Qué tipo de rutinas son buenas para el sueño en la infancia?

Seguir nuestro ritmo circadiano, que se rige por la luz y la oscuridad con horarios estables y rutinas que tengan periodicidad. El día es luz, ruido, actividad. La noche es oscuridad, silencio, ambiente fresco, calma. Especialmente en las últimas horas del día, establecer una rutina que se repita y que nos vaya llevando a bajar el nivel de actividad, evitando juegos muy activos o pantallas. Establecer un lugar y un ambiente apropiado para el descanso.

En los menores de 3-4 años, en los que el sueño diurno tiene una gran importancia todavía, establecer claramente horarios y rutinas también para las siestas diurnas.

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Dra. Amalia Arce Casas

By Dra. Amalia Arce Casas
Pediatrics

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