Hafefobia: miedo a tocar y a ser tocado

Written by: Dra. Pilar Iglesias Souto
Published:
Edited by: Margarita Marquès

En primer lugar, debemos aclarar que existe una diferencia sustancial entre lo que es una preocupación o prevención ante una situación que conlleva la aceptación de enfrentarnos a un determinado riesgo, y la fobia.

 

La fobia es un trastorno de ansiedad que se caracteriza por el miedo irracional, es decir no justificado, intenso y desproporcionado ante objetos, situaciones, animales e incluso personas, y que conlleva la aparición de síntomas psicológicos y físicos que desembocan en un episodio de pánico.

 

Existen muchas fobias, pero todas se canalizan en un trastorno de ansiedad, que suele llevar asociado un trastorno de conducta y que puede llevar a un episodio de pánico, que se manifiesta explícitamente cuando el sujeto se expone, casi siempre de forma involuntaria, al objeto de la fobia. Por un lado, existen fobias simples o específicas: a los insectos, a los reptiles, a la tormenta, a volar, etc. Y por otro, existen fobias complejas que afectan más a la esfera social o a la situación de la persona en espacios abiertos como la agorafobia o su contraria la claustrofobia.

 

En este contexto de fobias, la hafefobia sería la evitación a entrar en contacto físico con personas y objetos por miedo a un posible contagio del virus de la COVID-19.

 

La hafefobia es una fobia en la que se evita el contacto
físico por miedo a un posible contagio por COVID-19

 

Este concepto de hafefobia ya había sido descrito a principios del siglo XX, pero se trataba de una fobia rara, por su escasa incidencia en el espectro de las enfermedades nerviosas, en la actualidad su presencia ha aumentado de forma significativa a medida que no hemos sido capaces de frenar el avance del virus de la COVID-19.

 

Se trata de una fobia compleja, pues afecta tanto a la esfera social como a la afectiva de las personas, y es la consecuencia de las continuas recomendaciones de que el aislamiento y la evitación de mantener contacto con otras personas, incluso de nuestro ámbito familiar y social, pero que no convivan con nosotros, nos ayudará a no ser contagiados por un virus que nos puede llevar a la muerte.

 

Tenemos todos los elementos que configuran una fobia:

  • El peligro, en este caso más que potencial, que supone el contacto con otras personas.
  • La seguridad de que el peligro es real, fomentado por los continuos mensajes desde todos los medios de comunicación.
  • La evidencia de que cuando hemos relajado el alejamiento con nuestro grupo social y familiar han aumentado los casos de enfermos.
  • La duración de la situación, llevamos un año y no hemos podido encontrar una solución efectiva al avance de la enfermedad.

 

Y también algo que yo creo que fomenta la aparición de síntomas de ansiedad en general son las medidas de confinamiento, mantenidas tanto tiempo, que se traducen en una falta de libertad para poder elegir y desarrollar actividades, especialmente de ocio, que eran cotidianas y que definían nuestro estilo de vida.

 

¿Qué síntomas presenta la persona que sufre hafefobia?

Los síntomas de la hafefobia afectan tanto a la vida social como afectiva de la persona que lo sufre:

  • La evitación de contacto social se extiende al mantenimiento de este vínculo con su entorno incluso a través de medios como el teléfono o los videos llamadas. En la primera parte de la Pandemia desarrollamos actitudes más solidarias y empáticas tanto con nuestro entorno social, como con otros sectores de la sociedad a los que agradecíamos su dedicación en el cuidado de los enfermos, actualmente, son más frecuentes actitudes de desinterés y apatía.
  • Tristeza, que se traduce en un mayor aislamiento y en desesperanza
  • Suspicacia y hostilidad frente a la posibilidad de que alguien se acerque demasiado, tanto en el transporte público, como en un local comercial, incluso cuando nos cruzamos por la calle.
  • Las actitudes anteriores generan picos de agresividad en el apercibimiento del posible contacto.
  • Aumentan en la persona, los trastornos del sueño, y también de la alimentación. Nos cuesta mantener hábitos saludables, y es más difícil encontrar la motivación para seguir evolucionando.
  • Los trastornos de ansiedad han aumentado considerablemente en las consultas.

 

¿Cuándo volvamos a la normalidad, cómo puede afectar este trastorno a las relaciones sociales?

Si entendemos la hafefobia como reactiva a la situación que estamos viviendo, lo más probable es que en la mayor parte de los afectados actuales no sea más que un mal recuerdo. Sin embargo, hay personas con un equilibrio emocional más frágil a las que esta situación ha activado y mantenido, pero era una problemática psicológica que ya existía en su conducta. Son personas que ya tenían altos niveles de ansiedad que se traducían en actitudes de hipocondría o en relaciones sociales deficitarias. En este caso, es seguro que necesitarán un tratamiento de Psicoterapia para poder encauzar y establecer nuevos mecanismos de afrontamiento de situaciones de estrés y ansiedad que le permitan seguir con su vida.

 

Yo creo que es bueno recordar que los españoles somos personas muy inclinadas a mostrar afecto y simpatía con contacto físico, nos gusta la vida en la calle, entendemos que los amigos y la familia son importantes en nuestra vida, somos expansivos y vitales, por lo que no dudo que lo retomaremos, aun cuando somos conscientes de la gravedad de la situación y no olvidaremos a los que ya no estén.

 

¿Qué consejos pueden seguir las personas que sufren hafefobia?

Las personas afectadas de hafefobia deben entender que son más sensibles y vulnerables al aislamiento y por ello deberían:

  • Extremar las medidas de higiene y cuidado personal.
  • Mantener rutinas de trabajo, si lo realiza, con periodos de gratificación personal con alguna actividad que le resulte positiva.
  • No fomentar actitudes de autocompasión, es decir, evitar lamentarse de su situación, intentar mantener canales de comunicación con sus allegados.
  • Procurar salir todos los días, y ver gente, entender que no representan un peligro real, si mantiene una distancia higiénica.
  • Hacer ejercicio físico que le sirva para relajarse, cansarse y mantener una rutina de sueño.
  • Ser selectivo en el canal de información, que sea necesario, pero no exhaustivo.
  • Y entender que la crispación, la hostilidad y la agresividad no van a mejorar ni a favorecer su estado de ánimo, yo creo que estamos en un momento en que debemos explorar en nuestro interior y encontrar nuestra “mejor versión” y tener confianza en que tenemos recursos emocionales y vitales suficientes para poder adaptarnos a la realidad actual.
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By Dra. Pilar Iglesias Souto
Psychology

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